Contratiempo 86 • Julio/ Agosto

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Cartografía de soledades en el teatro de Carmen Zeta Carlos Vázquez Cruz

convence a la fémina del sometimiento a las necesidades privilegiadas de él. Aun así, aunque Valeria intenta zafarse de la imposición por género, en instancias responde perfectamente al estereotipo melodramático que nuestra sociedad patriarcal-falocéntrica le ha reservado como mujer. Gracias a ello, el final resplandece cuando queda Marcial como un ser reducido e infantilizado por su ineptitud para convivir con la Otra. Zeta sube el telón a la ciencia ficción con “Crema del cielo”. Planta tras bastidores la sexualidad como concepto líquido. En un tiempo en que los hombres se tornan incapaces de procrear, en que el planeta se ha quedado sin niños, Marina se somete

El entorno condiciona al ser humano, según proponen varias teorías

al cambio de sexo con tal de que la humanidad prevalezca. Sebastián, como promete

conductuales. Dicha creencia se ha validado hasta el punto de reproducirla y aplicarla al

su nombre, termina acribillado por las flechas de la homosexualidad: 1) padece el

campo literario, en donde una de las modalidades del conflicto la constituye el hombre

complejo de Edipo; 2) su padre abandonó la familia por otro hombre; 3) el sentimiento

contra el ambiente. Aunque escrito para ser representado, el teatro también es literatura y,

hacia Marina lo libera de las ataduras a la madre, pero 4) vincula sus emociones a

como tal, admite descascararse, ponderarse, comentarse para ambientar la cosa.

Sergio, álter ego de Marina. “Sergio” figura como “guardián” del corazón; tienta las

A siete años de Pública intimidad (cuentos, Isla Negra Editores, 2003), Carmen Zeta

esperanzas capaces de rebasar los límites del cuerpo y entregarse sin medidas. Una

reaparece en el proscenio con 3 + III x Z (Isla Negra Editores, 2010) para ocupar el

de las claves teatrales que concretan la liquidez de la masculinidad, radica en que –

espacio como dramaturga que legítimamente le corresponde. En el prólogo, se descifra

contrario a las obras previas de Zeta– ésta se desplaza a través de localidades físicas

la ecuación: “3 obras de teatro breves y III largas”. La variable Z equivale al “nom de plume”

(parque, apartamento, casa, vestíbulos, bar, centro comercial) que esbozan el fluir de

de su autora. Este libro recupera trabajos producidos por ella a través de una extensa y

los personajes y sus fatalidades.

diversa trayectoria teatral que precede su incursión en la narrativa y en la pintura. Entre las coordenadas imprecisas e intangibles de las ondas radiales y las En 3 + III x Z se lee cómo la claustrofobia insular se infiltra en los espacios de

videoimágenes de “Fade-Out”, resucita la eterna guerra entre el Bien y el Mal, el

la escritora y modifica su labor escritural. La soledad que vive cada isla en el

primero personificado por Miguel (San Miguel Arcángel), y el segundo, por Hugo,

conglomerado de las Antillas –o que padece el teatro dentro del conjunto literatura– se

alias “La Bestia”, “el señor misterio” (Satanás). El cielo es pues una radioemisora

estampa en seis obras plagadas de sujetos que sólo son capaces de socializar desde

cuyos oyentes imploran por alguien que los acompañe a través de la nocturnidad, del

la propia desolación. Hay un archipiélago de individuos para quienes las dinámicas

oscurantismo humano y el abandono. Se reformula tanto al Dios reconocido por sus

comunitarias son más escapatoria que compromiso.

efectos, como al Dios que ha muerto, por lo que la gente dialoga en directo con el

Todo comienza con un cuarto de hospital, un niño en coma encamado, un padre

porque se amplifica On the Air. Lo más interesante de esta puesta en escena es que

soltero y toneladas de recuerdos comprimidas entre sienes. En el plano literal, “Mi amor

plantea a la divinidad como conciencia fallida de Satanás.

Diablo: demonio a quien todos ansían matar, pero a cuya voz nadie puede resistirse

chiquito” conecta el abandono de la esposa al padre abnegado, al accidente del hijo, a una decisión funesta tomada por amor. La dedicatoria: “Monólogo para un hombre sensible…” (13), procura la parcialidad que debe asumir quien lee en relación con el padre.

“A pelo” (2004) expone la barbería de un pueblo como sitio decadente por donde transitan actantes (de)caídos cuya comunidad enmarca soledades múltiples. Todos

Sin embargo, subyacen otras implicaciones sicológicas. Estamos ante un ser

terminan muy felices, sospechosamente felices. Empuñan una alegría que jamás

enclaustrado en una habitación (el fuero interno) en donde agoniza su niño (interior),

consiguen a partir de lo real: se conforman con prótesis que reemplazan lo anhelado.

símbolo del pasado o adolescente a quien el adulto sirve de futuro. Hay una propuesta

Don Gume sustituye a la hija que lo desprecia, por Otilio, quien lo ama como hijo.

crítica a la masculinidad hegemónica que se amputa la sensibilidad para prevalecer.

Lucho y Tona echan mano del otro para, en el caso de Lucho, encontrar el objeto del

Aquí se retoma y se consuma, dentro de artefactos signados por la modernidad, el

amor evocado por sus canciones y poemas, y, en el de Tona, compensar la carencia

relato de Abrahán, narración acerca del sacrificio del hijo que, con la crucifixión, Dios

emocional dentro de la precariedad o el espejismo de la Barbería. El local ejemplifica

materializó posteriormente.

un paraíso perdido: se convierte en spa para sobrevivir y para que otros subsistan. La transformación también altera la esencia de sus sujetos.

“Polillas en Babel” nos ubica en el locus mítico en donde todos los idiomas fueron posibles, pero desde el cual también Dios dispersó a una creación que pretendió

3 + III x Z penetra en los ojos con forma de literatura y se instala entre cejas como

asimilársele. Se trata de una comedia escenificada en una dimensión utópica.

un cuestionamiento ideológico sobre estructuras de poder que nos aplastan. El título

Valiéndose del humor y del absurdo, sus agentes –las larvas– discuten atrocidades e

encierra una ecuación difícil de resolver, pero sustancial para el teatro puertorriqueño,

incongruencias morales y espirituales del ser humano a través de la historia mientras

no sólo porque el compromiso editorial hacia el arte dramático en la Isla es

devoran la Biblia.

enfermizamente mínimo en comparación con el resto de la literatura, sino porque, en cuanto a propuesta de pensamiento, esta disciplina se aborda más como diversión

La inacabable batalla de los sexos resurge en “El amnésico y la entregada”. Los

superflua, que como producto intelectual.

nombres de sus protagonistas rescatan que los hombres son de Marte (Marcial) y las mujeres son de Venus (Valeria). El “personaje andrógino, Lalo, que “puede ser interpretado por un hombre o una mujer” (45), bien pudo llamarse Lola, por lo cual repasamos el bautizo como matiz del destino ficcional. Contrario a la obra anterior,

Carlos Vázquez Cruz es escritor puertorriqueño

transcurrida en el no-lugar babélico, ésta “puede representarse en cualquier escenario”.

y docente en la ciudad de Nueva York.

Zeta denuncia la subordinación femenina: cómo el imaginario de supremacía masculina

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JULIO/ AGOSTO 2011


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