El Vocero de Puerto Rico

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EL VOCERO / viernes, 4 de mayo de 2012

A renovar la esperanza de un pueblo

www.vocero.com

FUNDADO POR GASPAR ROCA 29 de abril de 1974

Katherine Angueira Navarro Psicóloga Social-Comunitaria

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En manos del Pueblo está arrancar tanta maldad de quienes se escudan tras campañas de buchipluma para seguir burlándose del voto del Pueblo.

uerto Rico es un campo minado. Si no frenas en el rótulo de ‘PARE’, y te atreves a traspasar el rótulo de ‘PROHIBIDO EL PASO’, te expones y pisas la enredadera de cables cruzados de alto voltaje en el subsuelo del entramado sociopolítico que explota a la menor provocación. Si escarbas y hurgas un poco, cualquier ciudadano(a) que haya resistido la propaganda política, con los lentes claros y una mirada firme puede detectar la pista de nudos de cables desgastados e intentar desamarrarlos para evitar un corto circuito; a sabiendas del riesgo que se corre del cantazo que pueda recibir. Derrumbar las vacas sagradas, porque de sagradas no tienen nada; socavar los mitos políticos, porque son de ilusorios; y develar los cantos de sirenas, porque son espejismos, es razón para quedar sellada como persona no grata. La censura; trancar las llaves para poder ganarse la vida de forma honrada es el camino que se va trazando hacia el destierro forzado. El exilio, en ocasiones se torna una de las avenidas para la sobrevivencia, del espíritu inquieto y el alma libre para forjar un nuevo porvenir. No obstante, otros(as) hemos optado por dar la pelea aquí, en nuestra tierra, atravesando el laberinto cotidiano para destapar los nudos gordianos. Poner al descubierto la gran falacia que se vive en este país, que como una casa de naipes, se derrumba con soplarle brisa de los labios, debe ser la responsabilidad de todos y todas que interesamos forjar un mejor Puerto Rico. A ley de seis meses de las elecciones generales, el escenario está vacante de protagonistas políticos que sean dignos de nuestra atención. A diario, en el quehacer político en Puerto Rico, se escenifican piezas cortas que no llegan ni a categoría de una función escolar de talento. El problema es ese: falta talento que brille por la honestidad, sin agendas escondidas, ni subterfugios al servicio de una estructura política cuyo propósito parecería ser el aplastar a su opositor(a); pero realmente es amasar fortuna para sus bolsillos. La fortaleza de una democracia, se puede tornar en su más grande debilidad, si se permite que se desvirtúe el concepto de que la mayoría manda mediante el voto. Las guerras propagandísticas tienen grandes retos en tratar de barrer los problemas cotidianos de nuestra gente bajo la alfombra, para abrirse al rancho del fangal de candidaturas que carecen de inspiración real. El primer evento electoral primarista, finalmente puso al descubierto que el ‘crimen perfecto’ del ‘vaciado de lista’, tan perfecto no es, si la ciudadanía asumimos nuestra capacidad fiscalizadora. En el proceso han salido a relucir alegados delitos muy serios de fraude electoral en una colonia en que la participación activa se amordaza cuando se levantan críticas contra la visión de mundo que mantiene nuestra sociedad anquilosada y estancada en un pantano que nos atrapa y atraganta. De sobra existen capítulos horrendos en nuestra historia de la persecución política, la mordaza de la década del 50 bajo la Ley 53, el carpeteo ideológico que salió a relucir en la década del 90 con la devolución de más de 100 mil carpetas mantenidas en la Policía, con todos sus ribetes y rostros en que dicha persecución política se transforma en vedar el acceso al trabajo remunerado. Los rostros más extremos de los mecanismos opresivos han sido el secuestro, asesinato de ciudadanas(os) como fueron los hechos de dos jóvenes independentistas en 1978 en el Cerro

REDACCION Maravilla, y hasta la masacre que ocurrió en Ponce en 1937, contra quienes se atreven a cuestionar la autoridad política. Está por descubrirse, si incluso el secuestro y violación de mujeres puede ser también parte de esa ola de persecución política. Hay quienes podrán justificar que todo esto ocurrió como parte de la Guerra Fría que ya terminó. Sin embargo, las propuestas de status que se discuten hoy, son concepciones elaboradas en dicho contexto de la Guerra Fría para combatir el ‘comunismo’ de la entonces Unión Soviética y sus satélites como Cuba y otras naciones latinoamericanas. Mientras los ejes del poder político hoy día enfrentan una nueva cara del discurso del ‘terrorismo internacional’, en Puerto Rico subsiste como rémora de la Guerra Fría, la discusión del status político. Tan siquiera como pueblo hemos podido repensar dichas opciones para reformularnos ante un mundo globalizado en que las reglas del libre mercado han llevado a las grandes potencias a batallar por su sobrevivencia financiera en ambos hemisferios. En Puerto Rico los asuntos se tienden a examinar atravesados por dicho lente de status. La trivialidad diaria con que se tratan temas de suma profundidad, descarrila la posibilidad de cobrar conciencia de como la liviandad desvirtúa a drede la verdadera lucha del poder político para mantener unos sectores a raya. Cerca de un 60% de nuestra sociedad sigue viviendo bajo los niveles de pobreza, el desempleo por las nubes, la violencia se dispara y la imposibilidad de salir de dicho marco de referencia mientras tengamos una economía artificial que depende de los vaivenes de las políticas al Norte, es la fórmula perfecta que se ha cuajado para que una casta de oligarcas siga manteniendo su poder económico, político y social, utilizando los medios de comunicación masiva para perpetuar su ideología. No podemos ceder ante el pesimismo natural que pueda aflorar ante esta triste realidad, para tirar la toalla. Debemos revestirnos de esperanza para exigirle a quienes aspiran a adueñarse de las arcas públicas de nuestro país el próximo cuatrienio, que van a tener que trabajar un tanto más con su libreto de apariencias huecas. Las promesas electorales son las mismas de siempre: creación empleo, combatir la criminalidad, rehabilitar a los confinados, proteger el ambiente, promover la educación, y ampliar el acceso a la justicia y la salud. No obstante, a la hora de la verdad, con contadas excepciones, ninguno(a) de estos aspirantes toma de su tiempo para explicar cómo lo van a lograr; asunto que se torna ‘buchipluma’ nada más. Irónicamente son los mismos asesores de los políticos tradicionales cuya única preocupación es lograr el cambio administrativo turnándose el poder entre el PPD y el PNP para intercambiarse los inversionistas políticos. Hay un linaje familiar, no solamente entre los candidatos y candidatas, sino entre los que heredan los contratos. En manos del Pueblo está arrancar tanta maldad de quienes se escudan tras campañas de buchipluma para seguir burlándose del voto del Pueblo; cuando son los autores de delitos electorales, abuso de poder legislativo y administrativo para la gansería del más buscón. A las autoridades de ley y orden: ¡Quiten del medio a los corruptos y limpien las papeletas desde ya… que del resto nos encargamos el Pueblo!

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