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Descubriendo un mundo nuevo de música en los Estados Unidos Latinos Catalina María Johnson Del 15 de septiembre al 15 de octubre, celebramos a nivel nacional el mes de la herencia hispana, mes que recientemente también algunos denominan el mes de la herencia latina. La música pareciera dar más fiel cuenta de nuestro patrimonio que las palabras que usamos para describirnos en este mes de celebraciones. Sin perder de vista sus raíces, nuestros
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Se dan influencias bastante inusuales, debido a juventudes en las se experimentaron muchos diferentes tipos de música. Zemog el Gallo Bueno (del apellido del fundador Abraham Gómez-Delgado al revés) banda basada en Boston, mezcla ritmos folklóricos puertorriqueños con rock metal, aún así incorporando instrumentos tradicionales como el cuatro puertorriqueño.
Se arraigan las tradiciones de este lado de la frontera. En Chicago, Sones de méxico ensemble, pioneros dentro del movimiento jarochicagoense, ha creado nuevos clásicos en su trayectoria como músicos dedicados a los diversos sones mexicanos.
Se crean fusiones globolocales, como las de Los rakas, que no solo parten de sus ritmos panameños que ya de por sí mezclaban a Jamaica, sino que llevan una buena dosis del hip-hop particular de Oakland, California, donde residen.
Nacen latinos honorarios, como Wil-Dog Abers, quien siendo miembro de la reconocida banda indie latina Ozomatli, de Los Ángeles, responde a su pasión por la música mexicana de banda y norteña fundando la banda el Gavachillo y su Banda Lluvia de estrellas, que toca composiciones ultramexicanas con los más leves toques roqueros.
músicos latinos ya en este país y en el contexto de diversas influencias, van desarrollando casi nuevos géneros en las que se explora una latinidad sin fronteras. Les brindamos, en orden aleatorio, algunas de las tendencias que hemos observado en la obra de los nuevos descubridores de mundos musicales latinos.
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Surgen mezclas de múltiples influencias pan-latinas, como la de la banda de Miami Locos por Juana, que aparte de hip hop y muchos metales, incorpora a través de sus vocalistas, St. Thomas, Puerto Rico y Colombia en una mezcla explosiva con bastante swing isleño.
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Una infusión cosmopolita le da nueva vida a las tradiciones, como en las composiciones de la mexicoamericana Sandra Velásquez, vocalista principal y compositora de Pistolera, agrupación basada en Nueva York, quien halla nuevos sentidos a la cumbia y otros ritmos norteños mexicanos.
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Adquieren nuevos matices géneros norteamericanos, como el jazz de la colombiana Lucía Pulido. Sus composiciones, en las que destaca la nítida belleza de su voz, tienen un carisma extraordinario al ser indudablemente colombianas y de exquisita sofisticación neoyorquina, todo a la vez.
Pistolera
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Renacen antiguos géneros híbridos, como el nuevo rock de la frontera de Brownout de Austin, Texas, grupo que retoma esos ritmos con los que se criaron varios de sus miembros de Laredo, añadiéndoles mucho, pero mucho funk.
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Se mezclan elementos de antiguas tradiciones como en el caso de la música de Los Po’ Boy-citos, de Nueva Orleans, quienes le añaden más mambo al sonido de esa clásica ciudad, o más Nueva Orleans al mambo cubano, dependiendo de cómo se les vea. De cualquier manera, es irresistible el gumbo musical que crean.
Cortesía M. sharkey
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Hay reinvención de tradiciones, como el nouveau mariachi del cantautor rana Santacruz, mexicano radicado en Nueva York, cuyas dulce melodías cuentan historietas que recuerdan a Gabriel García Márquez.
sones de México
Cortesía todd Winters
Tan diversos como sus raíces, son los ritmos y melodías de nuestros músicos, quienes exploran los límites de su latinidad sin algunos de las restricciones que quizás se hubieran dado en sus países de origen. Sin embargo, siguen teniendo en común con el arte latinoamericano el que sus letras nos comuniquen un mensaje claro muy aparte de que los ritmos nos pongan a bailar. Frecuentemente comentan en sus letras la experiencia inmigrante y la experiencia de conflictos en el enfrentamiento de sus múltiples culturas. Por ejemplo, Zemog el Gallo Bueno tiene una canción sobre el susto que le da a los niños un viejo gordo vestido de rojo (el Santa Claus estadounidense) en las parrandas puertorriqueñas. Brownout, aunque muchas de sus canciones son instrumentales, cuando canta, como en “Con el Cuete”, maneja temas como
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la violencia en la frontera. La situación de los inmigrantes la tocan muchos de estos artistas, como Locos por Juana con la canción “¿De dónde es?”; Sones de méxico con “Esta Tierra es Tuya” (su interpretación del clásico tema de Woody Guthrie); y Pistolera en la canción “Escucha” cuya letra reclama “¿Quién parece ilegal?” y le tira directamente a la xenofobia. Esta característica de mucho arte latinoamericano no la dejan atrás nuestros artistas: El arte debe tener conciencia.
Catalina María Johnson es periodista y locutora/productora de programas de radio para estaciones de radio pública. Para mayor información: www.catalinamariajohnson.com
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