WARP Magazine 55

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xt S tep Ne The Cinco años desde la salida de su álbum debut Antidotes (2008), trabajos que han ido de menos a más y que la han cambiado como banda, llevándola a explorar sonoridades diversas y procesos creativos nunca antes registrados en su historia, han sido suficientes para demostrar la ambición de Foals por ser una de las bandas emblema de la última década. Holy Fire (2013) representa así el pináculo de un éxito merecido, luego de su nominación al Mercury Prize, y el risco que definirá si se convierten en forzosa referencia de generaciones futuras o si se quedan en el lindo recuerdo de algo que tan sólo “pudo ser”.

Sobre cómo se ve el mundo desde su perspectiva, la experiencia de haber trabajado con productores como Alan Moulder y Flood, y sobre cómo se maquina un disco, Jack Bevan, baterista de Foals, platicó con WARP Magazine, definiendo Holy Fire, de entrada, como “un disco ámbar... como la resina de los árboles”.

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Foals llega este 2013 con nuevo disco, Holy Fire. ¿Qué tan presionados se sintieron por la expectativa del público y la crítica, teniendo en cuenta que Total Live Forever fue exitosísimo e incluso nominado al Mercury Prize? Bueno, ya sabes, uno siempre siente un poco de presión, pero la verdad es que hemos podido aislarnos y tomar sólo las cosas buenas. No es tan difícil escapar de esa sensación que te dan los medios, el management, los sellos discográficos… Lo que hacemos es alejarnos y trabajar con todo eso, somos muy afortunados de poder hacer música y lo disfrutamos mucho desde sus niveles más básicos, es una de nuestras cosas favoritas, así que en el momento en que entramos al estudio nos olvidamos de toda esa presión y solamente nos divertimos, callamos toda la expectativa como un acto de seguir adelante y creo que es la mejor forma de hacerlo. Me parece que si te preocupas por ser nominado a un premio, vas a escribir música rara porque, definitivamente, ese no es un motivo para crearla. Una de las cosas que causa mayor curiosidad es saber cómo nace un álbum como Holy Fire. ¿Qué nos puedes contar sobre eso? Cada tema y cada disco es diferente: en algunos establecemos una guitarra e intercambiamos ideas entre nosotros; otras se forman a partir de una batería y luego una línea de bajo. La diferencia en este trabajo es que, por primera vez, hemos escrito canciones completas de la manera tradicional: ‘Moon’ y ‘Stepson’ —las últimas dos canciones— fueron escritas al piano desde el principio y luego les agregamos las voces, así que hay canciones de escritura tradicional, donde hubo muchas formas completas: mientras Edwin tocaba, agregábamos baterías y bajos, antes y después, siendo una nueva e interesante forma de trabajar, lo que me parece que funcionó mejor con canciones lentas.

Sabemos que en este disco contaron con Alan Moulder y Flood en la producción. ¿Qué tanta influencia consideras que tuvieron en el proceso creativo? Bueno, trabajar con estos dos tipos fue algo increíble; ya sabes, somos fans de su trabajo desde que éramos adolescentes. A todos nos gustaba The Smashing Pumpkins y Nine Inch Nails; de hecho, Melancholy And The Infinite Sadness es uno de mis discos favoritos de la adolescencia, así que fue un verdadero honor que aceptaran trabajar con nosotros, pues juntos son un gran equipo. Alan es muy considerado, centrado, como una especie de doctor, alguien muy tranquilo que se acerca a la genialidad sonora y que sabe exactamente cómo lograr los sonidos que quieres; puedes describirle algo y él lo hará sonar, lo cual es increíble. Flood, por su parte, es un director bien hecho, alguien que está contigo en el ring todo el tiempo y que al tocar una canción, casi inmediatamente, sabe dónde detenernos para decirnos, muy concentrado: “estuvo genial, pero, ¿qué tal si intentan cantar un poco atrás del bit?”. La verdad es que, juntos, son un dream team, pues toman en cuenta cada aspecto del disco para denotarlo artísticamente. Ellos de verdad se interesaron en facilitarnos la grabación de lo que queríamos hacer, dejando su huella en cada sonido, como en los otros discos que han hecho. Fue una experiencia genial; personalmente me encantó. ¿Cómo fue el acercamiento para que trabajaran con ustedes en el álbum? Nuestro disco pasado, Total Life Forever, lo mezclamos con Alan y la verdad trabajamos muy bien con él; se involucró muchísimo, así que decidimos hacerlo de nuevo. Nos acercamos y le preguntamos si le gustaría trabajar en el Holy Fire, lo que le emocionó mucho. Entonces alguien mencionó que quizá podríamos convencer también a Flood, a lo que dijimos “Woow”, y es que no esperábamos que nada de esto pudiera ocurrir. Y cuando sucedió, quedamos impresionados; pensamos: “Tenemos que hacerlo con ellos, es con ellos con quienes queremos hacerlo”, así que no hubo discusión; ya sabes, es una especie de dupla legendaria y además no habían trabajado juntos en un disco desde 2005. Siempre mostraron mucho gusto en trabajar en el disco, así que fue extraordinario.


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