Trapiche nº16

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Mayo 2010, Cochabamba - Bolivia

POLÍTICA

Trapiche

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El megaproyecto de la des-esperanza Crónica de Viaje por Bolivia de Nacho Arantegui

V

olvemos a estar en Riberalta, regresamos ayer de Brasil, de Porto Velho, donde conseguimos reunirnos con un personaje que ocupa el cargo de relaciones institucionales de la empresa Odebrecht1, pudimos filmar las instalaciones de la represa en el Río Madera. Nunca me había puesto enfrente de una persona que simbolizara con tanta precisión al capitalismo sin escrúpulos, era economista, hablaba de beneficios, economía global, del proyecto de las represas en los ríos amazónicos, de crear hidrovías que unan Sudamérica y salgan a los océanos para sacar las materias primas de las grandes empresas y corporaciones que pretenden explotar el suelo amazónico: minería, agronegocio (con la soja como mayor exponente), vías férreas, carreteras... Por otra parte pudimos documentar el otro punto de vista: entrevistamos al dirigente del Movimiento de Afectados por Represas de Brasil (MAB), que nos contó -entre otras cosas- que Odebrecht no está cumpliendo con las condiciones de reubicación, hay afectados y desplazados que pueden quedarse sin siquiera indemnizaciones. Estos megaproyectos intentan transnacionalizar la Amazonía, quieren la expansión sin límites de las corporaciones internacionales; el personaje sin escrúpulos cree en lo que dice, en lo que representa, cree en las cifras y no piensa en el impacto medioambiental o lo hace con gestos de cara a la galería “plantaremos árboles en todos aquellos lugares en los que nuestra actividad ya no sea necesaria”...Ya han talado árboles milenarios, matado toneladas de peces y destruido el ecosistema de ribera de miles de especies. Cuando lleguen las inundaciones por las represas el impacto será mucho mayor. El personaje sin escrúpulos no piensa en las miles de familias de ribereños, campesinos, pescadores, indígenas que serán desplazados a causa de la subida de los ríos, personas que tendrán que cambiar su sistema de vida y verán desaparecer su ubicación familiar, sustradiciones ancestrales. Y si piensa en ellos lo hace a su manera, manipulando cifras, pasando por alto a aquellas familias que no tienen título de propiedad de la tierra. Les ofrecen otras casas en otros territorios -“agrovillas”-, que nada tienen que ver con lo que tenían la verdad, sin el río que les da la vida, sin apenas tierras para sus cultivos. Otra solución que se les da es una compensación económica que no solucionará sus vidas más que por unos años, si llega, o ubicarlos en las ciudades a través de créditos de vivienda y una cantidad de dinero que, lejos de solucionar, en la mayoría de los casos destruirá sus vidas. A los indígenas, que tienen derechos ancestrales sobre las tierras, los están desuniendo para mermar sus fuerzas, nos comentan que les hacen regalos, compran a sus dirigentes. La magnitud del desastre medioambiental y social que se avecina en la amazonía es descomunal; a través del IIRSA (Integración de la Infraestructura Regional Sudamericana) se pretenden llevar a cabo más de 500

megaproyectos con el objetivo de sacar y transportar los recursos naturales y mercancías de la zona. Se están manejando cifras económicas enormes, pero gobiernos como el de Bolivia o Perú no pueden acarrear estos costes, a cambio del “progreso” se endeudarán y, en lugar de llevar la calidad de vida a la población, colmarán de beneficios a empresas como la mencionada anteriormente. Al pueblo se le presentan los megaproyectos como una necesidad de desarrollo; pero... ¿de qué desarrollo se está hablado?: de los desplazamientos masivos y de la destrucción del ecosistema en el que han convivido en relativa armonía durante generaciones y generaciones. Ahora puede que sus vidas cambien, sí, las intenciones se van clarificando, pudimos entrevistar a un concejal del Ayuntamiento de Riberalta, se le llenaba la boca al decirnos que las multinacionales llegarán a la zona pues cuando construyan la represa de Cachuela Esperanza tendrán electricidad y mano de obra barata.

En Cachuela Esperanza recogimos varias declaraciones. Una fue la de un representante del MAS que decía que la represa de ninguna manera afectaría al pueblo, que es patrimonio histórico y eso no puede pasar, a él mismo le habían mostrado el proyecto de la empresa Odebrecht y, además, conocía personalmente a los ingenieros que habían estado en Cachuela. El otro señor había estado en una reunión con miembros del gobierno y les habían informado de que la represa no iba a afectar al pueblo pero que, en caso de que lo hiciera, les construirían otras casas en otro espacio cercano. El pueblo puede que se beneficie económicamente de la construcción -algunos ya están creando las infraestructuras para acoger a los trabajadores que serán necesarios-, pero Cachuela Esperanza cambiará el rugido de sus aguas, el de la mismísima Pachamama, por el de la maquinaria infernal. Su paisaje se verá afectado considerablemente: donde antes había barcas, vegetación, restos de semillas y maderas que arrastran los valiosos ríos amazónicos, ahora predominarán los bloques de hormigón; donde anualmente surgían las playas de arena por la bajada de los ríos y que atraía no sólo a pescadores aficionados sino también a pueblos indígenas ancestrales -entre ellos los Ese Ejja- ahora surgirán enfermedades como la malaria, el paludismo, el dengue… pues se alterará todo el dinamismo de la circulación del agua, mantendrá un caudal constante. Estas cuestiones están pasando en el Brasil de Lula, se extienden por Perú, Ecuador y ahora pretenden llegar a Bolivia. De momento Evo Morales ha dado prioridad a las hidroeléctricas y a la represa de Cachuela Esperanza. Se sabe que más del 80% de la energía que genere será para vender a Brasil, que pretende ser el gigante latinoamericano. Brasil está tomando tanta influencia política y económica en Sudamérica que está arrastrando a gobiernos como el de Evo Morales a tomar decisiones como la de construir la represa de Cachuela Esperanza. Y aquí nos tendríamos que hacer la pregunta de si verdaderamente este esfuerzo merece la pena, de si no hay otras alternativas. El que debería de responder es un gobierno indigenista, defensor de la Pachamama, que se enfrenta o cede al chantaje desarrollista y neoliberal. Nuestro trabajo, en ocasiones, casi es de investigación, la información nos lleva a la implicación y esto hace que no puedas dejar de posicionarte, dan ganas de implicarse más activamente en la lucha, pero hay que medirse, hay que tener prudencia pues en un momento dado todo se puede volver en nuestra contra. Conocemos a activistas, luchadoras y luchadores incansables, líderes, dirigentes y, con ellos, compartimos información y experiencias, más que nada aprendemos muchos ejemplos de integridad, compromiso y energía. 1 Odebrecht es una empresa 100% de capital privado, están construyendo una mega-represa, la hidroeléctrica de Santo Antônio y pretenden en Cachuela Esperanza-Bolivia, además de otros megaproyectos


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