Texto: Gustavo Lencina
La definición meramente literaria de la palabra “puerto” nos habla de un lugar apacible donde reposar con seguridad las naves. Empero, todos sabemos que un puerto es comienzo y final de cada historia. Un punto único en el mapa de la vida y, casi siempre, un insignia de futuro. También sabemos que el futuro hace nidos, como los pájaros. La sabiduría consiste en saber anidar; elegir qué calidad de vida se desea tener. En tal sentido, estamos en condiciones de afirmar que la ciudad de Puertos, en Escobar, es un guiño del porvenir que nos señala el momento y lugar justos donde es propicio anidar. En esta nota ofrecemos las coordenadas 6
para cristalizar el hallazgo. Van a notar que alternativamente nos referiremos a Puertos como ciudad y también como proyecto. La explicación es muy simple: posee la cantidad de población estable como para que todas sus funciones se hallen plenamente activas y sin embargo es una ciudad joven, en plena formación. Todo en ella rezuma crecimiento, desarrollo. Los camiones laboriosos que no dejan de entrar y salir proveyendo materiales para las muchas obras que se llevan a cabo de manera simultánea; los retoños de árboles que bordean todas las calles; la placidez de siesta con que se mueven sus habitantes. Se percibe
cierta paz que parece prenunciar la euforia. Es que es muy sensato considerar Puertos como un sitio donde poseer una hermosa casa de fin de semana, pero inmediatamente se convierte es un lugar donde uno desearía vivir para siempre. Sin eufemismos ni exageraciones: Puertos es una ciudad del futuro, de un futuro que todos quisiéramos disfrutar. Un porvenir apacible, sustentable, cuidadoso con la naturaleza y la calidad de vida “emocional” de sus habitantes. Así lo define Carolina, nuestra anfitriona, quien se nos presenta rodeada por su equipo de colaboradores: Eli, Jessi y Juampi.
I espacio urbano
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