Revista sco v44 2

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para las organizaciones privadas y más aun derivan en los profesionales en formación con lo cual se reduce calidad e impacto social, el cual por el número de no satisfacciones y aún complicaciones en lugar de volverse un proceso industrial de multiplicación de salud en no pocos casos ahuyenta a la población necesitada. Igualmente existen niveles de solución diferentes con resultados igualmente muy distintos en una misma población, con técnicas no estandarizadas desde los programas de formación hasta la práctica clínica. No se ha podido abandonar el criterio de hospitalidad y pasar al de servicio, considerando este tipo de programas como ayuda a la comunidad y ello contribuye a la no estandarización de la calidad en los servicios, sin negar el esfuerzo que programas sociales no gubernamentales, brigadas de salud o aún mecanismos mucho mas elaborados como las experiencias móviles por tierra, mar y aire, no solo no se logra cobertura, sino permanencia y sostenibilidad. Igualmente, aunque la población urbana de las ciudades represente hasta el 30 de la población de un país, existe un manejo uniforme de la programación cuando la realidad impone que en la zona rural o marginal de ciudades existe el mismo tipo de población socioeconómicamente hablando, pero el nivel tecnológico está concentrado y sustentado en la práctica privada de la medicina, o en niveles docentes sin multiplicarse en un esfuerzo coordinado, incluyente y envolvente para todos. Así salvo brigadas o unidades móviles que resultan insuficientes, ese nivel tecnológico no puede desplazarse a la periferia urbana y mucho menos rural llevando un programa continuo o por lo menos periódico de tamizaje y solución, mientras muchos de los programas no tienen la calidad nombrada, no cumplen procesos estándares y por ende terminan impactando negativamente la comunidad a

quien se abre un abanico nuevo de necesidades sin mantener las soluciones al alcance y muchos de esos programas se convierten en lucrativos desplazamientos en el plano económico o político sin alcanzar el nivel de satisfacción deseado. Capitulo especial constituye la formación de nuevos recursos, en la cual hay prácticamente nula formación escolar en salud visual, muy pobre en la universitaria, en la cual las primeras causas de consulta y patología no causa de mortalidad directa, se ven desplazadas por patologías poco frecuentes y aun exóticas a ciertos medios, con un criterio clasista y especializado en el cual privilegia la exclusividad del conocimiento sobre la frecuencia, en este aspecto en distintas profesiones de salud, se ha mejorado el redireccionamiento de los sistemas de salud en las normativas de cumplimiento de requisitos mínimos esenciales y aseguramiento de calidad faltando el enlace necesario a los programas de formación preguntándonos que tipo de profesional requerimos, si enfocado desde la universidad al posgrado a sabiendas que solo un pequeño porcentaje tendrá acceso a este posgrado y la mayoría vivirá pacíficamente su vida profesional al servicio integral de una comunidad y de cual grupo se requiere la mayor extensión de conocimiento en patología por frecuencias de incidencia-prevalencia por niveles de atencion y no por taxonomías especializadas. En el campo de la formación también hay que integrar la formación en salud visual a las demás carreras médicas y paramédicas habida cuenta que el recurso especializado es insuficiente, se concentra en las urbes siguiendo el esquema especializado de acceso a equipos e insumos y acreditación profesional o supraespecialidades en que somos formados los especialistas. Valdría la pena en las políticas de salud en crear las condiciones para que el recurso especializado difunda en la sociedad. Hasta el

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