Inventario de los insultos

Page 130

Pancracio Celdrán Gomáriz

Inventario general de insultos

Incapaz. Falto de toda aptitud y talento; ignorante rayano en la estupidez; tonto al que se ha puesto al frente de responsabilidades y cometidos que por su ignorancia y nula preparación no puede llevar a cabo. Benito Jerónimo Feijóo (primera mitad del siglo XVIII), utiliza así el término, en uno de los primeros textos antimachistas: "...aquella propasada estimación de nuestro sexo, que tal vez ha preferido para el régimen un niño incapaz a una mujer hecha...".

Incordio. Sujeto sumamente agobiante y molesto. Se dice en sentido figurado de su acepción principal: tumor, buba o grano, a menudo de naturaleza venérea, que se forma en ingles y sobacos, dificultando el uso de pies y manos. Fue término frecuente en los siglos de oro, aunque no como calificativo o insulto. Es de etimología latina, de anticor = en el pecho, ante el corazón. En castellano medieval se dijo "encordio"; y en el siglo XVI Juan de Timoneda, en El Patrañuelo, utilizó ya la forma definitiva.

Inepto. Incapaz de llevar a cabo aquello para lo que ha sido entrenado o educado. Necio; no apto para cosa alguna que exija la más mínima dificultad. El dramaturgo y erudito riojano de la primera mitad del siglo XIX, Bretón de los Herreros, emplea el término en el siguiente diálogo: -Pero, en fin..., esos papeles ¿qué contienen...? ¡Acabemos! -¿Qué? Su licencia absoluta por vicioso y por inepto.

Infame. Sujeto indigno, vil y despreciable, que carece de honra y no merece respeto de nadie. Covarrubias dice en su Tesoro de la Lengua, (1611) que es infame "el notado de ruín fama". Es voz que empieza a sonar a finales del siglo XV, aunque la mayoría de las que participan de su raíz son de uso más antiguo. Fue insulto gravísimo, equiparable a ser motejado de "cobarde, felón, traidor y hereje", por carecer el infame de honra, crédito y estimación. Juan de Mariana, historiador del siglo XVI, que se la tenía jurada a los cómicos, escribe: "Los farsantes que salen a representar deben ser contados entre las personas infames". Coetáneamente, Cervantes, en su Rinconete y Cortadillo, usa así el término: "Se deja para otra ocasión contar su vida y milagros, con los de su maestro Monipodio, y otros sucesos de aquellos de la infame academia". Lope de Vega, escribe: Luego que suelta del infame lazo 130


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.