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VOCACIONES Y MINISTERIOS ORDENADOS

Por: Pbro. Sergio Urrego Marulanda Promotor Vocacional

En las escuelas y colegios de nuestros pueblos están varios de los próximos sacerdotes, consagrados, y misioneros de la Iglesia universal. Nos enseña el Papa Francisco:

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El bien siempre tiende a comunicarse. Toda experiencia auténtica de verdad y de belleza busca por sí misma su expansión, y cualquier persona que viva una profunda liberación adquiere mayor sensibilidad ante las necesidades de los demás. Comunicándolo, el bien se arraiga y se desarrolla (Evangelii Gaudium, p. 9).

Escuelas y colegios siguen siendo lugares muy interesantes, pues allí, es donde se reúnen las nuevas generaciones para compartir la vida, adquirir conocimientos, desarrollar habilidades, aprender cultura y a relacionarse consigo mismo, con el medio ambiente, con los otros e incluso con Dios. Por eso, en estos espacios educativos nuestra presencia pastoral sigue siendo una evidente oportunidad vocacional, puesto que también se despierta la sensibilidad por la búsqueda de sentido de vida.

Tradicionalmente hemos estado presentes como Iglesia en las instituciones educativas a través de diferentes estrategias de acompañamiento, formación y proyección pastoral. Gracias a esos esfuerzos, hoy contamos con hombres y mujeres creyentes, con sacerdotes, consagrados, misioneros y familias que animan la vida de los pueblos.

¿Aún sirve?

¿A los niños y jóvenes les gusta nuestra presencia?

Aunque lamentablemente se hayan dado algunos casos que desdibujan nuestra identidad religiosa y opacan nuestra misión, la normalidad de nuestro estilo de vida consagrada sigue siendo llamativa y agradable. Somos personas cálidas, cercanas, con un mensaje de vida, de motivación, de Evangelio. La mayoría de nosotros cuando vamos a las escuelas y colegios percibimos el cariño y la alegría de los niños y los jóvenes al vernos; por eso, siempre será una ganancia lograr que nuestra presencia sea continua y permanente en las instituciones educativas.

· El Evangelio es un excelente proyecto de vida:

Nuestro mensaje es capaz de generar estilos de vida firmes; tiene el poder de construir y reconstruir familias, de motivar a las nuevas generaciones para convertirse en actores de bienestar en medio de la sociedad y de la Iglesia. El Evangelio es realmente fuerza de Dios para el beneficio de los seres humanos. Podemos motivarnos al saber que nuestro mensaje es uno de los más poderosos que un niño y un joven puede recibir en toda su vida.

Podemos acercarnos con confianza:

Acerquémonos a los directivos, rectores y docentes, (no olvidemos el criterio anterior, nuestro mensaje es sólido y transformador). Sigamos ofreciéndoles propuestas de trabajo, espacios posibles con los estudiantes, jornadas pastorales, convivencias y encuentros, sin olvidar aquellas preguntas necesarias y a veces tan olvidadas: ¿Te gustaría ser sacerdote? ¿Te gustaría ser religiosa? Una pregunta lanzada es una semilla sembrada que puede brotar como una vocación para la Iglesia.

¿Recuerdas cuando los seminaristas, sacerdotes y religiosos te visitaban en tu escuela y en tu colegio?

· ¿Crees que hacer pastoral en las instituciones educativas sigue siendo una apuesta importante de la Iglesia?

Por: Diác. José Guillermo Castro Londoño Delegado de Promoción Humana

En tiempos de Jesús, la situación de la mujer era muy compleja: el nacimiento de una mujer era considerado una maldición; las mujeres eran objetos de intercambio, eran esclavizadas, no debían ser vistas ni escuchadas, ya que se consideraban fuente de tentación y ocasión de pecado. Entre los israelitas, el marido era señor absoluto, el cual tenía el derecho de repudiar a la esposa, si esta no le agradaba por cualquier motivo. Sin embargo, cuando le preguntaron a Jesús sobre el tema, fue muy enfático en afirmar que “todo el que repudia a su mujer, excepto en el caso de fornicación, la hace ser adúltera; y el que se case con una repudiada, comete adulterio” (Mt 5,32).

En esa época de marcado machismo, Jesús provocó un verdadero “revolcón” cultural para significar la dignidad de la mujer y su valor indiscutible: habló con ellas (cf. Jn 4,27), tuvo misericordia con las pecadoras (cf. Lc7,36-50), las curó (cf. Mc 5,25-34), las reivindicó en su dignidad (cf. Jn 8,1-11), las eligió como primeras testigos de su resurrección (cf. Mt 28,9-10), e incorporó mujeres al grupo de personas que le eran más cercanas (cf. Lc 8,1-3). Desde entonces, la antropología cristiana resalta la igual dignidad entre varón y mujer, en razón de ser creados a imagen y semejanza de Dios.

Además, Jesús presentó a la mujer como verdadera testigo de la fe; a propósito, dice el Papa Francisco:

Jesús tuvo una madre y tuvo muchas amigas que lo siguieron para ayudarlo en su ministerio, para sostenerlo. Jesús encontró a muchas mujeres despreciadas, marginadas, descartadas: cuánta ternura, con cuánto amor las alivió, les dio de nuevo la dignidad Sanctae Marthae, n. 30).

Por esto, siguiendo los pasos de Jesús, la pastoral de la mujer hace parte de las líneas de acción de nuestra delega ción: Promoción Humana. Buscando la dignificación de las viudas, las mujeres campesinas y las mujeres en ejercicio de prostitución, porque, la realidad es que, como en tiempos de Jesús, hoy, la mujer sigue siendo objeto de discri minación y de vulneración de sus derechos.

En la misa matutina del 15 de junio de 2018, el Papa Francisco, reflexionando sobre el Evangelio de Mateo 5, 31-48, enfatizó que “Las mujeres son vícti mas de la «filosofía “usar y tirar”», obligadas a «vender la dignidad por un puesto de trabajo», obligadas a prostituirse en la calle, propuestas como «objeto del deseo» en los perió dicos, en la televisión e incluso en los supermercados para colocar un producto”.

Hoy, ante la prostitución y la explota ción sexual, vale la pena reflexionar como en el siglo XVII lo hizo sor Juana Inés de la Cruz; “¿O cuál es más de culpar, aunque cualquiera mal haga, la que peca por la paga, o el que paga por pecar?”.