1 minute read

Semana Santa, un tiempo de reflexión y encuentro espiritual

En UNICATÓLICA la formación espiritual y el fortalecimiento de la dimensión humana es la base para la construcción de profesionales y de toda su comunidad. En ese sentido la Institución se prepara para vivir una semana intensa en la vida espiritual; la Semana Santa, también llamada la Semana Mayor, porque resalta su importancia dentro de la experiencia de vida en la fe de la Iglesia católica, porque durante estos días se conmemoran los momentos más importantes de la Salvación en Cristo Jesús, es la semana más colmada de signos que la Iglesia presenta en cada celebración para llevarnos a vivir y renovar nuestra fe y nuestra respuesta al amor salvífico de Dios. En esta semana, se pausan la mayoría de nuestras actividades, estudio, trabajo, deporte, entre otras cotidianidades; cambia nuestra rutina diaria, para darle espacio total a Dios: como la persona más importante en la vida del hombre y la mujer de fe. Nos referimos a esta semana, como la Semana Mayor, porque nos dedicaremos a vivir la experiencia espiritual y religiosa más álgida y festiva del año, que nos permitirá un encuentro fuerte con Dios, pues nos alimentará de tal manera en nuestro interior, con tal suerte de que el resto del año tengamos toda la motivación suficiente para vivir en permanente encuentro con Dios. También porque es la única semana en el año que nos lleva a silenciar nuestros oídos, a pausar

Vivamos la Semana Mayor de tal manera que podamos permanecer en permanente encuentro con Dios nuestros afanes, a calmar nuestras emociones, a cerrar nuestros labios, para que desde el silencio propio solo podamos escuchar de nuevo la Palabra de Dios, fuente de vida y Salvación. Fuente de vida porque nos dará sabiduría, inteligencia y prudencia para saber vencer nuestros males, como dice San Pablo: pasar del hombre viejo al hombre nuevo.

Advertisement

La Semana Santa es entonces, un tiempo de descanso en Dios,

Actualidad

una ocasión propicia para el recogimiento y vivencia en familia, un momento para examinar nuestras actitudes como cristianos de manera comunitaria y una oportunidad para vivir del vínculo familiar en amor, armonía, reconciliación, reflexión y oración. Entonces, es de esta manera que podremos dar testimonio del gozo de la nueva luz y la salvación que hemos recibido del Señor Resucitado.