Travel Magazine 09

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LITERATURA

es c r i to s g a u cho s Cuento: Silvio Olivari Foto: Fabián González

S

e agarra al bichito y se lo pone patas para arriba con la caparazón dando al fondo, antes se ponen brasas y luego se tapa, es importante sacarle las uñitas al tipo, siempre si hay mujeres da impresión , así que no hay que olvidarse de este paso. La cantidad de brasas abajo del quirquincho debe ser buena, después se lo tapa con una chapa y arriba van brasas de nuevo y olvidesé por casí una hora. Antes, mi viejo lo hacía en los baldes de albañil, cuando venían de chapa, eran ideales, entraba un animalito de esos, calzaba perfecto. Han contado muchas historias de los quirquinchos del cementerio viejo de Coneta y hasta dicen de uno que vieron pasar con el pedazo de un cachete de un difunto, pero yo le digo son regias macanas. Aquí cerca, atrás de estos cerros por un camino de herradura que salía en Concepción, una vez nos invitan a un asado. Desensillamos y nos sentamos a comer quirquincho, tres bichos gordos que se deshacían antes de llegar a la boca. Abajo del caparazón está lo mejor, pero no hay que abusar de esa grasa es fuerte mi amigo y siempre hay que asentar con vino sodeado, para cortar la grasa. Toda la charla iba dirigida al gringuito, como le llamaban al entrerriano, un hombrecito de cejas co-

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loradas y pecoso, matero hasta el cansancio, que había llegado de capataz a una finca, donde iban a poner algodón y al final se inclinaron por recuperar los nogales existentes, armaron un enorme gallinero e hicieron una perforación para sacar agua . A los días de su llegada lo hicieron probar empanadas de león que es como se le llama al puma que hay en estas cercanías, un bicho del tamaño de un ternero de ochenta kilos. Como los dueños de la finca habían dado el aviso que vendrían a fin de mes, el gauchito colorado había decidido salir a conocer. Pago un asado en algún bonito lugar y les doy unos mangos si me sacan a conocer un poco había dicho en el boliche, obligando a los hombres a escucharlo poniendo cabeza con cabeza. El círculo era de cinco. Ninguno tomó más de la cuenta, para salir de cabalgata con el entrerriano antes que el sol se hiciera alto. Tuvo la suerte aquel paisano, venido de un lugar tan distante a estas montañas de ver un espectáculo impresionante. La sequía había hecho estragos en el ganado, la garrapata cundía más que otros años.


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