Señoras y señores pasajeros...

Page 144

frío pampino. Detrás de nosotros veíamos unas pequeñas luces que tardaron una eternidad antes que se convirtieran en el par de focos de un camión que nos llevó de vuelta a Iquique.

Arica Ahora los planes eran volver a casa, pero yo sentía la necesidad de seguir viajando por lo menos hasta Arica donde tenía una tía que junto a su marido, eran propietarios de un emporio. Se llamaba Flora, una ex monja que había ejercido su vocación auxiliando enfermos en el Hospital de San Bernardo, hasta que un buen día el llamado terrenal pudo más que el Supremo y hubo un mozo que le robó su corazón. Se llamaba Carlos Harris Fernández, de padre inglés y de madre filipina, había llegado a Chile junto con su hermano, procedente de Filipinas. Entonces quien fuese hasta ese momento Sor María, en aras del amor, abandonó la Orden María Auxiliadora, para convertirse de nuevo en la tía Flora y unirse en matrimonio con aquel mozo venido de tan remoto país. A Miguel no le entusiasmaba para nada la idea de seguir al norte, pero cuando vio que yo estaba listo para partir, tomó su equipaje y emprendimos viaje. Ya estábamos en la última etapa después de haber caminado tanto y de haber encontrado muchos andariegos sin poder citarlos a todos en estas páginas nortinas. Andariegos por placer algunos, y otros, obligados por la miseria. Viejos aventureros de origen acomodado, otros, que abandonaron a sus esposas e hijos al no ser capaces de mantenerlos. Todos ellos, cuando la noche caía, dormían igualados bajo un techo bellamente constelado en aquel firmamento nortino. Al día siguiente arribamos a Arica al mediodía y después de haber recibido una tremenda porción de porotos en el Regimiento Rancagua, nos aprontábamos a comer en un banco de la plaza, cuando de pronto se nos acercó un hombre que con mucho sigilo y humildad, nos pidió algo de comida. Ante mi sugerencia de que podía pedir comida en el regimiento, respondió con resignada naturalidad. –A mi no me dan comida en el regimiento por ser peruano. 144


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.