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Turquesa

Nocabe duda de que la característica más importante del Caribe Mexicano, lo que atrae más la mirada de las personas y detona sus sueños de vacacionar en la playa, es el azul turquesa del mar. Yo recuerdo, en mi adolescencia, durante mi primera visita a Cancún, que la vista del mar, desde un corredor del hotel, era realmente asombrosa. Resultaba imposible alejar la vista de uno de los colores más intensos que uno puede experimentar en la vida. Desde el aire, o navegando en su superficie, e incluso bajo ella, el mar Caribe, azul y transparente, es en verdad fascinante, ello sin mencionar la diversidad de vida y colores de sus arrecifes coralinos.

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Las fotografías más emblemáticas de Cancún son aquellas que resaltan su arquitectura enmarcada por ese azul espectacular producto de la combinación de varios factores delicadamente balanceados: el fondo blanco de arena calcárea, en un mar relativamente poco profundo, y con aguas cristalinas gracias a la ausencia natural de nutrientes que inhibe el crecimiento de algas y microorganismos.

Es lógico que un lugar con estas características idílicas sea elegido como el principal destino turístico de México. Sin embargo, resulta también paradójico que la manera como lo hemos desarrollado ha ido alterando, y hasta destruyendo los rasgos paradisíacos del oriente de la península de Yucatán. Y ello, sin una necesidad o justificación real. La construcción de infraestructura en la playa, así como la sustitución de la vegetación natural de la duna costera por palapas y cocoteros, ha ocasionado que perdiéramos esas amplísimas playas que eran la envidia del mundo entero.

Más recientemente, el cambio climático y la contaminación de los océanos han producido un fenómeno novedoso e inquietante: la llegada de grandes cantidades de sargazo a nuestras costas, trayendo consigo grandes impactos que ya todos conocemos. Sin embargo hay uno del que se habla poco. En varios puntos y por ciertos períodos de tiempo, cada año perdemos el color azul turquesa del mar, nuestro emblema como destino turístico caribeño por las altas concentraciones de algas tanto vivas como en descomposición. Si continúan aumentando las temperaturas oceánicas y el ser humano persiste en su costumbre de arrojar, sin control, fertilizantes y materia orgánica a los ríos y al mar, es muy probable que la llegada de sargazo sea cada vez mayor y que nuestro tesoro color turquesa esté cada vez en mayor riesgo. Ello nos debería llevar a la reflexión para convertir a Quintana Roo, uno de los primeros sitios más seriamente afectados por el cambio climático, a convertirse en un paladín nacional y global a favor del medio ambiente. Para que eso ocurra, los sectores públicos y privados podrían enfocar políticas e inversiones en tratar las aguas residuales, restaurar y preservar la vegetación de las dunas playeras y los manglares, y aprovechar industrialmente al sargazo.

Así, Quintana Roo tendría la autoridad moral para construir alianzas con las grandes empresas del mundo y colaborar por un turismo bajo en carbono, liderar iniciativas globales para reducir las causas del crecimiento excesivo de sargazo, e impulsar una promoción turística basada en la sustentabilidad. Todo ello no solo favorecería nuestros propios intereses económicos sino que nos haría mucho más competitivos ante mercados mundiales cada vez más orientados al cuidado ambiental.

Lo que aquí se plantea implica cambios de paradigmas turísticos y económicos, salir de un círculo confortable producto del éxito quintanarroense como campeones del turismo global. Sin embargo, otros países lo han logrado. Existen muchas herramientas como las que ofrece Amigos de Sian www.amigosdesiankaan.org

Ka’an en su página de Internet para desarrollar buenas prácticas ambientales en la construcción y operación de hoteles, en el uso de cenotes y actividades ecoturísticas, en el manejo de las aguas residuales, y el impulso de energías limpias. Hacer las cosa de manera diferente implica aprendizajes, mayores esfuerzos y reorientación de recursos, pero el azul turquesa de nuestro hermoso Caribe Mexicano y los grandes beneficios que nos representa, bien lo valen.