A contracorriente Noe Casado

Page 236

—¿Por qué no nos limitamos a hacerlo como siempre? —sugirió ella con cierto temor. Quizás agitar el trapo rojo delante de un toro bravo como James había sido excesivo, pensó ahora con un poco más de perspectiva. —No —murmuró él contemplando los labios hinchados de su coño—. Ahora no hay marcha atrás. Eso se temía ella. Y lo peor del asunto era que nunca conseguía reunir la suficiente fuerza de voluntad como para respaldar lo que primero negaba. ¿Qué tenía ese hombre que lograba aniquilar su fuerza de voluntad? Muy simple, estaba enamorada de él y, muy a su pesar, ese estado anulaba cualquier intento de mantenerse firme. O, sencillamente, las propuestas de él, aparcando a un lado ese tonto enamoramiento, resultaban tan atractivas como curiosas y negarse la oportunidad de experimentar era de tontas. O, visto de otro modo, James tenía un poder de convicción fuera de lo común. Sí, mejor esta última. Siempre resulta más reconfortante echar las culpas a otro que pensar en las debilidades propias. Él sonrió de medio lado, encantado con la actitud de ella. Siempre era un no por respuesta a todas sus sugerencias, lo cual hacía mucho más interesante convencerla. El metal ya se había adecuado a la temperatura corporal de ella, de tal modo que no sentiría esa repentina sensación de frío al introducirle la primera bola, aunque sin dudarlo esa posibilidad podría ser idónea en el futuro. Ahora, ya relajada y aceptando lo inevitable, corcoveó al sentir como su cuerpo aceptaba la intromisión placentera. Como no deseaba esa tortuosa espera, lo buscó con las manos intentando que él se colocase encima. Como era evidente que iba a negarse, probó otra forma de tentarlo. Llevó una de sus manos sobre su propio pezón, estaba bien duro. Quería demostrarle que no siempre iba a ser la sumisa que él esperaba, por lo que se acarició la rugosa superficie. Primero con cierta timidez, pues desconocía cuánta presión debía ejercer para hacerlo bien, ya que hasta el momento siempre eran las manos de James las que se encargaban de ello. Por supuesto, él no se perdía detalle. ¡Qué imagen tan


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.