tercera, de Matemáticas- dijo con voz chulita el fauno. Los niños ganaron las tres pruebas del fauno porque en la primera, el fauno se tropezó; en la segunda, perdió porque Alejandro jugaba perfectamente al ajedrez y en los juegos de matemáticas, Laura era un genio. El fauno, desilusionado, decidió dejarles salir. Encontraron unas escaleras muy largas que les llevaban a una sala y allí volvieron a encontrarse con la anciana del autobús. Los niños sorprendidos exclamaron: - ¡Otra vez usted! - Esta vez, os ayudaré. La anciana le dio una serie de instrucciones para que pudieran salir del cementerio.
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