10 minute read

La arquitectura mudéjar en nuestro pueblo. “Amigos del Museo y de las Bellas Artes de Lora

La arquitectura mudéjar en nuestro pueblo

Antonio García Olivares - Pdte. Asoc. “Amigos del Museo y de las Bellas Artes de Lora”

Advertisement

El conjunto histórico arquitectónico de nuestro pueblo a veces nos revela interesantes descubrimientos, como el que vamos a describir.

Se trata de un conjunto de elementos constructivos que surgieron hace ya más de una década en una vivienda particular, sita en la Plaza de Setefilla, dentro del casco histórico, que en su tiempo estaba amurallado. Esta vivienda estaba cercana a la puerta de Santa María y próxima a la Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de Santa María de la Asunción.

Plaza de Setefilla Este hallazgo casual fue debido a unas obras de remodelación de la vivienda en el patio interior. Durante dichos trabajos se fue quitando el recubrimiento de mortero y cal de las paredes y se descubrieron elementos arquitectónicos de sumo interés. En uno de los lienzos de las paredes del pequeño patio se descubrió una puerta con un arco trilobulado o trifoliado, y al lado una ventana con un arco de medio punto cegado. En las fotos se pueden apreciar con más claridad los rasgos del hallazgo.

La pared estaba construida de ladrillo en aparejo a soga y tizón y los apoyos o impostas de los dos arcos se sustentaban en sendas columnas formadas

Arco trilobulado y de medio punto

por ladrillos en la disposición antes mencionada. El arco trilobulado está compuesto por lóbulos o tres arcos de medio punto y su vano corresponde a una entrada de acceso, y el otro es un arco de medio punto que forma parte del hueco o luz de una ventana. Son dos tipologías distintas de arcos, el primero de tradición mudéjar y el segundo románico.

El arco es el elemento principal de la bóveda de cañón compuesta por una alineación de sucesivos arcos, y su etimología procede del latín arcus. Este elemento arquitectónico tan característico tuvo su origen en Mesopotamia, Oriente Próximo,

“la tierra entre dos ríos”, el Tigris y el Éufrates, también llamado “El Creciente Fértil”. Los etruscos lo utilizaron y después los romanos, que fusionaron su arte con el de los griegos y nació como resultado el Arte Clásico.

Los romanos difundieron todos estos estilos arquitectónicos en la expansión de su imperio por toda Europa y el área mediterránea: el arco, la bóveda de cañón, el hormigón romano “opus caementicium”, la arcada, la cúpula y todas las novedades arquitectónicas del mundo clásico que ellos representaban. Los romanos eran, ante todo, eminentemente prácticos y, además de la belleza estética de su arquitectura, también supieron utilizarla como medio propagandístico de su grandeza y poder. María de la Asunción, y próxima a este lugar del hallazgo.

Esta iglesia es un ejemplo típico del arte góticomudéjar muy propio de esta época y, por tanto, muy extendido en Andalucía, es un mudéjar evolucionado. La entrada principal o del Evangelio es ojival con arquivoltas dentro de un alfiz que enmarca el conjunto de esta portada, en la parte superior de la misma se observan toques renacentistas posteriores, que se reflejan en los tres escudos en piedra, además de lacerías y ménsulas. La banda superior está decorada con un friso de arcadas ciegas de medio punto o bandas lombardas, típicas del románico y extendido con el gótico. Cada arcada del friso encierra una letra y en su conjunto se lee: “AVE MARÍA”.

La impronta que nos legaron los romanos aún está presente en la sociedad occidental actual en todos los ámbitos: el arte, la arquitectura, la política, distribución urbana de las ciudades y calzadas, las leyes y muchas cosas más.

La evolución de este elemento arquitectónico tan sencillo, práctico y novedoso, se desarrolló en diferentes estilos: el prerrománico, románico, gótico, renacentista, barroco, a lo que se puede añadir la belleza de la arquitectura islámica, como el arco trilobulado que nos ocupa en este artículo, tan característico del arte califal de Córdoba y ejemplo del arte mudéjar.

Estos hallazgos son una prueba indudable de la herencia dejada por la arquitectura mudéjar en nuestra localidad, con un espectro cronológico que abarca desde el siglo XII al XVI. Tenemos que tener en cuenta que esta vivienda se halla dentro del conjunto histórico amurallado hoy desaparecido y solo conservado en algunos tramos ocultos por las casas y edificios emblemáticos de Lora, como la Iglesia de Nuestra Señora de Santa La portada se corona con almenas caladas y se culmina con un chapitel en su punto medio, según las fuentes escritas su origen se sitúa en el siglo XII.

La iglesia se terminó de edificar entre los siglos XV y XVI y fue sede de la Orden militar de San Juan de Jerusalén o de Malta. Según diferentes fuentes documentales, sus cimientos y muros se corresponden con la remodelación de una antigua mezquita musulmana; otros historiadores constatan que se edificó de nueva obra, esto solo se podría saber con certeza realizando distintos sondeos arqueológicos en sus cimientos.

La iglesia tiene planta de salón con tres naves separadas, con arcadas de pilares y el artesonado mudéjar se encuentra en buen estado. La primitiva torre se edificó posteriormente al correr del siglo XVI y era mucho más baja que la actual, sin un estilo claramente definido que tuviera relación con el gótico-mudéjar de la iglesia. En un exvoto de mediados del siglo XIX de la Virgen de Setefilla podemos ver el dibujo sencillo de cómo era la torre primitiva, donde parecen apreciarse ciertas

formas renacentistas con arcos de medio punto en las ventanas.

La actual torre se asienta sobre los cimientos de la anterior y tiene una altura de unos 60 metros. Los arquitectos que la proyectaron quisieron representar un estilo ecléctico creando uno nuevo: el neomudéjar, aunque también se mezclan rasgos góticos en sus ventanales y el barroco en su chapitel. No obstante, se puede encasillar en esta nueva corriente de la arquitectura neomudéjar, tan difundida en Europa desde finales del siglo XIX a principios del XX, y caracteriza a un símbolo muy emblemático en nuestro pueblo, casi tanto como el ejemplo de la torre de la Giralda en Sevilla.

Pero volviendo al interés de este inédito hallazgo, el arco trilobulado forma un claro exponente de la arquitectura mudéjar, término designado en el siglo XIX por D. José Amador de los Ríos en 1859, que lo define como una expresión plástica nueva caracterizada por el empleo de materiales económicos como el ladrillo, yeso, cerámica y madera. Esta acepción de mudéjar procede de la palabra árabe mudayyan: “aquel a quien le es permitido quedarse”.

Podemos hacer un poco de historia y decir que el estilo mudéjar se desarrolla en los reinos cristianos de la península Ibérica entre los siglos XII y XVI. Esta nueva corriente artística mezcla influencias hispano-romana-visigodas y las islámico-cordobesas, extendidas por ambas Castillas, Aragón y Andalucía a partir del siglo XVI y se la denominó como arte morisco.

Este nuevo arte era desarrollado por alarifes o maestros de obras musulmanes que permanecían en territorio cristiano, a cambio de pagar impuestos y de esta forma conservaban su culto y estatus jurídico: serían llamados mudéjares o moriscos. En Lora tenemos constancia de su presencia en los diversos arrabales del exterior amurallado, después de la ocupación en 1247 del castillo y la población por parte del ejército cristiano, con la intervención de la orden militar sanjuanista y durante el reinado de Fernando III El Santo, según se refleja en la memoria popular como las morerías o la actual calle Tetuán.

El conjunto arquitectónico de Lora siempre nos depara gratas sorpresas, puesto que su antiguo casco urbano ha tenido continuidad habitacional desde la antigüedad hasta nuestros días. Por lo que cualquier descubrimiento casual en este conjunto nos ayuda conocer y rellenar nuestras lagunas históricas aún por descubrir.

Hay que tener en cuenta que el contexto del hallazgo se encuentra dentro este casco histórico y guarda una cronología paralela con todos o casi todos los edificios periféricos, donde se manifiesta una pervivencia continuada de la población.

Muchas de las viviendas que se hallan en este plano histórico han sido remodeladas por las distintas generaciones para adaptarlas a sus necesidades de habitabilidad, de esta forma se oculta el origen primigenio. Es por lo que cualquier obra que se acometa en estas viviendas no nos debe sorprender y pueden aparecer conjuntos arquitectónicos de interés histórico.

Para efectuar una remodelación de una vivienda tendríamos que comunicarlo al Excmo. Ayuntamiento para que los técnicos realicen un estudio del proyecto que se va a llevar a cabo, para no dañar estructuras antiguas susceptibles de estudios. Se supone que las viviendas situadas en el casco histórico y con algunas señales de arquitectura emblemática están con un nivel de catalogación patrimonial en función de su importancia.

En este caso concreto hay que agradecer al propietario de esta vivienda su colaboración y conservación de tal descubrimiento, además de permitir su estudio.

Por último, y como dato curioso, diremos que en este mismo domicilio también apareció una hornacina de tipo abocinada o bien de diafragma, que estaba tapiada en uno de sus muros interiores, de treinta a cuarenta centímetros de grosor, según apreciamos en la fotografía. Este hueco en la pared contenía un puchero cerámico y en su interior se hallaba una nota con un plano croquizado de la vivienda con dimensiones en pulgadas, en la misma nota se especificaba también el contenido que decía: “aquí tengo mil duros”. Como es de esperar, los dineros no estaban, se supone que el propietario de la casa en aquella época tuvo una necesidad económica y no le quedó más remedio que echar mano de sus ahorros. Agradecemos al propietario la cesión de la olla de barro y el plano como donación para nuestro Museo Local de Lora, gestionado, como otras tantas donaciones realizadas al mismo por distintos vecinos, por quien suscribe este artículo. Desde este medio de comunicación agradecemos también todas las aportaciones realizadas por las gentes de nuestra localidad, que tan gentilmente han contribuido y contribuyen con nuestro enriquecimiento cultural y esto sirva de estímulo a nuestros gobernantes para que finalicen el Museo Histórico Local, proyecto que nuestra Asociación tiene como encomienda desde el año 1995.

Es hora ya de que los políticos pongan en marcha este importante proyecto cultural, el edificio ya está ahí conseguido (El Bailío), falta el impulso político. Lora se merece ese ansiado Museo que tanto tiempo lleva sin finalizar, sería un logro muy importante para nuestro pueblo.

Hornacina en la pared

Plano que contenía la olla

BIBLIOGRAFÍA

- Alegre Carbajal, Esther y otros. El Arte en la Edad Media Occidental: Arquitectura, Escultura y Pintura. Editorial Universitaria Ramón Areces. UNED. 2014.

- Martín, Alberto. Portafolio fotográfico de España, Andalucía, provincia de Sevilla. Barcelona. 1900-1910. - Cava Cepeda, Luis y Quiles García, Fernando. “Cien años cumple la torre”. Revista de Feria 1989. Excmo. Ayto. de Lora del Río.

Castillo Guerrero, Miguel. “Catálogo del patrimonio arquitectónico de Lora del Río”. Revista de Estudios Locales nº 2. Edita Excmo. Ayto. de Lora del Río. 1991. - Gómez de los Terceros Guardiola, María del Valle. La arquitectura de las órdenes militares en Andalucía. Conservación y restauración. Universidad de Huelva. 2011. - González Carballo, José. Setecientos cincuenta aniversario de la conquista castellana de Lawra. 1247-1997. Fundación El Monte. 1997.

- González Carballo, José. Formación y consolidación del Señorío de la Orden de San Juan en Andalucía (siglos XIII y XVI). Diputación de Sevilla. 2002. - Molina del Valle, Rafael. Estampas loreñas. Edita ACAL. 1983. - Lozano, Juan Manuel. Un pueblo andaluz y su virgen. Historia de Lora y Setefilla. Editorial Claret. 1986. - Quiles García, Fernando. La Parroquia de Sta. María de la Asunción de Lora del Río y su orfebrería. Excmo. Ayto. de Lora del Río. 1992. PÁGINAS WEB

- ecured.cu/Arte_mudejar#Arquitectura_Civil - historiasdelarteuned.wordpress.com