Guerra Mundial Z

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Pero de todos nuestros logros en Windsor, nada podía compararse con la extracción de petróleo crudo y gas natural, de un yacimiento ubicado a varios kilómetros bajo los cimientos del castillo. Había sido descubierto a mediados de los 90s, pero nunca había sido explotado, debido a una variedad de cuestiones políticas y ambientales. Pero nosotros sí lo explotamos, claro. Nuestro grupo de Ingenieros Reales construyó una pasarela que se extendía desde nuestros muros hasta el lugar de la excavación. Era todo un logro, y se puede ver por qué se convirtió en la precursora de nuestras autopistas elevadas. En un nivel más personal, me sentí muy agradecido por tener habitaciones cálidas, comida recién preparada, y para las emergencias… Molotovs y un pozo de llamas. Ninguno de los dos era un método eficiente para detener a un Z, ya sé, pero si se logra dejarlos atascados en un solo punto y se los mantiene dentro del fuego… además, ¿qué más podíamos hacer después de que se nos acabaron las balas, y sólo nos quedamos con un montón de armas de mano medievales? Había muchas de esas por ahí, en museos, colecciones personales… pero ninguna de ellas era de esas imitaciones ornamentales. Eran de verdad, habían sido probadas y usadas. Se volvieron otra vez parte de la vida cotidiana de los británicos, ciudadanos comunes caminando por ahí con una maza, una alabarda, o un hacha de doble hoja. Yo me volví particularmente adepto al montante, aunque nadie se lo imaginaría sólo al verme. [Hace un gesto, señalando con algo de vergüenza hacia su espada, que es casi tan grande como él.] No es lo más ideal, requiere de mucha habilidad, pero eventualmente se aprende lo que uno es capaz de hacer, cosas que uno nunca se imaginó que haría, y lo que la gente a tu alrededor puede hacer también. [David hace una pausa. Es obvio que no se siente cómodo. Yo le extiendo mi mano.] Muchas gracias por su tiempo… Hay… más. Si no se siente cómodo hablando de… No, por favor, está bien. [Respira profundo.] Ella… ella no quiso huir, ya sabe. Ella insistió, a pesar de las objeciones del Parlamento, y se quedó en Windsor, en sus propias palabras, “hasta el final.” Pensé que se trataba de un acto de nobleza mal enfocada, o que estaba paralizada por el miedo. Traté de razonar con ella, se lo pedí casi de rodillas. ¿Acaso ya no había hecho más que suficiente con el Decreto Balmoral, convirtiendo todas sus propiedades en zonas protegidas para cualquier persona que fuese capaz de defenderlas? ¿Por qué no se reunía con el resto de su familia en Irlanda, o en la Isla de Man, o, si insistía en quedarse en Gran Bretaña, por qué no se refugiaba en el cuartel general del norte, más allá de la Antonina?

Traducción: m_earendil

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