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El periodismo de William Randolph Hearst El estilo amarillista que no pocos medios de comunicación nacionales imprimen a sucesos sangrientos, ni es reciente ni es exclusivo del periodismo mexicano. En el siguiente texto, José Luis Durán King -con el estilo sobrio que lo caracteriza-, nos detalla las insuficiencias informativas y la ambición económica de la prensa estadunidense de la década de los veinte del siglo pasado, cuyas características generales todavía reproducen medios de todo el mundo, incluido nuestro país.

José Luis Durán King

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A principios de 1913, Roscoe y Minta regresaron a Estados Unidos. Para entonces, la incipiente industria cinematográfica era la nueva quimera de oro en California. Alentado por su primera experiencia en la pantalla, Arbuckle decidió probar nuevamente suerte en el cine, un género que los grandes actores de vodevil subestimaban. Keystone Films le abrió las puertas y lo convirtió en uno de sus comediantes de cabecera. Fue ahí, en esos estudios, donde, a principios de 1914, un joven inglés llamado Charles Spencer Chaplin, recién contratado por Mack Sennett, pidió prestado a Roscoe Arbuckle sus enormes pantalones, mismos que utilizó amarrados con un lazo para dar vida al pequeño tramposo y convertirse en la estrella indiscutible de la empresa Keystone. La fama de Chaplin no despertó la envidia de Roscoe Arbuckle, sobre todo porque éste ya tenía pensado levantar su propia compañía cinematográfica y dirigir sus películas, cosa que sucedió en 1916, cuando Chaplin ya se había ido y la empresa Keystone hacía esfuerzos infructuosos por mantenerse en pie. Alternando la dirección de sus cintas y la actuación en otras empresas, para finales de 1916, en la compañía de Joseph Schenck, ganaba mil dólares diarios y tenía el 25 por ciento de las regalías de las películas que filmaron. Pero también fue en esa época que Arbuckle desarrolló una adicción pasajera a la morfina, que se

inyectaba para paliar el dolor en una de sus rodillas. Esa dolencia, aunada a una pérdida de peso considerable y el consecuente adelgazamiento en sus finanzas, quizá contribuyó a que Minta le pidiera el divorcio. De 1917 a 1921 marca la época de oro en la comicidad de Roscoe Arbuckle. El cielo y el infierno eran los límites para el comediante. El cielo ya lo rozaba con las yemas de los dedos. El averno esperaría su turno. En 1917, Arbuckle por fin creó un personaje cómico propio, The Butcher Boy, el carnicerito, con el que alcanzó cimas

Foto: www.nationalvanguard.org

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ocas estrellas del cine silente brillaron tanto como Roscoe “Fatty” Arbuckle. Para este nativo de Kansas la vida fue tan vertiginosa que a los 46 años su corazón se resistió a seguir adelante. Gordo desde su nacimiento, su padre siempre pensó que Roscoe era producto de un amasiato entre su esposa y otro hombre, por lo que nunca demostró afecto por el niño. Todo lo contrario: cuando el hombre bebía en exceso, que por cierto era muy seguido, el infante recibía en carne propia la ira de un individuo acomplejado y lleno de rencores. Cuando Roscoe tenía 22 años su madre falleció, por lo que tuvo que dejar el hogar y hacerse de un lugar en el mundo sin que nadie lo ayudara. Entró a trabajar en un hotel de San José, California, haciéndole de todo. En una ocasión, mientras cantaba en la cocina, un cantante de orquesta que actuaba en los salones de fiestas del lugar, quedó gratamente impresionado y de inmediato lo presentó con un hombre espectáculo llamado David Grauman, quien lo incorporó a su compañía de vodevil. En 1904, el talentoso joven se unió a la plantilla del circuito teatral Pantages, iniciando una gira por la costa oeste de Estados Unidos. Cinco años después apareció como actor secundario en la película Ben´s Kid. También en 1909 contrajo matrimonio con la cantante Minta Durfee, quien lo acompañó por una gira teatral por Hawai, Japón y China.

William Randolph Hearst


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