Tamma Dalama El Hombre Habla año 1 N°1

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La Influencia de los Conocimientos Astronómicos en la Concepción Antropocéntrica Artículo y su Impacto Ideológico en la Edad Moderna y Contemporánea.

Tamma Dalama Año 1 Número: 1 Septiembre 2014 - Febrero 2015

ella, expuso que la vida animal y vegetal –incluida el hombre-, es producto de una “evolución” natural, en donde predomina el más fuerte por medio de la selección natural”. Fue criticado, humillado y ridiculizado por clérigos de la Iglesia Anglicana en primer lugar y por todas las demás posteriormente. Aquí, el hombre es solo una especie más en el concierto de la naturaleza… Resumiendo, sobre todo en relación a la población en general, fuera del ámbito científico, nuestra ubicación conceptual de lo que somos y de nuestro rol en el contexto universal, pasó ser del centro material a una minúscula parte en verdaderamente poco tiempo. En la figura 7, se muestra el concepto universal de Dante, es decir medieval, que estaba enraizado profundamente en nuestras creencias teológicas hasta bien entrado el siglo XX en casi todo el mundo. En él se aprecia la tierra dividida en los elementos tierra y agua, el aire, el camino al cielo pasando por el purgatorio, el lugar del infierno, los planetas, las estrellas fijas. Fue una macrovisión totalizante y monolítica. La ciencia, paulatinamente, fue filtrando su influencia en todas las esferas del saber humano, poniendo las cosas en su lugar. Hacia finales del SXIX, los científicos dedicados a la Física habían perfeccionado muchos los lentes ópticos y el manejo de los metales, y ya era posible contar con instrumentos de altísima precisión. La astronomía gozó de todos estos avances, con lo que se amplió la observación del Sol, la Luna, Mercurio, Marte, Júpiter y Saturno con algún detalle. Se conocía la existencia de Urano y Neptuno (ya más bien deducido su presencia por las variaciones de sus vecinos planetarios en sus acercamientos, y se presenciaron las primeras nebulosas dentro de nuestra Galaxia. Es de hacer notar, que en el campo de la divulgación académica, los libros dedicados a la astronomía, discuten si en la Luna es posible la vida, cosa impensable y sacrílega solo dos o tres siglos antes. Como ejemplo citamos el índice del libro de Camile Flammarion(8) -aprobado por la academia francesa- que a la letra dice: “Livre II La Lune. Chap. V. L’atmosphere de la Lune. Conditions d’habitabilité du monde lunaire. Chap. VI. La Lune est-elle habitée”, en

donde apreciamos el vivo interés que los cielos siempre han despertado en el ser humano, particularmente en relación a la pregunta “¿estamos solos?”. Ya en el Siglo XX, los avances en materia de la electricidad primero, luego la electrónica, permitieron que en los años 20, al astrónomo norteamericano Edwin Powell Hubble (1889 – 1953) abrir una nueva ventana al cosmos, en donde se multiplicó el número, tamaño y vastedad de los objetos celestes, renovando conceptos tan profundo como el tiempo y el espacio que dejaron su posición de absolutos a ser considerados ahora como relativos, es decir todo cambio. Regresando a Hubble, después de la primera guerra mundial –donde sirvió al ejército- se doctoró de Físico y en 1919 entró a trabajar en el Observatorio del Monte Wilson, que tenía el telescopio más grande del mundo. Gracias a él, se identifican como tales las primeras galaxias. El universo conocido se fracciona en galaxias independientes. Las distancias entre ellas se disparan hasta 800,000 años luz 59


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