FOTOS: MMGI / M. MAJERUS; THE GARDEN COLLECTION / D. ST. ROMAINE
e Romero, lechuga de hoja roja, berza o kale rizado ‘Reflex’, repollo de hoja gris: una mezcla de texturas y colores entre varas de agapantos de flor azul (izquierda). Este huerto diseñado por Angie Turner para el RHS Tatton Park Flower Show de 2013, en el Reino Unido, se llamó precisamente The Edible Medley, el popurrí comestible. c Los embellecedores de mimbre trenzado imprimen carácter a este jardín de hierbas diseñado por Del Buono Gazerwitz para el Chelsea Flower Show de 2008 (arriba). f Un comedor al aire libre rodeado de plantaciones de hortalizas, entre ellas habas enredadas en tutores y salvias en flor (derecha).
nazaríes, era una finca agrícola donde los jardines y huertas ya coexistían en siglo XIII enseñando que la belleza es compatible con la producción. En los monasterios y castillos de Europa también era habitual esta convivencia de plantas útiles por su valor alimenticio, condimentario o medicinal, y especies de flor. El potager, el cuidadísimo huerto a la francesa, alcanzaría a partir del Renacimiento generosas dimensiones y una disposición cartesiana de gran impacto estético en su versión palaciega (lee Un huerto sujeto a la geometría en la página 8). En una práctica ligada al huerto tiene también su origen el jardín inglés de tipo cottage, de aire silvestre: atraer con una gran diversidad de plantas de flor a los insectos polinizadores imprescindibles para asegurar las cosechas. Los huertos del siglo XXI La jardinería actual, cómo no, había de buscar la integración de huertos y jardines. Una fusión que también es posible en patios y terrazas gracias a la variedad de contenedores disponibles hoy en día. En el Chelsea Flower Show londinense, la mayor muestra de tendencias jardineras del mundo, y otras
exposiciones en el Reino Unido, los vegetable gardens y kitchen gardens enseñan año a año que según cómo se ordenen, o se mezclen con plantas ornamentales, las hortalizas y aromáticas pueden resultar muy bellas gracias al colorido y la textura de sus hojas, flores y frutos. “Un huerto se puede plantear de una manera silvestre, un poco anárquica, como permacultura, permitiendo que hortalizas y ornamentales coexistan”, señala el paisajista Íñigo Segurola. “El resultado puede ser un huerto de tipo campestre muy bonito, aunque este tipo de integración exige cierta maestría a la hora de seleccionar las plantas”. Pero también se puede recurrir a una estructura ordenada de parterres, preferiblemente elevados, no solo por su mayor impacto ornamental, sino también para facilitar la manipulación de las hortalizas. Precisamente, el jardín de aromáticas del restaurante Arzak, en San Sebastián, realizado por Lur Paisajistak, su estudio de paisajismo, se ha planteado precisamente en forma de cuatro parterres de acero cortén de 45 centímetros de altura, muy atractivo por el contraste entre el verde de las plantas y las tonalidades rojizas del metal oxidado. “El secreto está en enmarcar los ▷
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