Contratiempo 89 • Noviembre 2011

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tiempoextra

La Reina del Norte es Reina del Mundo:

Cuuuuuumbiaaaa en la Expo de Música Mundial en Copenhague Catalina María Johnson

C

ada año llegan varios miles de profesionales de la industria de música del mundo al festival de “Womex” (abreviación de “World Music Exposition”). Este año se celebró por tercera vez en Copenhague, Dinamarca, ya que Womex establece sede en diferentes ciudades europeas cada uno a tres años. Dichos profesionales se encuentran repartidos en su mayoría entre agentes que representan a músicos u organizan sus giras, y presentadores y promotores quienes están considerando artistas para presentarlos en escenarios y giras principalmente por Europa y las ciudades principales de Estados Unidos. Como parte fundamental de Womex, un jurado invitado especial elige cada año a aproximadamente cien artistas o agrupaciones de todas partes del mundo, los cuales se presentan a lo largo de tres noches en cinco escenarios. Además, durante el día, en decenas de stands, tanto agentes como artistas promueven nuevos proyectos y nuevas grabaciones. La presencia latina en Womex siempre es notable, pero este año en particular la cumbia imperó. La cumbia nació en Colombia hace unos cuatro siglos, posiblemente del ritmo africano del cumbé mezclado con ritmos indígenas y españoles, y hoy día se ha vuelto motor central de muchos géneros de ultra vanguardia. Fueron sumamente bien recibidos en el escenario los ritmos electrotropicales de Systema Solar de Colombia y en los stands, los materiales electro-cumbieros de los DJ’s productores argentinos de Zizek Records y también de artistas nuevos como La Chiva Gantiva, colombianos radicados en Bélgica que desde Europa se asesoran en sus producciones por el inglés Richard Blair, uno de los primeros en llevar la cumbia electrónica al ámbito mundial con su grupo Sidestepper. Más aparte de todas sus versiones de vanguardia, la cumbia colombiana tradicional por excelencia en manos del mexicano Celso Piña fue uno de los grandes éxitos en el escenario de Womex en Copenhague. Tuve la oportunidad de conversar con el maestro, quien me comenta que su vida comenzó alrededor de 1974, porque ese fue el año que descubrió los clásicos ritmos colombianos en discos como Los Corraleros de Majagual (grupo creado en el año 1962, que se le considera como uno de los mejores intérpretes de la música de la costa Atlántica colombiana). “Me cautivó ese ritmo”, dice Piña, “...el acordeón, la guacharaca, el tambor. En mi Monterrey, mi tierra, no había nadie que tocara este género. Había otros, pero era como tropicalón. Había sonideros pero no se tocaba en vivo,

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FotograFía: Catalina María Johnson

Y desde Monterrey, una cumbia colombiana Para todo el mundo... Mira emociona y suena, Si ella agua ritmo lleva Ella como gira y vuela Mientras aquel se menea… Cumbia sobre el Río, de Celso Piña

y yo me dije, ‘eso se oye muy padre, pero se oiría mejor, si alguien la interpretase’. Y me puse la tarea de interpretar. Primero saber el acordeón y luego poder interpretar. Alfredo Gutiérrez [uno de los Corraleros] fue mi profesor virtual, con sus discos empecé. Lo hice con un acordeoncito que mi papa me compró, sencillo, de dos hileras, y me pasé, cuatro, cinco, seis años oyendo los discos y practicando”. Por fin logró Piña su objetivo, y se puso a tocar fiestas. Me cuenta que su canción favorita sigue siendo la primera que logró sacar en el acordeón, “Si mañana”. “Siempre la toco, donde sea. Fue la primera que me dijo mi papá, que no era músico, pero tenía una oreja de este tamaño” — me alarga el pulgar y el dedo índice — “fue la primera que él me dijo, ‘esa sí te salió bien’”. Claro, los talentos de Piña exceden una simple y mera imitación de ritmos colombianos, y al preguntarle cuáles son sus influencias, me aclara: “Yo tomé las raíces de Colombia, pero a uno le sale de repente su ‘yo’”. Añade: “Yo soy adorador de los Beatles, era mi grupo”. Y al ver mi sorpresa, me explica, riendo, “Pero es que hubo un pequeño incidente, ¡no les entendía! Y Los Corredores del Majagual me empezaron a ganar, porque les entendía. Pero yo en mi Ipod traigo toda la música de los Beatles”. Ahora, a los treinta y tres años de trayectoria, Piña dice que sigue luchando, aunque su actual y larga gira europea coordinada por franceses le ha dado muchas satisfacciones: “No voy a decir que todo ha sido miel sobre hojuelas. Hay que seguir adelante... Mi acordeón me ha dado todo. Y me ha dado también la oportunidad de conocer otros países… Es como una coronación a mi esfuerzo de tantos años de estar luchando, vienes para acá y te sientes realizado. Pero todavía me faltan muchas cosas por hacer. Primeramente Dios que nos dé salud y vida para seguir llevando la música todo el mundo”. Concluimos hablando de la importancia de la música en la vida: “Necesitamos, pan, necesitamos amor, necesitamos arte visual, necesitamos música. Es parte de la vida. ¿Aquel es pintor? ¡Qué bueno! ¿Aquel es poeta? ¡Qué bueno! ¿Y aquel es músico? ¡Qué bueno! Es un complemento de la vida, la música no puede faltar. Acordémonos que no solo de pan vive el hombre. Del arte también”.

Catalina María Johnson es escritora y locutora/ productora de programas de radio para estaciones de radio públicas. Para mayor información o para ver la entrevista completa en video: www.catalinamariajohnson.com contratiempo

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