De la Urbe 70

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Fotografías: Valentina Obando Jaramillo

Patrimonio

Catedral Metropolitana de Medellín, Parque de Bolívar.

Edificio Palacé, entre la carrrera 50 y la Av. Primero de Mayo.

Palacio de la Cultura Rafael Uribe Uribe, contiguo a la Plaza Botero.

Protección al patrimonio arquitectónico de Medellín: tardía, sin dientes ni dolientes Más allá de frías construcciones antiguas, el patrimonio material da muestra de una historia y unas costumbres. Valores que en una ciudad, afanosa de progreso, parecen no ser muy tenidos en cuenta.

Casa de don Francisco Antonio Zea.

Jaime Flórez Suárez jaime_afs@hotmail.com Carolina Saldarriaga Taborda caro.saldarta@outlook.com

E

l 23 de noviembre de 1766, en una casa ubicada en la carrera 51 con la calle 51, en pleno centro del actual Medellín, nació Francisco Antonio Zea, científico, prócer de la independencia y primer vicepresidente de la Gran Colombia. La edificación fue declarada monumento nacional en 1954 y pasó a ser la primera casa asumida como patrimonio arquitectónico y cultural en la ciudad. Sin embargo, 60 años después la casa está en malas condiciones y sus habitantes, que la recibieron en comodato con la Alcaldía, aseguran que se han caído muros, que la tubería está oxidada y que las promesas de restauración por parte del gobierno local no se han cumplido. La historia de la Casa Zea es un reflejo del estado actual del patrimonio arquitectónico de Medellín: es mucho lo que se ha derrumbado y poco lo que se ha protegido. Son numerosas las promesas y las leyes que lo defienden en el papel y muy pocas las que se hacen reales. Medellín ha vivido en pos de los planes de desarrollo, incluso desde que era villa. Si bien el afán de ‘progreso’ la ha hecho crecer, el precio pagado ha sido alto: su memoria. En los albores del siglo XX, la ciudad afinaba su paso hacia la modernidad y era preciso que el Centro, corazón de la urbe, respondiera a ese objetivo. En 1917, 1921 y 1922, por causa de desafortunados accidentes, varios incendios consumieron el Parque de Berrío, donde entonces estaba ubicado el mercado público. Las tradicionales casonas de los alrededores que lograron permanecer en pie tuvieron que echarse abajo y ceder su lugar a nuevas construcciones que sí respondían al deseo de progreso. Según Álvaro Sierra Jones, director de la Fundación Ferrocarril de Antioquia, “un progreso mal entendido arrasó con la historia cultural y patrimonial del centro de Medellín, por lo cual ya no tenemos un centro histórico patrimonial por excelencia como Popayán o Mompox, sino que tenemos una ciudad ecléctica”. Y ya que la pequeña metrópoli no tiene suelo suficiente para la construcción, es decir, para el crecimiento, ha sido necesario construir, derribar y reconstruir sobre las ruinas. Al respecto, Juan Manuel Patiño, subdirector de Planeación de la Alcaldía de Medellín, afirma que “el caso del centro de Medellín es el más patético en América Latina, y es que se ha construido por ahí cinco veces la ciudad sobre la misma”. Desde los primeros años del siglo XX, Colombia ha tenido una legislación que se ocupa del patrimonio arquitectónico. Inicialmente, a través de la adhesión a tratados y convenios internacionales como la Convención de Viena o la de La Haya. Luego, con leyes como la 388 de 1998 y la 1185 del 2008. Y a nivel local, mediante el Plan de Ordenamiento Territorial (POT) y el Plan

Iglesia de la Veracruz, patrimonio cultural de la nación.

Museo de Antioquia, primer museo del departamento.

Especial de Protección Patrimonial (PEPP), orientado a “disponer de instrumentos eficientes para proteger y promocionar las áreas e inmuebles considerados patrimonio histórico y cultural del territorio”. A partir de la promulgación del PEPP en 2009, la ciudad incrementó notablemente las edificaciones declaradas patrimonio que, en ese entonces, eran solo 125. Juan Manuel Patiño asegura que “en una ciudad que no tiene tanto potencial patrimonial, haber hecho el Plan de Protección Patrimonial es un gran avance. De hecho, aquí en el Valle de Aburrá se hizo el primer inventario patrimonial a nivel regional”. Sin embargo, Patiño reconoce que “ha habido avances pero no se ha hecho todo lo que se debería hacer”. Pese a que los inventarios patrimoniales –listados de edificaciones patrimoniales que deben ser protegidas– se han ampliado en los últimos años, muchas edificaciones estuvieron desprotegidas durante décadas y de ellas ya no queda nada. “Estos inventarios se hicieron después de haber derribado muchos edificios. Llegamos tarde y ya solo quedan elementos puntuales”, asegura Sierra Jones. Entre los expertos ronda la sensación de que las acciones que ha emprendido la Administración Municipal para defender el patrimonio no solo han sido insuficientes sino tardías. Luis Fernando González, arquitecto y profesor asociado a la Escuela del Hábitat de la Universidad Nacional, califica al PEPP de “tardío, sin herramientas, sin dientes y sin dolientes”. González, además, cuestiona el hecho de que tuvieron que pasar diez años desde la creación del primer POT (1999) para que se creara un plan de protección patrimonial: “¿En esos diez años cuánto se tumbó?”, y asegura que “en los listados perversamente se incluyó y se sacó edificaciones de acuerdo a los intereses de ciertos poderes de la Administración Municipal”. Si bien desde la legislación hay lineamientos, estrategias e incentivos para la protección del patrimonio arquitectónico, no siempre estos trascienden a la práctica. En ese sentido, Patiño asegura que “no se han estrenado figuras que están en la ley y deberían estar en el POT. Y no se han estrenado, no porque haya negligencia o no se quieran estrenar, sino que más bien ha habido algo de desconocimiento. La ley ha generado un montón de normativa y nadie sabe cómo cogerla”. “El patrimonio es una cosa que no está arraigada,

no es profunda, no tiene consecuencias reales sobre políticas urbanas ni dolientes en el verdadero sentido de la palabra, y lo que se hace es marginal a las políticas”, asegura González. Tal vez uno de esos trabajos marginales es el de la Fundación Ferrocarril de Antioquia, una entidad privada sin ánimo de lucro constituida en 1986 y que ha restaurado la Casa Barrientos, el Puente de Guayaquil, el Templo de la Veracruz, el Edificio Carré y el Circo Teatro Girardot, entre otras construcciones. La combinación de ineficiencia y tardanza es la responsable de que actualmente el patrimonio arquitectónico de Medellín esté constituido por edificios aislados, independientes, descontextualizados y anacrónicos; es decir, de que no haya una continuidad urbana como antiguamente, cuando estaban amalgamados en la silueta urbana del centro, lo cual, en palabras de Luis Fernando González, es la expresión de una sociedad que siempre ha creído que adelante hay algo mejor. El patrimonio no solo ejemplariza sino que testifica lo que se fue. Sin embargo —y este es uno de los mayores errores que se comete cuando se habla al respecto— no debe entendérsele simplemente como aquello que es antiguo. De hecho, hoy en día existen edificaciones contemporáneas que tienen un valor arquitectónico y cultural importante y que, a futuro, tendrán que ser parte del patrimonio arquitectónico de la ciudad. No obstante, Luis Fernando González sostiene que “para la dinámica de desarrollo urbano que tiene Medellín, la conservación del patrimonio molesta y va en contravía, pues este es visto como un asunto retardatario”. Tal vez por ello el porcentaje de destrucción del centro tradicional de la ciudad es el más alto del país, según afirmaciones de Asencultura (Asociación de Entidades Culturales). El afán de progreso típico del desarrollo urbano de Medellín, el desarraigo de los habitantes de la ciudad con su historia, la sobrepoblación y la insuficiencia de terrenos que permitan la expansión urbana, sumado al imaginario de modernización reducido a derrumbar lo viejo para construir lo nuevo, han transformado en ruinas muchas construcciones patrimoniales por mal mantenimiento; otras han sido demolidas para convertirse en edificaciones modernas. Como resultado, buena parte de la memoria arquitectónica de la capital antioqueña ha quedado reducida a escombros o cenizas.

Facultad de Comunicaciones Universidad de Antioquia


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