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Que cada palo aguante su vela

Que cada palo aguante su vela

Cada mañana, al ir a trabajar, me encuentro en el ascensor con el niño que fui. A veces tengo la tentación de advertirle de todos los suspensos, decepciones amorosas y fracasos laborales que lo esperan, pero si lo hiciese, él tendría en la vida mucha más suerte de la que yo he tenido, y eso no me parece justo, sobre todo porque al regresar por la noche siempre me encuentro en el ascensor con el anciano que seré, y ese maldito viejo nunca me cuenta nada de lo que me aguarda en el futuro.

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Raúl Clavero Blázquez Madrid