Una grieta en su armadura

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adoración de ídolos, que dominaba la ciudad. A menudo una multitud de más de diez mil personas llenaba los estadios para las luchas de gladiadores.1 Este era el escenario que Pablo había observado cuando recordaba a los santos que su lucha no era contra carne y sangre, sino contra espíritus satánicos que gobiernan las regiones celestes (Efesios 6:12). Pablo estaba muy familiarizado con los soldados romanos, los guardias romanos, y su entrenamiento militar, equipos y métodos de combate. En este contexto carcelario escribió el famoso discurso sobre la armadura de Dios. El libro de Efesios se puede dividir en tres secciones distintas: la obra de Dios en la vida de un cristiano (capítulos 1-3), el caminar del cristiano (capítulos 4-5), y la guerra del cristiano (capítulo 6). Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza. Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo. Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes. Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes. Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia, y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz. Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno. Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios; orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos. —EFESIOS 6:10-18 Al ser un ciudadano romano y ver diariamente los soldados romanos que ocupaban Israel y al observarlos de cerca mientras estaba encarcelado, Pablo escogió la metáfora militar de la armadura del soldado romano como la vestimenta de guerra para el creyente.

CEÑIR LOS LOMOS Su primera selección fue ceñir los lomos (Efesios 6:14), el cinturón de cuero que fue llamado balteus a comienzos del Imperio romano y militare cíngulo en tiempos posteriores.2 Estos cinturones eran estrechos y decorados con placas de bronce todo alrededor. Incluían cinco tiras de cuero que colgaban sobre la mitad inferior de la parte delantera del cuerpo. Ese cinturón de la verdad me recuerda los dones del ministerio quíntuple—pastor, evangelista, profeta, apóstol y maestro—que presenta la verdad de Dios a la iglesia. Este cinturón fue utilizado más adelante para que el soldado sujetara su espada y un pequeño escudo. El cinturón también sostenía en su lugar otras partes de la armadura y se utilizaba para atar o ceñir las vestimentas (llamado ceñir los lomos en 2 Reyes 4:29) para que el soldado no tropiece cuando entra en batalla. También se utiliza para mostrar premios y medallas por el heroísmo en batalla. Esta primera pieza del equipo, la “verdad”, ¡mantiene juntas todas las cosas! Si su fe y esperanza no están enraizadas en la verdad bíblica, lo que usted cree terminará por venirse abajo durante una batalla espiritual.


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