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energético común y apostando así por la autosuficiencia gracias a la instalación fotovoltaica de su azotea. Una mezcla de motivos personales y profesionales como aquel que apuntaba quien preside el órgano nacional que los agrupa, el de dar ejemplo, ha servido a este ingeniero técnico industrial malagueño para lanzarse a la aventura del autoconsumo más puro que exista. Como él, otros profesionales participan desde hace diez años en la redacción de proyectos y puesta en marcha de instalaciones de autoconsumo, así como de producción de energía eléctrica mediante fuentes de energías renovables. Hace tan solo algunos días, el Colegio de Farmacéuticos de Madrid (COFM) anunciaba la puesta en marcha de un servicio de ahorro e implantación de medidas de ahorro energético, creado específicamente para las oficinas de farmacia, al que se le conocerá como Farmaenergía, un servicio que tal y como informan desde el COFM «es prestado por un agente energético, un profesional con los conocimientos técnicos necesarios para analizar los consumos de energía de la farmacia, su coste energético y para ofrecer alternativas a los clientes». Todo un primer paso e imprescindible para la conservación entre todos de nuestro planeta, pues como dicen desde Ecooo, «todo servicio que directa o indirectamente favorezca la eficiencia, el ahorro energético y la generación renovable contribuye al bien común». ¿Cómo se presenta el futuro? Preguntado a los expertos, el Real Decreto 900/2015 del 9 de octubre no parece resolver a corto plazo las múltiples posibilidades que ofrece el autoconsumo. «La última regulación publicada entendemos que no termina de eliminar barreras administrativas como a nosotros nos hubiera gustado y que
hubiera supuesto un lanzamiento por fin del autoconsumo, y todo ello, basándose en el sobredimensionamiento de nuestro sistema eléctrico que frena la inclusión de nuevas instalaciones generadoras», opina José A. Galdón, quien considera que la normativa que impulsara el verdadero autoconsumo debería evitar cualquier tipo de barrera administrativa y técnica que impida su desarrollo. Se trataría por tanto, de fomentarlo, de «favorecerlo». Por su parte, Juan José Del Valle, apuesta por una solución que haría extender este tipo de comportamiento sostenible, a su modo de ver, «bastante sencilla» y puesta en marcha en más de sesenta estados en todo el mundo: «se llama balance neto y consiste simplemente en recompensar el excedente mediante descuentos de factura». Así se animaría a cientos de miles de personas a aprovechar sus tejados, como en su día lo hizo el ingeniero técnico industrial Miguel Torres. «Un incentivo adicional es que haya un reconocimiento social y se anime y reconozca públicamente mediante campañas de comunicación a toda esa gente que está haciendo algo tan bueno como contribuir a la transición a un sistema energético 100 % renovable», añade el representante técnico de Ecooo. Con todo y como cualquier modelo cuyo objetivo sea el desarrollo sostenible no solo necesita del apoyo profesional, empresarial verde y de los medios de comunicación, sino también de la sociedad en general, pues debe ser consciente de los beneficios que suponen caminar hacia una transición energética real, propia de economías socialmente responsables y ambientalmente positivas, tal y como nos enseñan aquellas que en ocasiones como esta, son (mal)llamadas subdesarrolladas.
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nº 158 g noviembre-diciembre 2015
Profesiones g 39