Demontar Pizarro

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Desmontar Pizarro

Carlos Ordoñez, Beatriz Ponce, Reina Rojas, Ernestina Jerez, Juan Antonio Galiani, Adriana Álvarez, Santos Zarza, entre otros vecinos, andaban y desandaban las rutas, pintaban carteles, buscaban entender lo que estaba pasando y confiaban, cada vez más, en las destrezas de los changos porteños y en la solvencia de los investigadores de la UNSa. En ese proceso, se iban sumando otras instituciones. Definitivamente, no estaban solos. La movilización del 8 de julio, un día después de la conferencia de prensa de De Viana, juntó tres mil personas según los medios de comunicación salteños. Whipalas –la bandera andina emblema de los kollas–, carteles con la leyenda “Inmobiliaria Romero” sobre el mapa de Salta, “Romero depredador”, “Paren los desmontes” y “No se pueden vender las reservas del Estado” entre otras consignas planteaban la situación. Los pizarreños no estaban solos, cada día se sumaban instituciones y personas a su cruzada. En esas frías jornadas de julio, cuando salieron a las calles a protestar en forma pacífica y masiva, el gobierno sacó la infantería, por las dudas. Y el pronunciamiento de De Viana no era en solitario ni de un grupo o instituto académico. La Universidad, a través del Consejo Superior, había emitido una resolución, la 210/04, en la que manifestaba su oposición a la venta de los lotes 32 y 33 de Anta. La UNSa consideraba, entonces y ahora, que la zona reunía características de suelo, flora y fauna con un alto interés científico y fundaba su rechazo a la venta

de áreas naturales protegidas porque esa acción “da una vuelta de tuerca a la enajenación y entrega del patrimonio nacional y de nuestros recursos naturales”. Lo mismo que decían los ambientalistas de todos los colores. Lo mismo que Corcuera le explicó al gobernador Romero en el Club 20 de Febrero: no daba desafectar un área protegida. Pero para el gobierno de Romero no había nada para discutir y continuó con el proceso de venta de las parcelas en las que se habían subdividido los lotes. El gobierno provincial había sacado de la oferta comercial el lado oeste del lote 33, hacia las serranías del Maíz Gordo, donde el monte sube las serranías y se vuelve Yunga, como reserva que no estaba en venta por su alto valor ambiental. También añadió hectáreas a la reserva de Acambuco, muy lejos de Pizarro, prácticamente en la frontera con Bolivia, acción que, se ve, pensó que podría conformar a los ecologistas pero que fue tomada como lo que era, un acto correcto a favor del ambiente. No moneda de cambio. Políticos en la Universidad El posicionamiento de la Universidad no fue gratuito, autoridades del bloque peronista provincial manifestaron por nota su desagrado ante la resolución del Consejo Superior. La rectora, Stella Pérez de Bianchi, les propuso entonces una reunión en la sede que la casa de altos estudios tiene en el centro de la capital salteña y que se concretó en agosto de 2004.


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