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Arqueología bíblica

Robert Macalister Y La Ciudad Filistea De Gezer

El Museo Nacional De Beirut Cumple 80 A Os

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Vidal Universitat

Robert Alexander Stewart Macalister (Dublín, 1870-Cambridge, 1950) fue uno de los arqueólogos irlandeses más destacados de la primera mitad del siglo XX. Aunque se formó como geólogo en la Universidad de Cambridge, rápidamente desarrolló un interés creciente por la arqueología y la prehistoria de Europa y el Próximo Oriente. De hecho, a día de hoy se le considera uno de los fundadores de la disciplina en Cambridge. Se inició en el estudio de la cultura material de Tierra Santa de la mano del arqueólogo estadounidense Frederick J. Bliss, discípulo de Flinders Petrie. Entre 1898 y 1900 Macalister trabajó como asistente de Bliss en los yacimientos de Tell ez-Zakariyeh, Tell es-Safi, Tell el-Judeideh y Tell Sandahannah. Sin embargo, su carrera fue meteórica. Así, ya en 1901 fue nombrado director de excavaciones de la Palestine Exploration

Fund británica, cargo que ocupó hasta 1909 y, en una segunda época, entre 1923 y 1924. Pero si hoy en día Macalister es un nombre inevitable en la historia de la arqueología bíblica, ello se debe a sus excavaciones en la ciudad de Gezer, donde trabajó de forma casi ininterrumpida entre 1902 y 1909. Aquella fue, sin lugar a dudas, la excavación más ambiciosa que se había realizado en Palestina hasta entonces. Allí, Macalister pudo disponer de hasta doscientos trabajadores que le asistieron y le permitieron obtener notables resultados, como el hallazgo de las puertas de la ciudad o el famoso calendario de Gezer, una inscripción paleohebrea del siglo X a.C., donde se detallaban las actividades agrícolas anuales. Sin embargo, hoy en día es frecuente leer fuertes críticas a la labor de Macalister, sobre todo por haber trabajado de manera excesivamente apresurada y un tanto descuidada, sin prestar demasiada atención al registro de los materiales o al análisis de la estratigrafía del yacimiento. Es evidente que todo ello provocó la pérdida definitiva de gran cantidad de datos arqueológicos muy valiosos. Uno de los motivos que explican las prisas de Macalister era su firme convencimiento acerca de la existencia en Gezer de un archivo real que debía descubrirse antes de que lo hicieran los saqueadores de antigüedades. Dicho archivo jamás fue localizado.

Más allá de esas críticas, lo cierto es que la relación de Macalister con la arqueología bíblica prácticamente terminó en 1909. El motivo fue su nombramiento como catedrático de Arqueología Celta del University College de Dublín, lo que le hizo dar un giro radical a su carrera, para dedicarse de manera prioritaria al estudio de la arqueología y la epigrafía irlandesas.

Sin embargo, todavía realizó una última y breve incursión en el campo de la arqueología bíblica en 1923, cuando excavó en el sector de Jerusalén conocido como el Ofel.

Allí, entre otros, localizó una gran torre de piedra que dató a principios del siglo X a.C., así como lo que definió como una rampa escalonada de piedras que conducía hasta el sector de la muralla atribuido a los jebuseos, los habitantes de Jerusalén anteriores a la conquista de la ciudad por parte de David.

La historia de Museo Nacional de Beirut es un fiel reflejo de la historia reciente del Líbano. La génesis de esta institución hay que situarla en la primera colección de antigüedades creada en 1919 por el comandante francés Raymond Weil. Con el objetivo de dar a esta colección un lugar adecuado para su conservación y exposición, se creó en 1923 un comité de amigos del museo del que formaron parte personalidades de la política, de los negocios y de la cultura del Líbano. En un terreno cedido por el Ayuntamiento de Beirut, los arquitectos Pierre Leprince-Ringuet y Antoine Sélim Nahas levantaron un edificio de estilo egiptizante. El museo fue inaugurado el 27 de mayo de 1942, hace ahora 80 años. El emir y arqueólogo libanés Maurice Chéhab fue nombrado conservador-jefe y se hizo responsable de un fondo de aproximadamente 1500 objetos arqueológicos. Esta colección inicial fue creciendo al ritmo de las excavaciones realizadas en los años sesenta y setenta en diversos yacimientos del país: Biblos, Tiro, Sidón, Baalbek y Kamed el-Loz. En la actualidad, el museo exhibe un rico patrimonio que va desde la prehistoria hasta el período otomano. Y entre las obras estrella se encuentran una tumba romana de Tiro, el sarcófago con la inscripción fenicia del rey de Biblos Ahiram (del siglo X a.C.), o la treintena de sarcófagos antropoides de mármol de la necrópolis fenicia de Sidón. En las últimas décadas, el desarrollo urbanístico en la ciudad de Beirut ha conllevado la realización de campañas de arqueología de urgencia, que han librado miles de objetos arqueológicos, hoy almacenados en depósitos de la capital libanesa.

Los convulsos avatares políticos del Líbano han tenido reflejo en la historia de su museo nacional. Con la guerra civil, iniciada en 1975, el museo se situó en la línea de demarcación que dividió Beirut en dos sectores antagonistas. Durante la contienda, el museo protegió con armazones de hormigón las obras de mayor tamaño (estatuas, sarcófagos y mosaicos), que no se podían desplazar a otro lugar. El resto de la colección (joyas, estatuillas, monedas, armas, etc.) se trasladaron a la caja fuerte del Banco del Líbano. El edificio sufrió numerosos daños por los impactos de los bombardeos acontecidos en 1982.

Gracias a la ayuda recibida a través de diferentes iniciativas, el museo volvió a abrir sus puertas en 1997, pero con un acceso limitado a parte de sus salas. Un año después volvió a cerrar para efectuar nuevos trabajos de acondicionamiento. En 1999 se reabrió con un discurso expositivo renovado. Recientemente, la explosión en el puerto de Beirut, ocurrida el 4 de agosto de 2020, provocó importantes desperfectos en las instalaciones y en los sistemas de seguridad del museo. La solución a este nuevo daño ha venido de la mano de la fundación Aliph (Alianza internacional para la protección del patrimonio de zonas en conflicto) y del Museo del Louvre. Hoy, el Museo Nacional de Beirut abre nuevamente sus salas, pero en un horario restringido por la falta de medios.

NOTICIAS EN CORTO Redacción

TELL KEILA (HEBRÓN), UN LUGAR DE CONTACTOS INTERCULTURALES

Tell Keila (o Killa, Keilah, Enchela en Flavio Josefo, Eusebio de Cesarea o Sozomeno) se encuentra a unos 15 km al noroeste de la ciudad de Hebrón, Territorios Palestinos, en el municipio de Beit Ula. Desde el siglo XIX se identificó este lugar con el emplazamiento bíblico de Queilá (con tres menciones en el Antiguo Testamento), que sucede al tell de Qiltu citado seis veces en las cartas de el-Amarna, en Egipto. Las prospecciones y excavaciones realizadas por la Universidad Paul Valéry Montpellier 3 muestran una ocupación casi continua desde el Bronce Medio hasta el período otomano; no se había excavado antes de 2014.

Se ha reconstruido el trazado de la muralla del Bronce Medio que sigue el contorno de la meseta de la cima y una torre de 11 m de longitud, que parece ser única, podría corresponder al acceso principal al yacimiento. El muro de fortificación estaba cubierto por un glacis en la Edad de Hierro. La presencia de hábitats correspondientes a estos períodos ha sido identificada por excavaciones clandestinas en la cima del tell y será objeto de una futura campaña.

Se han localizado una cincuentena de tumbas fechadas en la Edad del Bronce, del Hierro y en los períodos helenístico y romano, la mayoría de ellas reutilizadas hasta la época protobizantina. El hábitat correspondiente a estos períodos más recientes parece menos denso, pero una inscripción de dedicación en latín atestigua una presencia romana en el Alto Imperio. También hay algunos restos de una instalación artesanal o agrícola tardorromana, así como numerosos lagares con rodillos de piedra o instalados en el sustrato calcáreo en las pendientes de la colina. En los períodos más antiguos (Bronce y Hierro), la ubicación de Keila sitúa el lugar en la frontera entre los tells de la llanura costera (Shefelá) y los de las «Tierras Altas». Por lo tanto, se encuentra en una zona de contacto de varias culturas diferentes (cananea, filistea y Judá). La excavación del hábitat revelará las respectivas influencias de estas diferentes culturas. Así, se ha encontrado material egeo en una tumba del Bronce Final, lo que atestigua su integración en un comercio que supera los límites estrictamente locales. La naturaleza del propio hábitat permitirá caracterizar mejor el yacimiento y evaluar su posible dependencia de los asentamientos vecinos (¿comunidad aldeana, jefatura local afiliada a la ciudad cananea –y posteriormente filistea– de Gath, o ciudad independiente en el Bronce Final, con estructuras prestigiosas o palaciales?). Sin duda, las investigaciones futuras también podrán determinar cuándo pasó a formar parte Keila de la esfera de Judá. El descubrimiento de un baptisterio protobizantino y de los restos de una iglesia contigua, pavimentada con mosaicos y acompañada de una inscripción, permite abordar los problemas cronológicos y tipológicos de la cristianización en la tierra de Judá. La mención de un sacerdote y un diácono sitúa a la iglesia de Keila entre las, relativamente raras, que no pertenecen a un monasterio, y parece revelar la existencia de una comunidad aldeana cristianizada. Por último, encima de la iglesia se encontraron los restos de un hábitat mameluco de prestigio, con el suelo cubierto de mosaicos, instalado sobre los escombros de los elementos protobizantinos. Se trata, de nuevo, de vestigios relativamente excepcionales.

Vista aérea de Tell Keila (foto: misión arqueológica de Keila).

Exposici N

Hasta el 31 de diciembre puede visitarse en el Palacio de las Alhajas de Madrid la muestra temporal Hijas del Nilo. Mujer y sociedad en el antiguo Egipto. El grupo Eulen presenta la primera exposición en España sobre el papel de la mujer en el antiguo Egipto a partir de casi trescientas piezas arqueológicas y artísticas procedentes de museos y colecciones de doce países, que recorre todos los ámbitos del mundo femenino, desde la vida cotidiana, el atuendo y la cosmética, hasta su influencia como diosas y reinas o los rituales funerarios. La exhibición ha sido comisariada por los egiptólogos Esther Pons y Nacho Ares con el objetivo de dar a conocer el verdadero poder de las mujeres en el Egipto faraónico.

Publicaci N

La Sociedad Luso-Gallega de Estudios Mesopotámicos acaba de publicar recientemente el libro del profesor Jean-Claude Margueron titulado Les palais d’Ugarit: de la pose de la première pierre à la destruction finale (XV-début XII s. av. J.-C.) En esta monografía, el autor, antiguo director de estudios en la École Pratique des Hautes Études de París y director de los proyectos arqueológicos en Larsa, Ugarit, Emar y Mari (1969-2004), nos ofrece una visión renovada del palacio de Ugarit, cerca de la costa de Siria, distinguiendo cuatro etapas distintas entre 1500 y 1180 a.C.

Efem Ride

El 23 de mayo de 1962, hace ahora 60 años, se iniciaron las excavaciones arqueológicas en la terraza de el-Khiam, a unos 11 km en línea recta de la ciudad de Belén. Fueron un hito para la ciencia española, ya que estos trabajos, dirigidos por Joaquín González Echegaray bajo la tutela de la Casa de Santiago de Jerusalén, representaron en su momento el verdadero inicio de la arqueología de nuestro país en Oriente Próximo. Tras las no demasiado fructíferas investigaciones, realizadas dos años antes, en la cueva de Mogaret Dalal, González Echegaray contribuyó con el estudio de el-Khiam a la comprensión de los procesos de neolitización en Oriente Próximo, dando nombre a un nuevo período de la prehistoria del Levante oriental, el khiamiense.

Asiria Amenazada

En 2003, en el mismo año de la invasión de Iraq por una coalición internacional, la antigua ciudad mesopotámica de Assur, la primera capital de Asiria desde el siglo XIX a.C., fue declarada patrimonio mundial por la Unesco. Esta nueva situación provocó que la construcción de una presa en Makhoul, prevista en el río Tigris, quedara paralizada y olvidada. Sin embargo, las persistentes sequías en el país árabe y la disminución de los ríos Tigris y Éufrates (por la construcción de otras presas en Siria y Turquía) han hecho que la presa de Makhoul, en el suroeste de Kirkuk, vuelva a la agenda política. En abril de 2021, los trabajos de construcción de la presa comenzaron nuevamente. Si el proyecto sale adelante, tal como está planificado en la actualidad, la creación de la presa amenaza con inundar la ciudad de Assur y más de doscientos sitios patrimoniales en el corazón de lo que fue la civilización asiria.