Misiones de Chihuahua

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religiosos de esta conversión se trasladaban periódicamente a la Junta de los Ríos, para atender a los julimes que permanecían en aquella otra región. En el año de 1688, se recibió en Parral una petición de los indios julimes pidiendo misionero al gobernador; solicitud que según fray Miguel Díaz de Silva la venían haciendo desde los años de 1684 e insistieron en 1686. La última demanda fue la hecha cuando el padre Díaz estuvo en el pueblo para atender las familias de cristianos; que se habían asentado desde 1658, cuando informa fray Cristóbal de Arfian, que estuvo en San Antonio de Julimes junto con el gobernador Hernando de Obregón. Lo más seguro es que se considerara como pueblo de visita de San Pedro de Conchos desde 1649. Para el padre José Arlegui, la fundación definitiva de la misión fue el año de 1691; en un lugar más adelante de donde está el pueblo actual. Sea como fuere; San Antonio de Julimes, adquirió importancia estratégica, al descubrirse las minas de Santa Eulalia y aumentar la población en la zona en que confluyen los ríos Conchos, San Pedro y Chuvíscar; pues la cría de ganado se incrementó y la mano de obra indígena fue más urgente. De tal manera que para 1693, ya se considera a San Antonio de Julimes “como un establecimiento de apoyo para las nuevas conversiones del río del Norte”. Ese año se reportan en el pueblo más de 60 familias; la repoblación de Guadalupe debida al General Retana, de indios muchames quizá de la nación mamite, con 30 familias; más otras 34 familias que se asentaron en el puesto de San Pablo (hoy Meoqui). Para 1709, ya se incluye entre los pueblos dependientes de la misión de San Antonio de Julimes; al puesto de La Cruz, a donde habían sido trasladados los indios cristianos de Santa Cruz de Ochanes, que ocupaban un lugar bastante alejado al norte del Conchos, por lo que su administración era difícil. Para estas fechas Julimes ya cuenta con su gobernador propio, más sus respectivos tenientes de este cargo en San Pablo y en La Cruz. Para 1712 la población de indios julimes y mamites, estaba muy reducida y limitada a los pueblos de San Antonio y San Pablo con apenas 30 hombres; por lo que fray Manuel Colomo pide se establezca otro pueblo con indios tarahumares en un lugar cercano a San Diego de Alcalá, que serviría como defensa contra la incursión de indios rebeldes. No se trasladaron tarahumares, pero sí se fomentó la emigración de indios cristianos del norte, entre ellos a los tapacolmes y puliques, para aumentar la población de los pueblos, recalcando en los libros de nacimiento la presencia de ochanes y nauchanes. 16


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