Revista89

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DOSSIER

La abolición del trabajo enajenado-asalariado Es posible reducir drásticamente la jornada laboral e incluso llegar a la abolición total del trabajo enajenado-asalariado1 JULIO GARCÍA CAMARERO La verdadera riqueza es la acumulación del conocimiento Puede definirse el conocimiento como la asimilación, a través del entendimiento, de una determinada información. El conocimiento genera saber y riqueza, puesto que proporciona la acumulación de la información necesaria para un más óptimo aprovechamiento de los recursos naturales y humanos en pro de un mejor nivel o de la calidad de vida. El mercado de trabajo y el mercado del conocimiento son dos mercancías que en alguna medida siempre se encontraron relacionadas. Y, según va pasando el tiempo, esta relación se va haciendo cada vez más estrecha. No se puede concebir el trabajo sólo como algo muscular. A medida que el conocimiento fue aumentando por los sucesivos aportes de los intelectuales y de los propios trabajadores, también fue aumentando el número de trabajadores intelectuales y disminuyendo el de obreros. Por otra parte el trabajo meramente muscular (arrastradores de grandes bloques de piedra para la cons-

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trucción de las pirámides, remadores de galeras, recolectores de algodón, etc.) está desapareciendo, y ya el obrero debe de tener una cierta formación, un cierto grado de intelectualización. Además, resulta que la proporción de obreros y de trabajadores intelectuales va evolucionando de forma decidida, a favor de estos últimos. Por ejemplo, hace sólo unos pocos decenios en una factoría de automóviles se requería del orden de unos diez mil obreros para producir quinientos coches en un día; hoy en día, con las nuevas tecnologías, es decir con la aplicación del conocimiento (uso de robots, aplicación de la informática, etc.), con sólo una docena de trabajadores intelectuales y unos pocos obreros, la misma factoría es capaz de sacar al mercado un coche por minuto. Como consecuencia de esta evolución, llegará un día no lejano, y afortunado, en el que no harán falta los obreros. Será un día aún más afortunado que el día en que Abraham Lincoln favoreció la primera liberación del trabajador aboliendo la esclavitud. Y cuando no haga falta obreros, y solo existan trabajadores intelectua-

les asalariados, habrá comenzado la segunda liberación del trabajador. La tercera gran liberación vendrá cuando desaparezca el trabajo asalariado o enajenado del trabajador intelectual, y este otro mundo es perfectamente posible. Lo que no es defendible es luchar por que prevalezca la clase esclava, o la clase obrera, o la clase de los trabajadores intelectuales de trabajo enajenado. Es inadmisible luchar intensamente porque nunca se termine el trabajo enajenado y su origen que es la plusvalía y el trabajo asalariado. La liberación del género humano solo vendrá cuando se superen los tres estadios del trabajo enajenado mencionados: clase esclava, clase obrera o la clase de los trabajadores intelectuales de trabajo enajenado-asalariado. En este sentido Franco Berardi, en su escrito titulado “Trabajo cero”, se expresa de la siguiente forma: “¿Por qué una menor necesidad de trabajo humano en la producción social tiene que considerarse una desgracia, cuando deberíamos considerarla una bendición? ¡Donde se da una posibilidad, vemos un peligro! Quizás porque todo el edificio de la sociedad moderna está construido sobre la base de la economía capitalista”. Si ahora repetimos la pregunta de Berardi “¿Por qué una menor necesidad de trabajo humano en la producción social tiene que considerarse una desgracia?”, podremos contestar, tal vez, por el temor al desempleo, el temor de que empiece a no haber trabajo para todos. Pero este temor se disipará si comenzamos a considerar que al reducirse las horas de trabajo totales (como consecuencia del aumento de la eficiencia de las máquinas) también podemos plantearnos que se reduzcan las horas de la jornada de trabajo de cada trabajador. Entonces nadie deberá ir a la calle como consecuencia de la disminución de las horas totales de trabajo necesarias. Y no sólo eso, sino que cada vez que avanza la tecnología serán necesarias menos horas de trabajo, hasta que en un momento se llegue (sin duda) al límite de que la necesidad de trabajo humano- enajenado sea cero, …porque ya todo el trabajo lo harán los robots. El trabajo cero ya está cerca, solo falta derrumbar al capitalismo Y que esta reducción cada vez más drástica de la necesidad de trabajo humano se verá cada vez más nítida nos lo muestra el gran desarrollo que están adquiriendo las GNR (Genética, Nanotecnología y Robótica).


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