GRAN CIRCO
ALBUM de HONOR «lOEl CIRCO BELLI>o Circo Bell
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Acto SUKesti\'o Y tnlocionnnte. El lnriño l ti ' 810r. han
convert ido en oscla,'o • d o~ IlId om 3 ~l c, KE\ E . de la SR ~ A. La ternura y lo con la n<ia hUII Irocado In lierna san.
guinaria en obedien in) unlL ión.
un acto imponellle y lIello de nlra Iho. L screllidod de \l CHELL es ca,,!j'.dora) orprende l. humildad de liS terribles educando
Serán pocas las Exhibicionesl lo haj que perder la oportuoidad!
la llu via y el lodo, estaba la tienda de Santo Domingo, llena como cuentan del purgatorio. Con decir a ustedes que delante de la puerta de gradas había un inmenso charco y como por efecto de la costumbre nacional, se empujaban unos a otros los concurrentes, e iban a dar al charco, lo secaron con los pies. Con decir a ustedes que había señoras en la luneta que vieron de pie toda la función. Por supuesto que el beneficio se redujo a secció n de chistosadas en que el respetable públi co ha reído hasta el delirio. Bell tuvo muy originales ocu rrencias. Presentóse, por ejempl o vestido del traje de la domadora de serpientes, con una peluca de ixtle que parecía morrión y de una caja con gra ndes precauciones fue ex trayendo enormes serpientes de trapo que tenían en la cabeza un gato que chi llaba y arañaba a la domadora, quien hacía los mismos visajes y monadas de la Delma Jauta , con más los que obligaban a verificar los arañazos de los amables bichos y el público reía y las carcajadas se mezclaban en inmen so coro con los maullidos de los enojados gatos. [El monitor repu blicano, 5 de mayo 1889]
Me ¡cuerdo del miércoles: 1,0
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la perspec-
tiva que aquellas gradas ofrecían, era estupenda. La gente formaba como una masa compacta, indefini ble, de la que se desprendía sordo pero colosa l murmullo. Los espectadores se apiñaban, osci laban [sic] aquel hormigueo y de vez en cuan do los de las gradas superiores