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Vacunas y COVID-19

Ante las infecciones de diferentes agentes, como los virus, de forma natural el cuerpo produce una respuesta inmunológica que puede ser la producción de inmunoglobulinas (defensas) o anticuerpos (Ac), que se unen de forma específica a un antígeno (Ag). Mediante las vacunas se busca reproducir este proceso para estimular la producción de Ac específicos que respondan a la infección por el coronavirus SARS-CoV-2 y las re-infecciones de forma segura y eficaz, y evitar los desenlaces fatales por la COVID-19.

Sabemos que la principal vía de entrada del coronavirus es por las vías respiratorias; el patógeno atraviesa las membranas de la mucosa nasal y laríngea e ingresa a las vías respiratorias bajas (pulmones). En este órgano encuentra la entrada a las células que tienen el receptor ACE2 (Enzima convertidora de la Angiotensina 2), y la proteína S del virus se une de forma especifica a este receptor; al momento de entrar a las células puede ingresar a la circulación sanguínea en todo el sistema, y a otros órganos como: páncreas, riñones, etc., y producir una infección sistémica y una reacción inflamatoria tan grave e importante que causa una “tormenta de citocinas”.

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Vacunas y eficacia

Para el caso particular de SARS-CoV-2 ya se cuenta con algunas vacunas, y están en desarrollo algunas más, que se administran principalmente vía intramuscular aunque se pretende desarrollar otras que se administren por vía intranasal u oral.

Las vacunas se pueden clasificar, en: vacunas vivas atenuadas, vacunas inactivadas, vacunas a partir de ácidos nucleicos como el ADN (ácido desoxirribonucleico) o el ARN (ácido ribonucleico), vacunas de subunidades, por ejemplo a partir de una proteína, etc.

La empresa AstraZeneca indicó que su vacuna estaría disponible para marzo del 2021; sin embargo, el 14 de febrero del 2021 México recibió 870,000 dosis de esta farmacéutica, con el compromiso de completar el envío en marzo hasta alcanzar 2 millones de dosis; durante los ensayos clínicos esta vacuna se denominó ChAdOx1.

Esta vacuna utiliza un vector de adenovirus de chimpancé modificado para eliminar su capacidad infecciosa, utilizando secuencias de la proteína spike o S del SARS-CoV-2.

La vacuna de la empresa farmacéutica china CanSino Biologics utiliza un vector de adenovirus tipo 5 humano, a diferencia de la vacuna de Oxford-AstraZeneca. Con ambas, los participantes informaron eventos adversos, leves a moderados, transitorios y autolimitados, tales como: fiebre, dolor muscular o articular.

La empresa farmacéutica Pfizer-BioNTech evaluó 4 candidatas diferentes, de nombre BNT162 (BNT162a1, BNT162b1, BNT162b2, BNT162c1), con la participación de 7600 participantes entre 18 y 85 años para evaluar reacciones sistémicas y locales.

La vacuna de Moderna está basada en ARN (ARNm-1273) encapsulado en una nanoparticula lipídica (LNP), y expresa la proteína Spike o S del SARS-CoV-2. La vacuna ya fue probada en humanos, donde se aplicaron 2 dosis con 28 días de diferencia, y se desarrolló una respuesta inmunológica favorable con el desarrollo de anticuerpos específicos para este virus, lo cual es muy prometedor.

Vacunas y embarazo. Lo que sabemos hasta ahora

En específico, las vacunas basadas en ARN mensajero no alteran la información genética del individuo a quien se aplica la vacuna, por lo tanto no pueden causar daño al bebé o la madre. Los anticuerpos generados en el cuerpo de la madre después de la aplicación de la vacuna no dañan la placenta o al bebé; el ARN mensajero se degrada muy rápidamente y las vacunas con esta tecnología no utilizan virus vivos o atenuados que pudieran considerarse un riesgo para la salud del bebé, por lo que seguramente pronto veremos ensayos clínicos que incluyan participantes embarazadas.

Leer más, en: Kalmanani Toj, Año 1, No. 1

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