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La integración regional a través de las ciudades fronterizas del Río de la Plata. Melisa Solange Wilson

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LA INTEGRACIÓN REGIONAL A TRAVÉS DE LAS CIUDADES FRONTERIZAS DEL RÍO DE LA PLATA

por Melisa Solange Wilson

LA INTEGRACIÓN REGIONAL A TRAVÉS DE LAS CIUDADES FRONTERIZAS DEL RÍO DE LA PLATA

Melisa Solange Wilson

ABSTRACT

The border is a space that goes beyond limits, it allows villages to interact with each other and to solve mutual interest problems. The Argentinian-Uruguayan border space is divided into two sections, being differentiated the platense section from the Uruguayan section. The first one is a shared space between Argentina and Uruguay that exerts its influence on the national capitals due to their nearness. The shared rivers between the states are important not only because of the economic resources that they provide, but also due to the mutual bonding that is propitiated, being the riverside towns cause and consequence of this integration.

KEYWORDS: International participation - Local governments - Argentina.

RESUMO

A fronteira é um espaço que vai além dos limites, ela permite que as vilas interajam entre si e resolvam problemas de interesse mútuo. O espaço da fronteira Argentina-Uruguaia é dividida em duas seções, sendo diferenciadas pelas partes argentina e uruguaia. A primeira é um espaço compartilhado entre a Argentina e o Uruguai que exerce influência nas capitais nacionais devido a sua proximidade. Os rios compartilhados entre os Estados são importantes, não somente por causa dos recursos econômicos que eles proporcionam, mas por causa do vínculo mútuo que é propiciado, sendo as cidades ribeirinhas causa e consequência dessa integração.

PALAVRAS-CHAVE: Participação internacional - Governos locais - Argentina.

Resumen

LA INTEGRACIÓN REGIONAL A TRAVÉS DE LAS CIUDADES FRONTERIZAS DEL RÍO DE LA PLATA

Melisa Solange Wilson

La frontera es un espacio que va más allá de los límites, permiten interactuar a los pueblos y resolver temas de interés mutuos. El espacio fronterizo argentino-uruguayo se divide en dos tramos, diferenciados el tramo platense del tramo uruguayo, siendo el primero un espacio compartido entre Argentina y Uruguay que ejerce su influencia sobre las capitales nacionales, debido a su cercanía. Los ríos compartidos entre Estados revisten importancia no sólo por los recursos económicos que proveen, sino porque propician la vinculación entre ambos, siendo las ciudades ribereñas causa y consecuencia de esta integración.

PALABRAS CLAVE: Participación Internacional - Gobiernos locales - Argentina.

La frontera es un espacio complejo que va más allá de los límites, y está representada por una zona en la que generalmente interactúan comunidades vecinas y sus respectivos gobiernos. Estas interacciones pueden ser formales o informales, tanto cooperativas como competitivas (Dachary, 2012) (Zeraoui, 2011). La participación de la población como actor de las Relaciones Internacionales en los procesos de integración fronteriza, constituye un elemento que potencializa y posibilita los procesos de diálogo entre los Estados para la resolución de problemas. La frontera constituye, entonces, un espacio que posibilita y reclama de procesos de integración entre Estados vecinos (Londoño, 2015).

Los factores geográficos toman relevancia en los estudios de frontera, y constituyendo elementos que pueden potencializar los procesos de integración y cooperación. Los recursos naturales compartidos en la frontera pueden ser una fuente de conflicto o de cooperación por motivos de su aprovechamiento. Para evitar conflictos y dar un mejor uso a estos recursos compartidos, debe darse una administración compartida por parte de los Estados (Londoño, 2015) (Monteiro, 2010).

INTRODUCCIÓN

El presente trabajo se enmarca en la teoría de Relaciones Internacionales denominada Interdependencia Compleja, la cual se basa en conexiones transnacionales y la ampliación de una agenda cada vez más diversificada con nuevos temas de interés y sujeta a la participación de actores no estatales. La interdependencia explica la dependencia mutua, destacándose los canales múltiples que conectan sociedades en la que se introduce la cooperación bilateral. Se aborda la paradiplomacia desde diversos ejes, la acción internacional (transnacional) de los gobiernos subnacionales, las estrategias de internacionalización de las ciudades y las potencialidades de integración fronteriza y regional de las ciudades argentinas y uruguayas que comparten el río de la Plata.

Objetivo general

Analizar el rol de las ciudades argentinas y uruguayas fronterizas del río de la Plata en el marco de procesos de integración transfronteriza, en vistas del desarrollo regional.

Objetivos específicos

• Analizar los casos de integración regional y transfronteriza en las que se insertan las ciudades fronterizas del río de la Plata y rol de los gobiernos locales. • Describir la participación de las ciudades fronterizas en los comités de frontera argentina-uruguaya y en redes de ciudades.

LA FRONTERA COMO FACTOR DE COMUNICACIÓN E INTEGRACIÓN

LOS RECURSOS HÍDRICOS COMO CANAL QUE CONECTA A NUESTRAS SOCIEDADES. EL CASO DEL RÍO DE LA PLATA

Aunque en la frontera puede haber diversos recursos compartidos, el agua resulta fundamental por su valor de uso y la importancia que representa para la población, destacando que su curso no diferencia límites políticos entre los Estados. En este sentido, el Río de la Plata merece especial atención, ya que ha sido históricamente motivo de unión y de separación de los pueblos argentino y uruguayo. De unión, porque es un dato geográfico compartido por los habitantes de ambas márgenes, que viene a sumarse a las similitudes culturales, étnicas e históricas que nos enlazan en un destino común con el Uruguay. De separación, por el hecho de ser el estuario más ancho del mundo, lo cual ha dificultado históricamente el incremento de los vínculos de todo tipo, pero especialmente los económicos que hacen al intercambio comercial, turístico, la integración y la complementación económica (Raimundi y Lovelli, 1998).

Alfredo Errandonea (1978), en un trabajo pionero realizado desde un abordaje sociológico, plasmaba un diagnóstico sobre las condiciones sociales de los centros urbanos fronterizos localizados en el escenario de la Cuenca del Plata. En este abordaje que la comprende como sistema de cuenca regional, plantea que frente a las dificultades para la implementación de la integración en América Latina, una alternativa adecuada para esa estrategia puede hallarse en los procesos de integración locales subregionales en zonas fronterizas adyacentes. Es decir, la posibilidad de que

…los elementos requeridos para el desencadenamiento de procesos integrativos subregionales… capaces de movilizar factores de integración más global, se den en torno a una cierta motivación en que confluyen los intereses sectoriales, locales, nacionales, regionales, con la también convergente percepción de necesidad para todos los intereses y la obligada consecuencia de cooperación” (Ríos, 2014:54).

La Cuenca del Plata es una de las más extensas del mundo, ubicada en la región Centro meridional del continente sudamericano. Constituye un sistema hídrico con gran diversidad y productividad biológica y alberga el mayor corredor de humedales de América del Sur. Allí se encuentra el Río de La Plata, y abarca aproximadamente tres millones doscientos veinticinco mil quilómetros cuadrados, pertenecientes a cinco Estados (Argentina, Bolivia, Brasil, Paraguay y Uruguay) (Comité Intergubernamental de la Cuenca del Plata, 2020) (Piombo, 2012). La subcuenca que incluye a Buenos Aires y Montevideo es la segunda más poblada de la mencionada cuenca, en donde viven unas 25 millones de personas (Comité Intergubernamental Coordinador de los Países de la Cuenca del Plata, 2017).

El espacio fronterizo argentino-uruguayo (EFAU) se divide en dos tramos, cada uno de los cuales remite a un río diferente, el primero confluente en el segundo. Hacia el norte se encuentra el tramo del río Uruguay, río cuyas nacientes se ubican en territorio brasileño, que en su mayor parte es estrecho. Esta característica permite la proximidad entre las fronteras nacionales, la vecindad entre sus ciudades e interacciones fronterizas facilitadas por la existencia de puentes internacionales. Hacia el sur/sureste, el río Uruguay desemboca en el Río de la Plata, cuyas márgenes se encuentran a grandes distancias, como es el caso de Buenos Aires que se encuentra a unos 50 km de Colonia. De esta manera se pueden diferenciar el tramo del Río Uruguay o uruguayo, del tramo del río de la Plata o platense. Este segundo tramo fronterizo de 392 km ejerce su influencia sobre las capitales nacionales gracias a su proximidad, en comparación con otros espacios fronterizos (Instituto Geográfico Nacional, 2020) (Silva, 2017 y 2020). En total, actualmente existen 13 pasos fronterizos entre Argentina y Uruguay, tres de ellos multimodales (Instituto Geográfico Nacional, 2020).

El creciente derecho internacional del agua dulce, al igual que las leyes nacionales y locales en la materia, crean un marco de referencia dentro del cual se pueden mejorar, simplificar y asegurar en el terreno el compartir beneficios, la participación de partes interesadas, los procesos institucionales y la puesta en práctica general de la gestión de aguas transfronterizas (UICN, 2008). No existe en la actualidad un cuerpo único de leyes de carácter internacional que regule la actividad y protección de los recursos hídricos compartidos. Ello habilita a que los recursos citados sean regulados en forma bilateral o multilateral por los Estados que forman parte de sistema hídrico en cuestión, lo que genera

LA LEGISLACIÓN SOBRE CURSOS DE AGUA QUE SIRVEN COMO FRONTERA

una dificultad adicional a los esfuerzos por lograr una gestión integral de los recursos basada en la cooperación internacional. En tal marco se realizan convenios, acuerdos y tratados que, aplicables a casos determinados, abarcan la navegación, la hidroelectricidad, la calidad del agua y la distribución general de los recursos (Bono, 2004). A cuya regulación contribuye la Convención sobre el Derecho de los usos de los cursos de agua internacionales para fines distintos de la navegación de 1997. El uso y aprovechamiento común de espacios fronterizos con sus respectivos recursos debe complementarse con la protección del medio ambiente ya que los cursos de agua internacionales no sólo corren riesgo de convertirse en un bien escaso y en cauces de contaminación. Deben administrarse buscando el desarrollo regional y planificarse a partir de una política común de administración de los territorios fronterizos, de allí la necesidad de establecer un marco jurídico que asegure la protección de las aguas de manera sostenible, con utilización y participación equitativa del curso de agua internacional en los territorios. Implica tanto el derecho de cada Estado ribereño a participar en la utilización del curso de agua internacional, como la obligación de cooperar, teniendo en cuenta los intereses de los demás Estados del curso, mediante el intercambio de información y adopción de medidas conjuntas y arreglo de controversias (Díez, 2013).

La Cuenca Hidrográfica Internacional, reconocida como una “zona geográfica que se extiende por el territorio de dos o más Estados determinada por la línea divisoria de un sistema hidrográfico de aguas superficiales y freáticas que fluyen hacia una salida en común”, tiene el destacado rol para participar en los procesos de cooperación y de sustentar un nuevo entendimiento de frontera, establecer mecanismos de diálogo y coordinación con los Estados vecinos para el desarrollo local (Londoño, 2015). Al reconocer que los Estados ribereños tienen una meta global común –sustentar un sistema fluvial saludable y productivo-, se pueden armonizar las prioridades nacionales e internacionales. Entonces, habrá una nueva agenda binacional de cooperación que proporciona beneficios que no pueden lograrse (o no pueden lograrse a un costo razonable) por medio de agendas nacionales independientes, y la cooperación se convertirá en una prioridad nacional para ambas naciones (UICN, 2008). La pertinencia de los procesos de cooperación e integración fronteriza se sustenta en el nuevo entendimiento de frontera y en la necesidad de establecer mecanismos de diálogo y coordinación entre Estados para el desarrollo local (Londoño, 2015). La vinculación del Derecho de Aguas con el Derecho Internacional Ambiental aplicados a los estados del MERCOSUR, permite retomar la mirada geo-estratégica de la Cuenca del Plata y desde este enfoque potencializar el proceso de integración regional a través de prácticas consuetudinarias y de regulaciones tanto del derecho interno como del internacional (Capaldo, 2010).

LA INTEGRACIÓN REGIONAL A PARTIR DE LOS GOBIERNOS SUBNACIONALES

En la región latinoamericana, las fronteras constituyen en general espacios periféricos débilmente integrados a la economía nacional. Por ello se ha apostado a desarrollar la integración como un objetivo esencial para la toma de decisiones en las relaciones bilaterales de países limítrofes (Subsecretaría de Planificación Territorial de la Inversión Pública, 2011). Pero es allí donde actúan internacionalmente los gobiernos no centrales de diferentes niveles del Estado y se relacionan las comunidades fronterizas, dando lugar a la cooperación transfronteriza que resulta estratégica para los actores que se encuentran en los territorios contiguos de Estados diferentes, tal es el caso de las ciudades fronterizas argentinas y uruguayas que comparten el Río de la Plata. Estos actores poseen la capacidad de promover una integración desde abajo –bottom up–, fomentando una gobernanza multinivel. Los fenómenos de la globalización, descentralización y la gobernanza multinivel han permitido a los gobiernos no centrales participar en estos procesos, desarrollando proyectos de microregionalismo. En la región latinoamericana y uno de sus principales procesos de integración -el MERCOSUR-, se debe abordar sistemáticamente una visión multidimensional, es decir, política, económica, social y cultural, a la par de consolidar un modelo de convivencia y cohesión regional, que se ajuste al objetivo prioritario del desarrollo. Esta integración llevada a cabo principalmente por los gobiernos subnacionales, quienes permiten acelerar la congruencia de la ciudadanía y la reducción de las asimetrías regionales, transformándose en un prototipo dinamizador y reactivador del proceso (Alvaredo y Arzamendia, 2020).

Los gobiernos locales han instalado su propia agenda en el sistema internacional a través de diversos mecanismos de gobernanza multinivel o experiencias paradiplomáticas. La interacción entre los procesos de integración regional y la integración subnacional, genera una relación interdependiente y de constante retroalimentación. Duchacek (1990) clasifica las actividades de los gobiernos no centrales en tres categorías, -siendo las dos primeras aplicables al presente trabajo-, estas son: la paradiplomacia regional o fronteriza, donde los contactos se dan entre gobiernos subnacionales contiguos; una paradiplomacia trans regional, en los cuales los contactos se dan entre gobiernos subnacionales no contiguos pero cuyos Estados sí lo son; y la paradiplomacia global, con contactos directos con gobiernos subnacionales y gobiernos centrales en lugares

distantes (Zeraoui, 2011). La paradiplomacia transfronteriza refiere a una colaboración entre autoridades subnacionales más allá de los límites fronterizos nacionales, que permite la participación y actuación conjunta y en forma de red de los actores públicos y privados del territorio a ambos lados de la frontera. Los estudios desarrollados por el Centro Studi di Politica Internazionale (Cespi) indican que la paradiplomacia transfronteriza se ve favorecida cuando existen tres condiciones fundamentales: que los territorios comprendidos participen en un proceso de conectividad física; que haya un acuerdo político de alto nivel entre los países involucrados, que se materialice en algún marco institucional que ordene sus relaciones; y que se reconozca la participación de los gobiernos subnacionales fronterizos, que articula los actores locales, como instancia institucional necesaria para una buena gobernanza. De tal manera se fortalece la representatividad de los distintos grupos de interés y de la sociedad civil, alojados en su dimensión horizontal en la que se puede derivar una matriz relacional destinada a estimular la paradiplomacia transfronteriza, donde la acción internacional de los gobiernos locales se constituye en un elemento de articulación (Oddone, 2018).

El Tratado de la Cuenca del Plata, firmado en Brasilia en 1969 (y ratificado un año después) por los países que la comparten (Argentina, Bolivia, Brasil, Paraguay y Uruguay), constituye un esquema especial de integración. Su objetivo es afianzar la institucionalización del sistema de dicha Cuenca, mancomunar esfuerzos para el aprovechamiento de los recursos naturales y promover el desarrollo armónico y la integración física. Para alcanzar estos objetivos se ha pretendido identificar áreas de interés común y ejecutar instrumentos jurídicos necesarios que propendan a la utilización racional del recurso agua en la Cuenca (Comité Intergubernamental de la Cuenca del Plata, 2020). El tratado no sólo estableció el marco legal para la protección ambiental y desarrollo sostenible de los usos y recursos del Río de la Plata y su frente marítimo, sino que puso fin a una serie de controversias entre argentinos y uruguayos acerca de por dónde debía pasar el límite que separase las zonas de jurisdicción de cada país en el río, controversias surgidas a raíz de que, cuando ambos países nacieron, en el siglo XIX, no se habían determinado sus límites al interior de los cursos de agua que separaban ambos Estados, con lo que no estaba claro que porción del Río de la Plata correspondía a cada Estado ribereño (Dos Orillas para la Integración Regional, 2021).

Diversos hitos históricos han permitido a Argentina y Uruguay integrarse gracias a los ríos compartidos. Se destaca la Elaboración del marco jurídico del Río Uruguay (1946), que sirvió como base para futuros acontecimientos, entre ellos el Tratado de Límites de 1961 (Briceño, 2015). En conformidad al mencionado Tratado, ambos países establecieron que dicho río se extendiera desde el paralelo de Punta Gorda hasta una línea recta imaginaria, denominada límite exterior del Río de la Plata. El acuerdo internacional previó el establecimiento de dos Comisiones binacionales: la Comisión Administradora del Río de la Plata y la Comisión Técnica Mixta del Frente Marítimo. Estas Comisiones -que comenzaron a funcionar en 1976- son organismos internacionales gubernamentales, con personalidad jurídica. En la región existen otras Comisiones binacionales argentino-uruguayas que refieren a otros sectores de la Cuenca del Plata, tales como la Comisión Administradora del Río Uruguay (CARU) y la Comisión Técnica Mixta de Salto Grande en el Río Uruguay, y el Comité Intergubernamental Coordinador de los Países de la Cuenca del Plata (CIC), un organismo multilateral regional cuyo ámbito geográfico de competencia comprende las cuencas del Paraná, Paraguay, Uruguay y Salado (Comisión Administradora del Río de la Plata, 2005) (Instituto Geográfico Nacional, 2020).

A partir de la Declaración de Colonia sobre integración económica y social entre Argentina y Uruguay en 1985, se rearmó el Convenio Argentino–Uruguayo de Cooperación Económica (CAUCE), modificado en 1989, permitiendo implementar una serie de medidas de integración fronteriza. Por un lado, se puso en marcha el control único de frontera, y se decidió la conformación de Comités de Frontera presididos por los cónsules de ambos países en las respectivas jurisdicciones e integrados por los representantes de todos los organismos sociales con competencia en las zonas de frontera (Briceño, 2015). Posteriormente, se puso en ejecución la Comisión para el Desarrollo de la Frontera argentino-uruguaya (CODEFRO) creada en 1987, conducida por las respectivas Cancillerías, cuyo objetivo es profundizar la cooperación política y económica bilateral destinadas al desarrollo y la integración de su frontera común para atender asuntos aduaneros, migratorios, sanitarios, de transporte, culturales y turísticos en tres puntos de frontera. Este organismo binacional procura para

ANTECEDENTES DE LA INTEGRACIÓN BINACIONAL ENTRE ARGENTINA Y URUGUAY: EL ROL DESTACADO DE LAS CIUDADES FRONTERIZAS

esta región fronteriza, mecanismos que favorezcan una mayor articulación productiva, tecnológica, ambiental y social de mutuo beneficio (ALADI, 2001) (Comisión Administrativa del Río Uruguay, 2017).

Además, en el marco del Tratado de la Cuenca del Plata se han integrado y suscripto una serie de acuerdos complementarios que crearon instituciones y agencias con competencias específicas en la cuenca, debido a que el mencionado Tratado reconoce la posibilidad de otros acuerdos binacionales o trinacionales independientes para atender temas de interés específico de sus miembros, lo que da lugar a numerosos organismos y programas. En este sentido, en 2001, los gobiernos de los países que integran la Cuenca a través del Comité Intergubernamental Coordinador de los Países de la Cuenca del Plata (CIC), decidieron concertar un Programa de Acción, buscando identificar y priorizar problemas comunes y sus causas, enfrentándolos en forma conjunta, donde los recursos hídricos juegan un papel clave (Comité Intergubernamental Coordinador de los Países de la Cuenca del Plata, s.f.).

Otro proyecto destacado ha sido el que contemplaba la creación de un puente que conectara Buenos Aires y Colonia. Diversas razones habían postergado su realización hasta la firma del Tratado del Río de la Plata, que creó la Comisión Administradora del Río de la Plata. En 1996, el proyecto debía ser refrendado por los Congresos de ambos países para su construcción, pero a pesar de ello, el proyecto no se concretó (Raimundi y Lovelli, 1998).

Cabe mencionar que la firma del hermanamiento entre las ciudades de Buenos Aires y Montevideo a partir de la Resolución n° 32524 del año 1975 dio pie a futuros acuerdos, declaraciones y convenios entre ambas localidades. Posteriormente a este, mediante el Convenio N° 13/1996 y promulgada por la Ley N° 687 de la Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, se estableció la Declaración Marco sobre cooperación entre el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y la Intendencia Municipal de Montevideo con el objeto de promover la cooperación para el conocimiento y bienestar mutuo en todos los sectores de interés común, siendo estos los ámbitos de las relaciones internacionales; la gestión urbana; la educación y la cultura; el deporte y el turismo con el espíritu de ratificar y ampliar los alcances del compromiso asumido por ambos municipios en ocasión de la firma del Convenio de Montevideo del año 1991. El Convenio Marco de Cooperación entre ambas partes en el año 2011, -siguiendo al Convenio del año 2007-, destaca la importancia de las ciudades en el escenario internacional y los procesos de cooperación entre los gobiernos locales y establece que el MERCOSUR ha adquirido una especial relevancia, en el que las respectivas ciudades, debido a su cercanía, llaman a sus ciudadanos a profundizar la dimensión social, cultural y políticas. En tal contexto, se promueven actividades conjuntas e intercambios de experiencias, información y conocimientos entre los gobiernos con el objeto de fortalecer e incrementar las relaciones entre las ciudades y profundizar los vínculos ya existentes en los sectores de interés mencionados anteriormente, e incluyendo también a los ámbitos de política internacional, salud, medio ambiente, desarrollo urbano e infraestructura (Gobierno de Buenos Aires, 2021).

LOS COMITÉS DE FRONTERA Y LAS REDES DE CIUDADES COMO EXPRESIONES DE LA INTEGRACIÓN REGIONAL

La integración regional es considerada prioritaria en las agendas públicas de los países involucrados (nacionalmente) y en los casos en que los gobiernos no centrales consideran prioritarias las relaciones con sus vecinos (localmente) (Oddone, 2019). Una expresión de ello, es la creación de Comités de Integración o también llamados Comités de Frontera, que se han expandido desde mediados de la década de 1980 para encauzar decisiones derivadas de acciones conjuntas que comprometan las jurisdicciones políticas internas de cada país. Estos son encuentros binacionales que se realizan en las áreas de frontera, buscando ejecutar proyectos y asuntos referentes a manifestaciones culturales, políticas, económicas y sociales de las poblaciones fronterizas. Uno de sus principales objetivos es la coordinación bilateral destinada a proporcionar procedimientos y soluciones a los problemas de tráfico fronterizo de personas, vehículos y bienes, para promover la cooperación, integración y el desarrollo de las áreas de frontera (Calleja y Safarov, 2007).

El único Comité de Frontera entre Argentina y Uruguay que se encuentra en el Río de la Plata es el de Tigre-Carmelo, órgano binacional que fue creado en 2011 y posee cuatro comisiones de trabajo, Facilitación fronteriza, Infraestructura, Comercio y Producción, y Políticas sociales para lograr sus objetivos (Cancillería Argentina, 2012). En lo que respecta a la ciudad de Buenos Aires, está conectada con Montevideo, Colonia y Carmelo (vecina a Tigre) por puentes fluviales que atraviesan el río. Este contexto determina un espacio geográfico que se destaca por la importancia de las relaciones entre la población de ambas riberas (Comisión Administradora Bicameral de Biblioteca del Congreso de la Nación, 2013) (Instituto Geográfico Nacional, 2020).

Las redes de ciudades, por su parte, conforman los microsistemas urbanos binacionales articulados por puentes internacionales y constituyen piezas claves en la organización del espacio fronterizo. La proximidad geográfica entre las localidades, estimulan el comercio regional fronterizo y el turismo, entre otras interacciones cotidianas (Silva, 2017). La Red Mercociudades -en la que participan varias ciudades argentinas y uruguayas-, se enmarca en la Unidad Temática de Integración de Frontera (UTIF), creada en la Cumbre de Porto Alegre en 2013 con el propósito de mejorar las condiciones de vida de quienes habitan en las fronteras, que por su localización alejada de las grandes metrópolis urbanas, no reciben la atención debida. Un antecedente de la participación conjunta de Argentina y Uruguay en la red, fue la Jornada de Ciudades Hermanas, denominada “El río nos divide, la hermandad nos une” a través de la representación de Colonia (Uruguay), Quilmes y Tigre (Argentina), la cual tuvo como objetivo elaborar una agenda de trabajo que involucre a ciudades costeras de la región rioplatense con el fin de promover la integración fronteriza. Esta Jornada se suma al Convenio de Cooperación y Hermanamiento que Quilmes y Colonia firmaron en 2014 con líneas de acción conjuntas vigentes hasta nuestros días (Mercociudades, s.f.).

La Red de Ciudades Suramericanas, por su parte, pretende servir como plataforma de diálogo político entre las ciudades, que fomente la integración y permita el intercambio de experiencias a fin de buscar soluciones conjuntas. Sus miembros fundadores son las capitales de los países suramericanos, entre ellas Buenos Aires y Montevideo. Montevideo ha llevado adelante una sostenida política en materia de acciones internacionales por más de 30 años, siendo pionera en este rubro y una de los principales nodos de redes de América Latina y de los más reconocidos del mundo. Fundadora de la Red de Mercociudades, miembro fundador de la Unión de Ciudades Capitales Iberoamericanas (UCCI), Alianza AL-LAs, Metrópolis, la red mundial CGLU para América Latina, la Red Mundial de Ciudades, Ciudades y Gobiernos Locales Unidos, el Programa de 100 Ciudades Resilientes, entre otras. Cabe destacar que con Buenos Aires hay sinergias profundas y extensas (Intendencia de Montevideo, 2018 y Mercociudades, 2020). Buenos Aires, también participa en la Federación Latinoamericana de Ciudades, Municipios y Asociaciones de Gobiernos Locales (FLACMA) y otras iniciativas temáticas, tales como el C40, un grupo de Liderazgo Climático (Gobierno de Buenos Aires, 2021). Las áreas metropolitanas de Buenos Aires y Montevideo concentran la mayor parte de las actividades industriales y de servicios, y representan las cabeceras de importantes redes de transporte y de comunicación de sus respectivos países. La dinámica socioeconómica de ambas áreas metropolitanas, genera procesos de degradación ambiental en cuencas y áreas costeras, en las cuales también coexisten situaciones de marginación social. Las actividades turísticas, por su parte, se concentran sobre el espacio costero y ribereño del Río de la Plata y su Frente Marítimo, el cual representa el umbral de la principal vía de transporte fluvial, comunicando los importantes puertos de Buenos Aires y Montevideo, con los de la Cuenca del Plata y el Río Uruguay entre sí, y con las vías marítimas hacia importantes centros comerciales (Información Legislativa, 2005).

Otra iniciativa relevante y reciente es el Acuerdo entre Localidades Fronterizas Vinculadas del MERCOSUR, cuyo objetivo es facilitar la convivencia e impulsar su integración mediante el otorgamiento de un trato diferenciado a sus pobladores en materia económica, de tránsito, régimen laboral y de acceso a los servicios públicos de salud, educación, cultura, entre otros. En el marco de este acuerdo, los Estados podrán, de forma bilateral o trilateral, convenir los beneficios de sus respectivos Estados a los residentes permanentes y/o regulares de otras nacionalidades (MERCOSUR, 2019). Siguiendo al autor Briceño Monzón (2015), el objetivo buscado en las zonas de integración fronteriza es el desarrollo regional, el bienestar de las poblaciones locales y la implementación de iniciativas que requieren la participación de estas sociedades. Es necesario impulsar el fortalecimiento de las administraciones fronterizas e instituciones y otras organizaciones no gubernamentales de estos territorios, de tal forma que el proceso de integración fronteriza represente un beneficio mutuo para los países y localidades fronterizas. Para ello, en las respectivas agendas, deben incluirse a los diferentes y múltiples actores que participan en la frontera.

CONCLUSIÓN

En este trabajo se han destacado las similitudes que poseen las ciudades de frontera, desde las características comunes que su cotidianeidad compartida manifiesta, hasta la vinculación económica-comercial que facilita su comunicación y vinculación. El rol de los gobiernos subnacionales es clave para el logro de los objetivos delineados, tanto locales, nacionales como establecidos en conjunto, y respondiendo a las demandas específicas de esta las respectivas sociedades.

La importancia de los ríos compartidos por diferentes Estados, no sólo se expresa en los recursos económicos que proveen, sino también en la mayor vinculación entre los países, destacando a las ciudades ribereñas tanto causa como consecuencia de esta integración. En el marco del Tratado de la Cuenca del Plata, a lo largo de los años, han sido numerosos los esfuerzos entre los países parte en el proceso para integrarse. Aun así, queda mucho por implementar atendiendo a los desafíos propios de las fronteras, en vistas de un mayor desarrollo de la región y cuya expresión concreta se da en los Comités de Frontera. El Río de la Plata se destaca por ser el más ancho del mundo, lo que genera numerosos desafíos, entre ellos, que las zonas de mayor distancia entre ciudades, suele complejizar la integración entre estas localidades.

El hecho de que las ciudades capitales argentina y uruguaya sean vecinas, les permite posicionarse regionalmente de manera más firme y facilita la ejecución de estrategias y proyectos comunes. La importancia de la cooperación de las ciudades y su participación en redes, teniendo presente que Buenos Aires y Montevideo comparten membresía en varias de ellas, se ven expresadas en algunas referencias de este trabajo. La creciente importancia en el escenario internacional y regional de estos actores subnacionales, los esfuerzos por hacer frente a problemáticas comunes e insertarse internacionalmente, son características en crecimiento de este siglo XXI, especialmente por las dificultades que estamos atravesando en estos tiempos.

MELISA SOLANGE WILSON

Licenciada en Relaciones Internacionales por la Pontificia Universidad Católica Argentina (Paraná), Maestranda en Relaciones Internacionales y miembro de Grupo de Jóvenes Investigadores del Instituto de Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional de La Plata. Diplomanda de posgrado en “Bases y Herramientas para la Gestión Integral del Cambio Climático” por la Universidad Nacional de Quilmes.

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