PREGON DE LAS FIESTAS EN HONOR DE SANTA QUITERIA VIRGEN Y MARTIR EN HUETE 2011 Rosa Quiteria Puerta Valencia
Buenas noches Huete y a todos los que hoy tenemos la suerte de estar aquí y en este momento. Antes de nada quiero agradecer a la Comisión de festejos su gran trabajo para organizar con éxito los actos de las fiestas y por aceptarme este año para ser la pregonera. A la Banda de la Cruz Roja de Sevilla, la cual lleva amenizándonos con su excepcional música varios años y que también se sienten un poquito Quiterios. A la dulzaina y al tamboril, que bien nos deleitan con esa melodía tan especial y tan nuestra. A nuestros danzantes, que con esfuerzo y esmero cada año nos alegran con sus bailes. Y por último, y no por ello menos importante, a todos los demás Quiterios, sin olvidar a los ausentes y a los difuntos (este año falta mi abuelo entre otros) porque sois el alma de la fiesta. Otro año más todos aquí reunidos, para dar comienzo a nuestros tan esperados cuatro días. Ilusionados, nerviosos, contentos, impacientes… Sinceramente creo que todos nos podemos sentir identificados y unidos, ¿verdad? Porque ante todo nuestra fiesta es un acto de celebración, de alegría, ilusión, de reencuentros y emociones, de alguna que otra lágrima… Todavía recuerdo el momento en el que me comunicaron que yo sería la que haría esto este año. No estaba muy convencida de poder hacerlo y más en un año en el que por los estudios no sabía ni siquiera si iba a ser posible mi asistencia, pero al poco tiempo un buen día un profesor me confirmó la fecha de unos exámenes y al saber a ciencia cierta que podría estar esta noche aquí con todos vosotros, en ese mismo instante comencé a redactar este texto. Aunque ¡Qué torpes e inútiles se vuelven las palabras para explicar lo que
sentimos al ver aparecer o desaparecer a la Santa por la puerta de San Gil, por las calles del barrio, por nuestra querida Chopera! ¡Qué torpes e inútiles se vuelven las palabras para expresar lo que cada uno le pide o le agradece a la Santa! ¡Sólo a veces la emoción o las lágrimas son las únicas capaces de manifestar lo que realmente siente un quiterio!
Pese a todas las dificultades lingüísticas y solventando obstáculos como la vergüenza estoy haciendo el pregón para superar un reto y de alguna forma también para agradecer a Santa Quiteria su acción de guiarme cada día y en cada situación. He de reconocer que también para contentar a mi madre cumpliendo el deseo que ella tenía de que yo estuviera aquí siendo la pregonera en el año de mi mayoría de edad, para dar otro enfoque de la fiesta desde el punto de vista de la juventud. La idea general es que los jóvenes solo queremos que lleguen estos momentos para “estar de marcha” por la noche y descuidar los actos de las mañanas. Personalmente no creo que sea del todo cierto, puesto que aunque influya bastante, los jóvenes al igual que los adultos estamos deseosos de que lleguen estos magníficos cuatro días porque de verdad queremos celebrar y honrar a nuestra Santa. De hecho, según he ido creciendo me han hecho comprender que si se puede estar toda la noche de juerga y acostarse tarde, también puedes al día siguiente levantarte e ir a los actos religiosos. No obstante, sí que se ve gente joven en la procesión y las misas, porque como buenos quiterios asistimos y disfrutamos con ello. (aunque cada uno se incorpora cuando buenamente puede). Igualmente, es verdad que se podría fomentar un poco más y por ello os animo a los jóvenes a que asistáis a todos los actos establecidos para estos días, porque todos y cada uno de ellos son especiales y mágicos, que a pesar que parezcan mucho y que nuestro cuerpo nos vaya a fallar, ya tendremos tiempo ¨para morir¨ cuando éstos finalicen.
Algunos, los que me conocen, ya sabrán que por diferentes circunstancias me siento muy unida a la Santa, una de ellas porque llevo su nombre por una promesa de mi madre. El llamarse Quiteria es un orgullo (es obvio por qué) y una cruz, por la dificultad en la pronunciación (la gente dice todas las combinaciones posibles: quitería, quiteira, cuiteria), en la escritura (hay que deletrearlo con cierta frecuencia) y por la memorización (aunque quien lo aprende ya no lo olvida). Otra razón por la que quiero a la Santa es porque he asistido todos los años a este encuentro, excepto el año que nací, porque al nacer un “21 de Mayo” viernes fue imposible mi asistencia. Y lo que es peor, la de mi madre, que al no poder venir tampoco aquel año lo recuerda entre contenta y disgustada, porque ella preparada para venir a esperar a la música, la ginecóloga después de un reconocimiento rutinario a las 8 de la mañana le dijo que ¡menuda música iba a tener ella aquel día porque me iba a dar a luz! Visita obligada a mis primeros recuerdos. Aunque parezca mentira según uno se va haciendo mayor, se va dando cuenta de lo rápido que pasa el tiempo, porque siempre has oído el típico “Pero qué mayor estás, si hace nada eras un crío” y no le das importancia, pero lo tomas más en serio, cuando lo puedes ir diciendo tú y tus recuerdos están ya tan lejos aunque tan nítidos… Siendo bien pequeña, recuerdo perfectamente el miedo que me daban los cohetes y en especial, los previos al primer galopeo al igual que los de la salida y entrada de la Santa en las Iglesias, que tenían que llevarme lejos o meterme bajo cubierto para que me calmara. Otro de los recuerdos vívidos que tengo, son los galopeos en los corros de los “pequeños” con mi abuela. Mujer que también me enseñó a querer a la Santa como lo hace ella. Sin embargo, llegó el año en que me metí con mi madre en un corro de los “mayores” porque en los otros me aburría. Pisotones, empujones, codazos, falta de aire… Mi pequeña altura reunía todas las características para pasarlo mal entre tanta gente, pero aun así cumplí el deseo que tenía y en vez de pasarlo mal y agobiarme, reí y disfruté
con la nueva experiencia y ya no volví a los otros. Añadir el grato recuerdo que tengo de vestirme de aldeana. El día que más me gustaba era el domingo por ese mismo motivo, mi traje que olía a “pueblo” a “tradición” y que llevaba el chaleco, el mantón, el faldón, las enaguas y todos sus demás complementos, sin olvidar el mandil en el que llevaba bordado una “Q” en dorado. Este traje sigue dándose uso y ha pasado a ser de mi prima pequeña. Y por último, para no aburrir más recuerdo la primera vez que probé la “limoná“. En teoría tendría que ser un recuerdo bonito, gracioso cuanto menos o agradable, pero es que el mío no lo es del todo, solo fue peculiar, porque con 4 ó 5 años un día que en mi casa la estaba preparando mi madre fui a cotillear como era costumbre y al final “cayó un trago” para que la dejara en paz. Pero claro aquello no me gustó en absoluto. Con los años la cosa ha cambiado ya que incluso sin ser fiestas alguna que otra vez al año le digo a mi madre que la prepare.
En cuanto a mis vivencias de las fiestas durante el resto del año una de las cosas que más me gusta hacer para animarme y recordar momentos de Mayo, es poner marchas militares en mi casa. De hecho lo recomiendo. Cuando veáis que todo va mal y que nada os puede alegrar, con la primera nota de cualquiera de nuestras marchas militares, una sonrisa ya se dibuja en tu cara, o al menos en mi caso ocurre y de da fuerza y ánimo para seguir con mis quehaceres. Otro de los aspectos diarios que me hacen trasladarme a estos días es al entrar en alguna tienda y que alguna cosa me guste y piense en comprármelo porque me vendría genial para Santa Quiteria. Mención especial tienen las comidas típicas de aquí, que al comerlas durante el año recuerdo lo ricas que están y lo poco que las pruebo durante las fiestas por el continúo ir y venir, en el que solo estoy en casa prácticamente para dormir.
Por otro lado, y en especial este año, no ha habido día en el que no haya venido a mi mente Santa Quiteria, bien porque me llamen así, bien porque haya releído este texto varias veces al día, bien porque me hayan preguntado que cómo lo llevaba, si ya lo había terminado, si era muy largo, bien porque hiciera una visita a un pueblo de Madrid en el que también la celebran, bien porque me encontrara casi todas las semanas a una Quiteria de Huete allí dónde vivo y comentáramos los buenos momentos vividos y los que pasaríamos este año que parecían tan lejanos pero ¡ya están aquí!
Lo que tengo claro es que siempre que pueda, y haré todo lo posible por poder todos los años de mi vida, será venir a estos cuatro días porque no me los pierdo por nada.
Santa quiteria: Eres el sol que da calor a mi vida Eres la luna que ilumina mi alma Eres el camino que guía mis pasos Eres el agua que calma mi sed Eres la perla del barrio de San Gil Eres la reina de los ángeles Eres la reina de la humildad Eres la reina de mi corazón Eres el apoyo en el que descanso Eres el amor de todos los quiterios Eres la mujer fuerte Eres el ejemplo de virtud Eres la dulce gallega Eres el amparo de los quiterios
Eres la hermosa doncella Eres la alegría de los quiterios Eres el lucero brillante Eres la estrella de la mañana Eres la hija de Calsia Eres la hija de Catelio Eres la salvada por Sila Eres hermana de Librada, Marina, Victoria, Germana, Eufemia, Marciana, Genibera y Basilia Eres la flor más deseada Eres la flor sin espinas Eres nuestro tesoro Eres nuestro bien más preciado
Dicho esto, solo me queda decir:
¡Viva Santa Quiteria! ¡Qué empiece la fiesta! He dicho
Huete 26 de Mayo del año del Señor 2011