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Acerca del autor y su obra

Escuchar el nombre de Olegario Vázquez Raña es sinónimo de negocios y empresas. De olimpismo y deporte. Del gran ser humano que apenas con 9 años empezó a trabajar en la tienda de sus padres. Del ejemplar hombre de familia.

En este libro nos regala sus vivencias dentro de lo que fueron unos de sus grandes amores: el tiro deportivo y el mundo olímpico, donde llegó a ser uno de los excepcionales miembros del coi con una carrera de atleta olímpico en su expediente.

Esta obra autobiográfica será un atractivo documento para los seguidores del deporte, gracias a los testimonios de una de las más importantes personalidades deportivas de América.

Anécdotas personales desde los años difíciles de la infancia de la mano de sus padres inmigrantes gallegos y junto a sus otros cinco hermanos, Aurelio, Sara, Mario, Apolinar y Abel.

Relatos de cuando tomó un arma por primera vez en un campo de tiro, vivencias de sus récords mundiales, sus incursiones en los Juegos Olímpicos, sus medallas en los Juegos Panamericanos y Juegos Centroamericanos y del Caribe y su paso por campeonatos mundiales, están reflejados en estas páginas.

Alegrías y sinsabores en el camino hacia la presidencia de la Federación Internacional de Tiro Deportivo y sus aportes como timonel de ese organismo por casi cuatro décadas; y su influyente participación en el movimiento olímpico internacional, destacan entre las exposiciones del autor al certificar el legado de más de sesenta años dedicados al deporte primero como atleta y luego como directivo.

En su obra, marcada por su lenguaje coloquial y muy natural, como sello de su personalidad, el Presidente Honorario Vitalicio del Comité Olímpico Mexicano revela hechos inéditos de los que fue protagonista como miembro del coi y principal dirigente del tiro mundial.

Estas memorias deportivas nos acercan al papel de Olegario Vázquez Raña en el proceso de reformas del coi tras el escándalo de corruptelas a finales del siglo xx, en el apoyo a los deportistas, en la lucha contra los boicots a los Juegos Olímpicos, en la necesaria comercialización y la ineludible universalidad.

La representación gráfica que acompaña el texto puede considerarse en gran parte exclusiva y resume hechos que se integran a la herencia deportiva de uno de los mexicanos prominentes en el mundo olímpico.

Tuvo el privilegio de conocer a los últimos cinco presidentes del coi, Avery Brundage, Lord Killanin, Juan Antonio Samaranch, Jacques Rogge y Thomas Bach, aunque fue con los últimos tres con quienes tuvo el privilegio de trabajar estrechamente y fomentar una sólida amistad.

La devoción por la familia se asoma de forma recurrente en estas páginas que corroboran el tiempo dedicado a la atención de sus hijos Olegario, María de los Ángeles y Mónica, junto a su esposa María de los Ángeles Aldir. Ésa es otra de las enseñanzas de este libro.

En sus comentarios y valoraciones en Mi vida en el deporte, Olegario Vázquez Raña confirma el soporte decisivo que siempre representó su compañera en sus principales decisiones.

Estas memorias ven la luz en el año del aniversario 45 de su medalla de oro y su último récord mundial, en los históricos Juegos Panamericanos de México, de los 25 años de su ingreso al coi, de los 40 de su elección como presidente de la Unión Internacional de Tiro, y de su cumpleaños 85.

Un año en que nadie imaginó que una terrible pandemia cambiaría al mundo y el deporte, y que le pasó factura a los Juegos Olímpicos en Tokio, obligando por primera vez en la historia a su postergación y como consecuencia también provocó que Olegario Vázquez Raña aplazara su viaje a la capital nipona donde reviviría, 56 años después, los recuerdos de su debut como atleta olímpico.

Lo que no pudo la pandemia mundial fue impedir, en medio de la amenaza de la letal enfermedad en España, que Olegario Vázquez Raña viajara a Galicia para recibir el reconocimiento de los colegios Miraflores, una institución de comprometida labor social y que han recibido por años un decisivo protectorado y apoyo continuo del empresario y olímpico mexicano.

Valores esenciales, especialmente humanos, han definido el legado de Olegario Vázquez Raña resumidos en Mi vida en el deporte, testimonio de gran valor para el olimpismo nacional.