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Las rutas de un país en conflicto

Seguiremos informando 60 Las rutas de un país en conflicto Texto y fotos: Natalia Ramírez Ruiz ramirezr-natalia@javeriana.edu.co Óscar Parra, director de Rutas del Conflicto Óscar Parra es profesor de la Universidad del Rosario y director de Rutas del Conflicto, un medio independiente que mapea, en el espacio y en el tiempo, las masacres, el despojo de tierras y el asesinato de líderes sociales, entre muchos otros temas que envuelven la historia del conflicto armado en Colombia.

Óscar Parra tuvo una idea: documentar las masacres y las historias del conflicto colombiano que muchas veces no eran registrados por la prensa o por el Estado en documentos oficiales. Así, este ingeniero con posgrado en periodismo y que es profesor de la Universidad del Rosario, creó en el 2013, con la ayuda de un grupo de estudiantes, el medio Rutas del Conflicto y empezó a organizar una base de datos con información de las masacres ocurridas desde 1982.

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Rutas del Conflicto se concretó, en un principio, con el apoyo editorial de Verdad Abierta y con la financiación que consiguió el Centro Nacional de Memoria Histórica con una fundación de cooperación internacional. Sin embargo, hoy son un medio independiente que se financia de diversas maneras, como con donaciones y hasta con obras de teatro, con las que reúnen recursos para seguir funcionando. En la actualidad cuenta con 17 socios, la mayoría de ellos tienen sus trabajos aparte,

pero colaboran en ciertos proyectos investigativos del medio y tan solo dos personas trabajan tiempo completo. Ese es el modelo que han encontrado para mantenerse, y bajo el cual han logrado acercarse a los epicentros de violencia en el país, para contar las historias de la guerra desde la narrativa de las víctimas y los sobrevivientes, concentrándose en la verificación y en la construcción de bases de datos. Esa labor difícil ya ha sido reconocida tanto en el país como en el exterior, y ha ganado premios como el Data Journalism Awards (2017), dos premios ¡Investiga! (2017 y 2019) y el Concurso de Proyectos de Investigación Transnacionales de la Colpin (2017).

DB: ¿Qué desafíos representa dirigir un medio independiente?

Óscar Parra (ÓP): El mayor desafío es que nosotros no tenemos ningún producto o servicio para vender. Entonces, hay que buscar día a día dinero para hacer periodismo de calidad y, de igual forma, proporcionar las condiciones mínimas para que los periodistas estén motivados.

DB: ¿Cómo se financian?

ÓP: Hemos tenido momentos de mucha suerte, y la cooperación internacional ha sido un gran apoyo. Sin embargo, siento que en un ecosistema de 70 o 100 medios, pues ya no hay tanto dinero en la comunidad internacional para financiarnos a todos. Entonces también hemos tenido que recurrir a todo, como hacer fiestas, vender camisetas, presentar obras de teatro, crowdfunding… En resumen, se pone de todo un poco para que esto sobreviva y nos toca seguir buscando un modelo de negocio que logre mantener los proyectos.

DB: Rutas del Conflicto empezó como un proyecto estudiantil, cuéntenos un poco más de eso.

ÓP: Así es, empezó como un piloto con estudiantes del Rosario, hace diez años. Traje la idea de construir una base de datos de masacres en el año 2012. Fue interesante, los estudiantes aportaron su visión del mundo, algo clave para el medio. Creo que hay un lastre muy fuerte sobre cómo seguir contando desde los ojos del periodismo lo que pasa en Colombia. El mundo del periodismo está cambiando dramáticamente. Entonces, es necesaria esa mirada fresca de ellos, y eso, más los conocimientos, le da al proyecto la personalidad que tiene. Aún la mayoría de los periodistas que escriben para nosotros son estudiantes, es la ventaja de estar en el Rosario.

DB: ¿Cómo narrar los datos para que la gente los entienda?

ÓP: Al principio, mientras estabilizamos el equipo, era una lucha constante. Llegaban estudiantes con muchas ideas, pero primero tocaba analizarlas y ver cómo eso se podía traer a la realidad. En este momento es interesante mirar hacia atrás y ver lo que hemos hecho con las bases de datos. Por ejemplo, hemos hecho muestras audiovisuales con cámaras 360, con drones, también cosas de realidad virtual. Claro, contamos con la ventaja de no tener que estar cubriendo temas coyunturales, entonces tenemos más tiempo. El asunto es cómo financias eso a largo plazo, pero es también un poco parte de la personalidad de Rutas del Conflicto.

DB: ¿Cuáles son los proyectos que más destaca de Rutas del Conflicto?

ÓP: Es difícil destacar a un hijo, es como tener un Nicolás y otro Nicolás… Es complicado. Yo creo que hay varios. Principalmente, la base de

Pilar y Santiago, periodistas de Rutas del Conflicto.

Este medio nació en el 2013 con el fin de documentar la violencia vinculada al conflicto armado colombiano

Sala de redacción de Rutas del Conflicto

datos de las masacres, aun cuando han pasado diez años, es la que más se ha citado, por ejemplo, en los informes de la Comisión de la Verdad. También la base de datos de Tierra en Disputa, que trata todo el problema de tierras en Colombia, y tiene por detrás historias increíbles de mucho dolor. Son trabajos que, por medio del reportaje, han logrado ayudar a la gente que va a sustentar su caso ante las autoridades, para que les den lo que merecen por ley.

DB: Precisamente habla del dolor y el sufrimiento provocados por una guerra que aún no parece tener fin en Colombia. ¿Por qué cree que es importante para la paz contar la guerra?

ÓP: Porque es importante que sepamos qué pasó. Algún día, una sociedad bien informada ayudará a deconstruir estigmas y dejará de justificar violencias. Hace poco tenía esa discusión con el equipo. No creo que sea suficiente saber qué pasa, pero sigue siendo necesario. No podemos avanzar si no paramos un momento y no nos damos cuenta de qué fue lo que pasó. Aun cuando el país ha avanzado muchísimo, todavía hay gente que no tiene idea de qué pasó, que sigue con esos estigmas muy fuertes, por ejemplo, señalando a la gente que tiene ciertas posturas políticas como guerrilleros o pensando que el país no tiene un conflicto social.

DB: Cuando hablamos de guerra, de violencia, hablamos de víctimas, y es muy importante que ellas también tengan un espacio para contar su versión, esto también trae un desafío: la revictimización…

ÓP: Es muy complicado porque está el hecho de que una persona cuente otra vez episodios duros de su vida. Creo que siempre se mueve algo dentro de ellos. Hay gente que dice que descansa cuando cuenta las cosas, pero ese es un proceso personal; hay gente que no quiere hablar nunca. Acá tratamos de respetarles estas cosas.

DB: Hace poco salió el tomo No matarás, como parte del Informe final de la Comisión de la Verdad. Ustedes realizaron un documento que sirvió como apoyo a la elaboración de ese texto. Cuéntanos un poco más de esa colaboración.

ÓP: Nosotros hicimos un documento sobre las masacres en Colombia. Justo hace un año estábamos cerrando ese texto. Hay muchas masacres en este país y hay un porcentaje importante en las que estratégicamente fueron cometidas con sevicia, en las que se estableció acabar con todo y dejar claro que con ellos no se juega. Esa escritura fue agobiante para nosotros, pero también reveladora y de mucho orgullo, pues es algo que se investiga y que perdurará ahí, en los informes de la Comisión. En ese texto hay mucho trabajo, es un documento de más de 100 páginas. Al final, lo que se toma son menos de ocho páginas. Pero ni modo. Eso además nos sirvió como el punto de partida de muchas cosas que ahora estamos haciendo.

DB: Un tema del que muy poco se habla es de la salud mental de los periodistas. No debe ser muy fácil tener que escuchar historias atravesadas por el dolor y la violencia del conflicto. ¿Cómo manejan eso en el equipo?

ÓP: Sí, eso es complicado. Aquí tenemos apoyo psicológico dentro de la Universidad, por medio de un doctor en psicología que ocasionalmente hace terapias grupales con nosotros. El escuchar tanto dolor a veces también lo afecta a uno. Entonces en eso también trato de trabajar, en que haya el menor daño posible, pero es complicado.

DB: Hablando de la Universidad del Rosario, ¿cuál ha sido el rol de la institución en Rutas del Conflicto?

ÓP: La oficina donde trabajamos la aporta la Universidad, y la mayoría de los estudiantes que aportan al proyecto son del Rosario. Entonces, casi que se ha construido una especie de escuela aquí dentro y, en general, es nuestra casa. También tengo mi rol como profesor dentro de la Universidad, doy tres asignaturas: Periodismo de Paz, Producción Multimedia, y Análisis y Visualización de Datos. En todas aplico lo que hacemos en Rutas del Conflicto. Diría que las cosas más ñoñas son las que tienen que ver con programar, hacer códigos para periodistas, aprender a leer datos y, sobre todo, a contarlos. Los estudiantes se encargan de redactar los textos, organizar los datos, proponer formas de mostrarlos y, eventualmente, nos acompañan en las salidas de campo. Ellos son los que más creatividad le aportan al proyecto.

DB: En términos educativos, ¿cómo visualiza el futuro de la profesión?, ¿cree que deberíamos acercarnos más al periodismo de datos?

ÓP: Estamos muy atrasados en la producción de datos, pero ya hay información y, lastimosamente, uno la deja pasar. Aparte de eso, se te dispara la creatividad pensando en cómo contar determinada historia. Y aun cuando ha pasado tanto tiempo y hay gente que es muy dura en datos, no es una cosa generalizada todavía; el que trabaja en datos es un ser medio extraño en el periodismo.

DB: ¿Qué tan fácil ha sido el acceso a la información de las bases de datos públicas?

ÓP: Es complicado, hay de todo. Hay entidades del Estado que son más transparentes que otras. Pero en algunos casos es terrible. Por ejemplo, hace poco investigamos las licencias para captar agua, y nos pasaron un Excel impreso de 190 páginas. Toca sentarse, digitalizar eso y ajustarlo; es un trabajo muy dispendioso. En otra ocasión, pedimos unos documentos a Ecopetrol y nos dijeron: “Sí, claro, consigne nueve millones de pesos que cuestan las fotocopias”. Las entidades hoy en día son tremendamente opacas en su gestión. Otro problema

que tuvimos fue con el Ejército: por pedir información, terminamos perfilados. Entonces, creo que lastimosamente existen unas cajas negras en el Estado a las cuales no hemos podido acceder y será muy difícil lograrlo.

DB: ¿Qué ha sido lo más difícil hasta ahora en la dirección de Rutas del Conflicto?

ÓP: Son varias cosas. No podemos ser desagradecidos, pero igual ha sido manejar la seguridad y el tema emocional. Hay gente con la que te sientas y hablas y a la semana la matan. Los entornos personales se vuelven muy difíciles. Muchas veces tu familia no entiende por qué si no hay plata y no hay seguridad, sigues ahí. Como periodista, también es muy difícil establecer límites. No debería ser una cosa de la que nos debemos sentir orgullosos, pero el periodismo es algo tremendamente vocacional, que a su vez puede generar una adicción terrible.

DB: ¿Qué viene para Rutas del Conflicto?

ÓP: En este momento estamos trabajando en construir un modelo de negocio que haga esto sostenible, sin depender de la cooperación internacional. En lo editorial, estamos trabajando mucho en temas ambientales. Además de la reconstrucción, el apoyo y la difusión de los informes de la Comisión de la Verdad.