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Lagungo

Resolviendo conflictos: Cuando la cuerda se tensa

LAGUNGO

Centro Diocesano de Orientación y Terapia Familiar

Podríamos afirmar que el conflicto es algo inherente a cualquier grupo humano y, del mismo modo, es un elemento permanente en la vida familiar. La cuestión, por tanto, no es si en nuestra familia se dan conflictos o no, sino cómo los vamos resolviendo. El objetivo es hacer del propio conflicto un elemento de aprendizaje y de cohesión, que sirva para reforzar nuestros lazos familiares.

Para ello, te presentamos 4 actitudes ante el conflicto, cada una de ellas conlleva una estrategia de resolución; cada una de ellas, a su vez, incide en la diná-

A lo largo del proceso psico evolutivo de cada familia hay determinados momentos, marcados por el propio momento vital, en los que surgen conflictos. Un ejemplo puede ser esos primeros años en los que, en pleno proceso de autonomía, nuestros hijos e hijas aprenden a decir “no”. Si bien, el ejemplo más evidente sea el de la adolescencia, donde, podríamos afirmar, que están más que entrenados en esa capacidad de decir “no” y, el conflicto se convierte en un elemento del día a día en nuestras relaciones familiares: problemas por la hora de llegada a casa los fines de semana, por el uso (abuso) del teléfono móvil, por la paga semanal o mensual…es como si casi todo en la relación con ellos se llenase de conflicto.

mica relacional en la familia. Haremos el análisis a partir de dos factores; por un lado, la consecución (o no) de los objetivos que nos proponemos; por el otro lado, la importancia del cuidado de la relación en dicho proceso de resolución.

La primera actitud es la competición. Helburuak lortzea da garrantzitsuena. “yo gano- tú pierdes”. La segunda actitud es la evasión. Istiluari aurre ez egitea. “yo pierdo-tú pierdes”.

La tercera actitud es la sumisión. Seme-alaben gurarien mende geratzea. “yo pierdo, tú ganas”.

Por último, la negociación. Harremanari eta helburuei garrantzia emotea. “yo gano, tú ganas”.

Te invitamos a reflexionar en torno a la presencia de estas cuatro actitudes en tus estrategias de resolución de conflictos. Evidentemente, no es lo mismo la resolución de conflictos con niños pequeños que con adolescentes. Igualmente, es posible que haya situaciones puntuales que requieran de estrategias muy determinadas, y que sea difícil establecer criterios generales. No obstante, sí podemos afirmar que la negociación puede ser una actitud adecuada para hacer de los conflictos en la familia un laboratorio de aprendizaje y crecimiento, ayudando a destensar esa cuerda que, en numerosas ocasiones, se estira y genera tensiones en las relaciones. ¡Ánimo con el reto! •

El testimonio y propuesta de Jesús de Nazareth es tejer con amor y buen trato nuestras relaciones, conversaciones y conflictos. Discutir con amor y respeto, lejos de los insultos, el menosprecio, el autoritarismo o la imposición. “Amaos y cuidaos los unos a los otros”. Es una oportunidad de aprendizaje para cada miembro de la familia y una buena escuela para crecer como equipo de padres.