El gran reto de lograr un mercado laboral de calidad

Nada más iniciarse este 2023 conocíamos las cifras anuales del paro, que han alcanzado su punto más bajo desde 2008, cuando estalló la crisis inmobiliaria y financiera. En diciembre se contabilizaron un total de 2.224 personas menos en las oficinas de empleo del Baix Llobregat con respecto al mismo mes del año anterior, lo que significa un decremento interanual del 6%.

En 2021, el papel que jugaron los Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTEs) fue clave para contener la destrucción de ocupación tras los efectos provocados por la pandemia; así como las ayudas para trabajadores autónomos, las bajas por incapacidad temporal fruto del COVID-19 o los créditos ICO. Todas estas medidas, impulsadas por el Gobierno central, demostraron su efectividad y fueron trascendentales para evitar despidos masivos o que muchas empresas y negocios de toda la vida tuvieran que bajar definitivamente las persianas.

Ahora, con los datos de 2022 en la mano, parece que podemos decir lo mismo -aunque con prudencia- de la Reforma Laboral, que entró en vigor hace poco más de un año tras el acuerdo histórico alcanzado entre el ejecutivo español, la patronal y los sindicatos, después de meses de intensas y duras negociaciones. Un nuevo marco legal consensuado que contrastaba con la norma que sacó adelante el Partido Popular en el año 2012, la cual sirvió para abaratar el despido y comportó una mayor temporalidad y precariedad.

Estos dos males endémicos de nuestro envejecido mercado laboral han mejorado considerablemente. Según CCOO, la contratación indefinida en el Baix Llobregat ha aumentado un 97% respecto al año pasado y los contratos temporales se han reducido en un 42,5%. Además, también crece la población asalariada indefinida a jornada completa.

Sin embargo, todavía quedan muchas deficiencias por resolver en nuestro mercado de trabajo y modelo productivo. Y una de las que más apremia es, sin duda, la creciente devaluación de los salarios. El estallido de la guerra de Ucrania y la escalada de precios generalizada, con un mayor efecto sobre la electricidad, los carburantes y los alimentos, -todo ello provocando un aumento desmesurado de la inflación-, están dejando muy mermada la capacidad adquisitiva de la clase trabajadora, ya que los incrementos salariales se encuentran muy alejados del aumento de precios.

Y aunque el ejecutivo estatal ha puesto en marcha diferentes medidas para frenar esta situación, como topar el precio del gas; la rebaja del IVA del 4 al 0% en productos alimentarios de primera necesidad; la prórroga en la gratuidad de los bonos para los trenes de Cercanías y media distancia, o la ayuda de 200 euros para familias con rentas inferiores a 27.000 euros, es imprescindible abordar de forma más decidida la cuestión del incremento salarial para garantizar unas condiciones de trabajo dignas.

El desempleo juvenil es otro de los graves problemas enquistados desde hace años a los que hay que hacer frente sin más dilación. El panorama es realmente preocupante, ya que, según los últimos datos publicados por Eurostat, España es el segundo país de la UE (por detrás de Grecia) con la tasa de paro más elevada entre los jóvenes. De ahí la importancia de prestigiar la Formación Profesional e impulsar con mucho más ímpetu la FP Dual, vinculándola con las necesidades reales de ocupación de los sectores productivos que están presentes en nuestro territorio.

Asimismo, también hay que seguir caminando con paso firme para superar la todavía existente y vergonzosa brecha de género y forzar a las empresas a cumplir con la obligación -por ley- de disponer de planes de igualdad, porque son muchas las que aún no lo han hecho.

Y, por último, pero no menos importante, debemos seguir apostando firmemente por transformar la economía, para que ésta sea más sostenible, más tecnológica y más productiva. En definitiva, se trata de generar una ocupación de calidad y, por este motivo, hay que saber aprovechar los retos que comporta la transición energética y verde. Los fondos Next Generation UE son, sin duda, una gran oportunidad para destinarlos a aquellos sectores o proyectos tractores y de futuro, por lo que es inexcusable sacarles el máximo partido.

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