Comentario a la Política

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15. Muestra lo mismo por algunos signos. Primero por lo que vemos en los hombres y luego por lo que se decía de los dioses (n° 16). Dice pues que como la vecindad se constituyó por la multiplicación de la prole, de esto surgió que desde el principio las ciudades fueran regidas por un rey; y todavía algunos pueblos lo tienen, aun cuando cada ciudad no tenga su propio rey. Ello se debe a que las ciudades y los pueblos se constituyen por los que está sujetos al rey. Cómo este signo responda a lo dicho lo muestra por lo que añade: toda casa es regida por algún anciano, como los hijos son regidos por el padre de familia. De lo cual resulta que también toda la vecindad, que estaba constituida por los consanguíneos, se regía según el parentesco, por el principal en este aspecto, como la ciudad se rige por el rey. De ahí que Homero Odisea, IX, 14 dijera que cada uno dio la ley a su mujer y sus hijos como el rey lo hace en la ciudad. De modo que este régimen pasó de los hogares y vecindarios a las ciudades, porque los diversos vecindarios son como una ciudad dispersa en diversas partes. Por eso antiguamente los hombres habitaban dispersos por los vecindarios y no congregados en una ciudad. Es evidente, pues, que el régimen del rey sobre la ciudad o el puebio procedió del régimen del mayor en la casa o en el vecindario. 16. Propone el otro signo según lo que se decía de los dioses. Por lo dicho, todos los gentiles sostenían que sus dioses eran regidos por un rey al que blamaban Júpiter Política, III, 15. Lo decían porque hay hombres que todavía se rigen por algunos reyes, empero antiguamente casi todos se gobernaban por ellos, pues éste fue el primer régimen, como se verá. Así como los hombres ponen su semejanza en las especies de dioses, es decir en sus formas, estimando que los dioses tienen la figura de algunos hombres, así también atribuían su propia semejanza a la vida de esos dioses, a su trato, estimando que se comportaban según veían comportarse a los hombres. Ahora Aristóteles, a la manera platónica, denomina dioses a las sustancias separadas de la materia, creadas por el único y sumo Dios, y a quienes los gentiles erróneamente atribuían las formas y el comportamiento de los hombres, como lo dice en este pasaje. 17. [La comunidad que es la ciudad]. Una vez que Aristóteles determinó las comunidades ordenadas a la ciudad, ahora lo hace de la comunidad que es la ciudad misma: señala primero cómo es la comunidad de la ciudad; luego prueba que esta comunidad es natural (n° 18); y por último considera la institución de la ciudad (n° 22). Sobre lo primero muestra la condición de la ciudad en cuanto a tres aspectos. Primera, señala los componentes de la ciudad, así como el vecindario está constituido por muchas casas, la ciudad lo está por muchos vecindarios. Segundo, dice que la comunidad es una comunidad perfecta y lo prueba, dado que si la comunidad detodos los hombres ha de ordenarse a lo necesario para vivir, la comunidad perfecta será la que se ordene a que el hombre posea con suficiencia lo necesario para vivir. Tal comunidad es la ciudad. Pues compete a la noción de ciudad que en ella se encuentre todo lo que baste a la vida humana, como sucede. Esta es la razón por la que 10


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