DÉJAME ENTRAR (John Ajvide Lindquist)

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John Ajvide

Déjame Entrar

Oskar apretó más fuerte la estaca, bien agarrada entre las manos. Su única defensa. Lo cogieron entre los dos y lo arrastraron cuesta abajo. Hacia el hielo. —El Cerdo huele a mierda y tiene que darse un baño. —Soltadme. —Luego. Tú tranquilo, nada más. Te vamos a soltar después. Estaban ya abajo. No había nada contra lo que hacer fuerza. Lo arrastraban de espaldas sobre el hielo, hacia el agujero de la sauna. Sus talones trazaban dos surcos en la nieve. Entre ellos se resbalaba la estaca, dejando una huella más superficial. A lo lejos, Oskar vio pequeñas figuras que se movían. Gritó. Gritó pidiendo ayuda. —Tú grita. Quizá lleguen a tiempo para sacarte. El agujero se abría negro a unos pasos. Oskar tensó los músculos todo lo que pudo y se agitó, volviéndose de lado de una sacudida. A Micke se le soltó. Oskar se balanceaba en los brazos de Jonny y blandió el palo contra la espinilla de éste. A punto estuvo de escapársele el palo de las manos cuando la madera golpeó contra el hueso. —¡Aaaay! ¡Joder! Jonny soltó a Oskar y éste cayó al suelo. Se levantó al borde del agujero, sujetando el palo con las dos manos. Jonny se agarraba la espinilla. —¡Jodido idiota! Ahora te vas a enterar... Jonny se acercaba despacio, no se atrevía a correr por miedo a caer él mismo al agua si empujaba a Oskar en esa postura. Jonny señalaba el palo. —Deja eso en el suelo o te mato, ¿entiendes? Oskar apretó los dientes. Cuando Jonny se encontraba a poco más de un brazo de distancia, blandió el palo contra el hombro de Jonny. Jonny lo esquivó y Oskar sintió un golpe seco en las manos cuando el extremo más pesado de la estaca alcanzó de lleno la oreja de Jonny. Éste cayó de lado como un bolo sin hacer ruido, derrumbándose en el hielo todo lo largo que era, dando alaridos. Micke, que estaba un par de pasos detrás de Jonny, retrocedió entonces, extendió las manos: —Joder, sólo estábamos bromeando... no pensábamos... Oskar fue hacia él girando el palo, que zumbaba sordamente en el aire. Micke se dio la vuelta y salió corriendo hacia la playa. Oskar se detuvo, bajó el palo. Jonny estaba acurrucado con la mano en la oreja. Le salía sangre entre los dedos. Oskar habría querido pedirle perdón. No había sido su intención hacerle tanto daño. Se puso en cuclillas al lado de Jonny, apoyado en el palo, y pensaba decir: «perdón», pero antes de que pudiera hacerlo vio a Jonny.

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