MILE HIGH - UP IN THE AIR #2

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—¿Por qué no me llamaste cuando dijiste que lo harías? ¿Y por qué estás en topless? —preguntó. Su tono era duro, y no vi ni una pizca de dulzura en su rostro enojado. —Me dormí antes de darme cuenta. No tenía intención. No tenía idea de que estaba tan cansada. —Dijiste que llamarías. ¿Estás jugando conmigo? ¿De eso se trata esto? ¿Te gusta volverme loco? Dejé que mi molestia se mostrará claramente en mi cara. —Eso es ridículo. Es exactamente lo que dije, y estás exagerando. Obviamente yo estaba bien. Tienes todo el lugar patrullado día y noche. ¿Qué pensaste que había pasado? Apretó la mandíbula con tanta fuerza que parecía que dolía. —No lo sé. Y no saber es peor que cualquier cosa. Podrías haberte enojado conmigo otra vez, o bien asustado de haber accedido a vivir conmigo. Tal vez me dejabas de nuevo. Y en el fondo de mi mente, estaba incluso preocupado de que tu padre había conseguido de alguna manera ponerse en contacto contigo de nuevo. —No se molestó en ocultar su vulnerabilidad durante su pequeña diatriba y sentí involuntariamente ablandarme con él. Era un talento suyo. Suspiré. —Oh, James. Siento no haber llamado cuando dije que lo haría, pero no estaba siendo deliberadamente hiriente. Estaba más cansada de lo que noté, en el momento que Paterson terminó de registrar mi casa. Apenas me desvestí antes de desmayarme. Su rostro se relajó y vi su mirada bajar hacia mis pechos desnudos. Habían quedado descubiertos cuando me senté en la cama. Tragó saliva. Sentí una oleada de puro deseo dispararse por mi cuerpo. —Veo eso. Lo siento, exageré. Eres más preciada que mi propia vida para mí, Bianca, y el saber que estás sana y salva es mi prioridad número uno. Sentí mi cara, infiernos, todo mi cuerpo, ablandándose. Dijo las cosas más dulces para mí, las cosas más románticas. Traté de recordarme que ni una sola vez me dijo que me amaba, pero aún así sentí esa emoción a flor de piel por él como una droga para mi sistema. —Te extraño —le dije en voz baja. Sus párpados se pusieron muy pesados. —No puedo esperar para el lunes. ¿Está tu mitad inferior desnuda como tu mitad superior? No pude evitarlo, me sonrojé. —¿Estás en tu oficina? ¿Un sábado? Su hermosa boca se torció en una sonrisa irónica. —Sí, aunque estoy completamente solo. La industria hotelera es un negocio de siete días a la semana. No cambies el tema. Desplaza la cámara hacia abajo para mí. Quiero ver lo que llevas puesto. Me sonrojé más fuerte, pero hice lo que me dijo. Era más natural obedecerle que luchar contra él cuando hablaba así. Le mostré mi mitad

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