Póster diseñado para un proyecto de imagen global de la Municipalidad de Tigre (Buenos Aires, Argentina). Este cartel promueve el cine al aire libre de noche.
Campaña de captación de socios UNICEF.
Germán Simone Voltaje creativo Tras pasar por agencias como SCPF y trabajar con diseñadores de la talla de Fernando Gutiérrez, Germán Simone ha iniciado su carrera en solitario fundando el estudio 25 Watts. Una aventura creativa cuya filosofía se basa en la coherencia, la paciencia y, por encima de todo, el concepto. Texto: Eduardo Bravo
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El cerebro del ser humano es capaz de crear y producir las más asombrosas maravillas. Sin embargo, su energía apenas da para encender una bombilla de 25 vatios. Todos esos logros son, por tanto, fruto del esfuerzo y la dedicación. Ese es el caso de Germán Simone, diseñador gráfico nacido en Argentina pero afincado en Madrid que, después de pasar por agencias de publicidad como SCPF y trabajar junto a Fernando Gutiérrez en Pentagram, ha decidido establecerse por su cuenta y montar su propio estudio que lleva por nombre 25 Watts. “Lo saqué de un libro. Era un dato que, además de parecerme curioso, reproducía muy bien lo que hacemos en el estudio, un trabajo muy conceptual. Actualmente ves revistas, libros y te encuentras con gente que hace cosas visualmente increíbles pero carentes de una idea que las justifique, creadas con el único fin de llamar la atención. No podemos
Marca tipográfica jugando con la versión reducida del logotipo de Victorio & Lucchino dentro de la palabra ‘Outlet’.
Imagen para una campaña de Unicef, dirigida a turistas hospedados en hoteles de toda España, por la cual se pedía que redondeasen la factura de su estancia. Esa diferencia iría a niños desfavorecidos.
Logotipo para Butterfly, diseñadores de ropa para niños entre 0 y 5 años.
Lunch Time, compañía de comida vegetal empaquetada, de venta en supermercados. Pensada como alternativa sana para los jóvenes que salían a comer.
Distintas aplicaciones exteriores: banderolas de entrada a las exposiciones, y vallas publicitarias.
obviar que hay que venderse, que hay que seguir las tendencias porque el mundo tiene esas reglas, pero en mi opinión no se debe sacrificar el contenido a la hora de diseñar. Estuve dando clases en una escuela de publicidad y cuando les mostrabas ejemplos de trabajos a los alumnos muchos decían ‘pero eso es antiguo’. Yo les respondía ‘dime qué es antiguo para ti’. En diseño las cosas no son antiguas o modernas sino cosas que funcionan o no funcionan, los mejores trabajos son atemporales. Te puede gustar el trabajo de David Carson, por ejemplo, te descubre cosas que se pueden hacer en diseño gráfico, pero en mi opinión se ha de anteponer la funcionalidad ante todo; si un texto no se lee, no funciona. Si el interlineado no es el correcto, te perderás cuando pasas de una línea a la otra, si el tamaño de la tipografía es excesivo, te molestará al leer y si el gris que usas no se ve, no se leerá. Si las cosas no funcionan no sirven porque
generan un error de comunicación. El diseño tiene que servir para esa función, si no, se convierte en decoración”. El perfil de Germán Simone es completamente opuesto al de esos profesionales deslumbrados por la fama o el éxito fulgurante. Él no tiene prisa. Es un corredor de fondo que confía en su trabajo y se va abriendo camino poco a poco, asentando bien los logros obtenidos por entender que serán los cimientos de los logros por venir. “Creo en el producto que doy. Si coges un trabajo mío de hace tres o cuatro años, puedes ver que es igual de efectivo que el que haya hecho hace un mes. Por tanto, no quiero un reconocimiento tan inmediato, prefiero que sea más pausado. Tal vez sea ir contracorriente, pero es lo que he hecho siempre y soy fiel a mis principios”. Germán Simone estudió diseño gráfico en la Universidad de Buenos Aires. “Una universidad pública
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Dos muestras de señalética del Prado en la que aparecen las tres tipografías institucionales, Hoefler Text, Hoefler Titling y Gotham.
donde los profesores enseñaban más por prestigio que por el dinero que les reportaba y que se preocupaban mucho por la calidad de la enseñanza. Así, el que tenía ganas estudiaba, el que no, se iba a su casa”, explica. Tras acabar los estudios se trasladó a Barcelona donde, aconsejado por Fernando Gutiérrez, entró a trabajar en la agencia de publicidad SCPF “porque era una agencia distinta a las demás que daba mucha bola a chicos que venían de otros lados, buscando nutrirse de gente diferente. Después de dos años, cuando los trabajos se empezaron a repetir, lo dejé”. Y de Madrid, a Londres, donde Germán volvió a coincidir con Gutiérrez en el prestigioso estudio Pentagram. “Cuando pensaba en regresar a España, surgió el proyecto del Museo del Prado, que básicamente consistía en montar un estudio dentro del museo”. Germán se queda en Inglaterra y, junto a Mikel Garay y Fernándo
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Aplicaciones de papelería para la agencia de publicidad Lola.
Gutiérrez, desarrolla toda la nueva imagen del Prado, un trabajo que bien podría ser el sueño de todo diseñador. “Tuvimos la oportunidad de tocar muchos tipos diferentes de disciplinas y aplicaciones del diseño gráfico. Folletos, carteles, exposiciones temporales con toda su comunicación... muchísimas cosas, el diseño de la página web e incluso la señalización. Un trabajo del que no te aburrías. Los procesos eran largos, de cinco o seis meses en los que podías tocar cosas como la señalética, super interesante porque son proyectos muy pensados, muy funcionales. Si no funcionan es que definitivamente están mal hechos. En ocasiones veo el metro de Madrid y me llama la atención ver el caos tipográfico reinante, los nombres de algunas estaciones están en Helvética Regular, otros en Bold y, en algún caso, hasta aparece reemplazada por la Arial... Pero volviendo al Prado,
En este cartel la tipografía Eurostile Condensed Bold, girada 90º, tiene una doble lectura: de lejos parecen barras de un ecualizador de sonido; de cerca el titular.
creo que formábamos un buen equipo y que hicimos un buen trabajo. Conseguimos cambiarle la cara al museo que en ese entonces tenía cierto caos”. Después de esa titánica labor, Germán Simone regresa finalmente a España. Aquí, tras esas interesantes e intensas experiencias por Buenos Aires, Barcelona, Inglaterra y Madrid, las opciones que se le presentan no son sencillas: o incorporarse a un estudio de diseño o prueba suerte por sí solo. Simone elige la segunda y monta su primer estudio: GDS DSGN. “En principio mi estudio se llamaba GSD sencillamente porque son mis iniciales. En ese momento me parecía interesante lo de las siglas y ahora estoy trabajando en la nueva imagen del estudio, 25 Watts, cuyo nombre tiene mucho que ver con lo que hago habitualmente en mi trabajo”.
Cartel para el Colectivo por la Renovación de la Izquierda diseñado como una metáfora visual dónde España aparece personificada. Premio LAUS 2002 (plata).
25 Watts está formado, por Germán y dos personas más. Una dedicada a labores de logística y administración y otra al diseño. La plantilla se completa con un gestor, otra persona dedicada al new business y, si es necesario, se contrata a profesionales para asumir los proyectos sin peligro de sobredimensionar la empresa. 25 Watts es un estudio multidisciplinar e independiente que realiza trabajos para todo tipo de empresas y clientes del sector cultural como El Museo del Prado, editoriales como La Fábrica, agencias de publicidad como Lola, asociaciones como la Federación Española de Industrias de la Alimentación y Bebidas, entre otros. Además de esto, también se dedican al diseño de páginas webs, algo que, en el fondo, tiene mucho que ver con el diseño editorial. “Prefiero el papel. No hay nada como el papel impreso pero el trabajo de construir páginas web es
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Lanzamiento del C1 de BMW en España. Un vehículo cuyas principales características eran el techo, el cinturón de seguridad, el limpia parabrisas y, por encima de todas, la comodidad de no llevar casco.
muy similar a diseñar un libro, la diferencia básica es el medio, Internet ha cambiado las necesidades y el medio, pero sigue existiendo la necesidad de comunicar. En todo caso, para nosotros, cualquier proyecto grande o pequeño, siempre es una oportunidad de hacer un buen trabajo”. Esta filosofía de trabajo basada en la reflexión, lo atemporal y la labor pausada ajena a las modas, los caprichos de temporada y las tendencias, tenía que fructificar, necesariamente, en un estilo que, al mismo tiempo que pasa desapercibido, es diferenciado y reconocible. Un “Estilo Germán Simone” que se intuye desde sus primeros trabajos cuya solidez, madurez y seriedad impiden calificarlos con ese término, en ocasiones peyorativo, de “trabajos de juventud”. “No sé si hay un estilo reconocible en mi trabajo. Sí es cierto que soy muy concienzudo, muy exigente con la pro-
ducción, cuidamos mucho la imprenta. También es verdad que me encanta la tipografía y que en general no empleo más de diez tipos diferentes, aunque cada trabajo justifica lo que haces y casarte con un estilo no te beneficia porque cada cliente requiere un lenguaje propio. Lo que sí que tengo claro es que, lo que hace que trabajos de más de diez años sigan funcionando, es el concepto que esconden detrás. Eso es lo que los mantiene vivos y actuales. En definitiva, creo que muchas veces al diseñar se tiende a caer en la ‘diseñitis’: ganas de dejar nuestra huella en aquello que se hace y es, todo lo contrario de lo que quiero. La frase de Lloyd Wright ‘Lograr más con menos’ es una de nuestras favoritas. Otra frase que me gusta mucho y nos describe bastante bien, es la de Szent-Györgyi que dice ‘Descubrir consiste en ver lo que todo el mundo ha visto y pensar lo que nadie ha pensado’”. ❧
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