Manual de modificación de conducta

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Caso práctico: - Caniche “Gilligan” Irlandes “Lucy”

Los dueños de Gilligan, un perro caniche típico, macho de 2 años de edad, no podían “fiarse” de él siempre que estaba fuera del alcance de su vista. Su carácter escudriñador, juguetón y destructivo ha persistido en la edad adulta y, siempre que se le dejaba solo o no se le vigilaba, entraba en las habitaciones en las que no se le permitía permanecer, robaba comida de las mesas o de los armarios, hacia incursiones a los cubos de basura para buscar productos que pudiese comer o masticar y se subía a los muebles donde muchas veces masticaba la tapicería.

Gilligan disfrutaba jugando fuera de la casa con los dueños y con otros perros y se le mantenía encerrado en la finca de medio acre de sus dueños con un dispositivo de valla electrónica. Los dueños habían intentado encerrar a Gilligan en una jaula pero esto le ocasionó a Gilligan una ansiedad extraordinaria (ladrido, salivación, masticación de los barrotes), y fue capaz de escaparse de casi todas las jaulas o de destrozarlas. A causa del tamaño corporal de Gilligan y de la ansiedad asociada con el hecho de estar enjaulado, las técnicas de confinamiento no resultaron prácticas en este caso. Muchos de los posibles problemas se pudieron solucionar pero algunas habitaciones carecían de puertas y no hubo medio material para impedirle la entrada. La naturaleza sumamente viva y escudriñadora de Gilligan era tratada aumentando el ejercicio y prestándole más atención, jugando a juegos de buscar y traer y dándole paseos más largos antes de cada partida. Gilligan disfrutaba jugando con otros perros, por lo que todas las mañanas, antes de que los dueños partiesen para desempeñar sus actividades cotidianas, le era concedida la oportunidad de jugar con dos de los perros de los vecinos. Si bien la adquisición de otro perro juguetón compatible para la vivienda podía haber ayudado en este caso, posiblemente los dueños no tenían interés alguno en aumentar sus problemas con otro perro. Cuando los dueños se marchaban, se cerraban todos los dormitorios, el despacho y el sótano y las únicas habitaciones restantes a las que Gilligan tenía acceso eran el cuarto de estar, el comedor y la cocina. Se colocaron cerraduras a prueba de niños en los armarios de la cocina para que éstos no pudiesen ser asaltados y toda la basura se ponía en el garaje antes de que los dueños Manual de Modificación de Conducta Canina

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