Orientaciones estrategicas

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De hecho, muchas de las tecnologías que hoy toman más fuerza estaban disponibles hace más de una década sólo que con costos que las hacían poco competitivas frente los modelos tradicionales de enseñanza. Pero el escenario ha cambiado: el acceso a internet es masivo (el número de usuarios ha crecido 7 veces y el tráfico total ha aumentado 519 veces entre 2000 y 2012), la velocidad y la capacidad de transmisión ha mejorado y los costos de almacenamiento de datos ha bajado radicalmente (100 veces menor en 2010 respecto de 2000). Por otra parte, los jóvenes viven hoy “conectados” y la red, además de ser una enorme fuente de información, se ha transformado en un gran espacio de conversaciones y relaciones sociales. Y junto con ello, algunas de las prácticas más masivas –como el aprendizaje en línea– han ido alcanzando cierta madurez y logros (todavía a través de ensayos híbridos), los que han contribuido a generar mayor confianza y apertura para su desarrollo. El surgimiento y rápida consolidación de la Khan Academy es quizás uno de los ejemplos más representativos de este nuevo escenario. Los horizontes para los cambios que se pueden avizorar son muy cortos. Esto se explicaría por varios factores, entre los que se cuenta el alto ritmo de cambio propio de las tecnologías digitales, el creciente interés de capitalistas de riesgo por invertir en tecnologías relacionadas con la educación, la apertura de grandes universidades a probar nuevas plataformas y la creciente preocupación por reducir costos en los sistemas educacionales que manifiestan tanto los ciudadanos como los gobiernos, además de organismos internacionales como Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) y la Organización de las Naciones Unidas para la Ciencia y la Cultura (Unesco)45. Dos tecnologías podrían, en el corto plazo, ser adoptadas de manera muy extendida en la educación superior en Estados Unidos: los tablets y los Massive Open Online Courses (MOOCs). Los buenos resultados obtenidos con modalidades de enseñanza semipresenciales y de e-learning –que han permitido elevar la oferta de formación a quienes no pueden desplazarse diariamente a las aulas y han permitido una mayor personalización de los procesos formativos– han dado paso ahora en Estados Unidos a los MOOC’s, los que comenzaron como una rama de una universidad privada, pero a muy poco andar se independizaron en empresas que tomaron a las universidades (tanto privadas como estatales) como sus clientes y socios. Entre estas se cuentan Stanford, MIT, Harvard, UC Berkeley y Princeton. Uno de los primeros hitos de esta historia fue un curso on-line de la Universidad de Stanford sobre inteligencia artificial –gratuito, pero de alto nivel– en el que, para sorpresa de la universidad y los académicos, se inscribieron más de 160 mil personas. En Atlanta, en la costa este, el Georgia Tech anunció recientemente que dictará un Master en Computer Science and Engineering además de Industrial Engineering y Medical Physics a través de otro de estos MOOCs por US$7.000, es decir, un 80% menos que el precio del programa presencial. Los contenidos del programa serán gratuitos, pero 45 La OCDE, en su informe sobre educación del año 2010 (“OECD Inspired by Technology, driven by pedagogy: a systemic approach to technology-based school innovations”), y la Unesco han marcado su atención sobre la convergencia entre altos costos de la educación superior y la aparición de nuevas tecnologías.

106 / Orientaciones Estratégicas para la Innovación: Chile en el Horizonte 2025


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