Edición Abril
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protección que brindan los brazos del maestro ejercitamos la fe. Y allí llega el oportuno socorro, que siempre estuvo ahí en medio de la tribulación. Pueden abandonarte los ¨amigos¨, seres queridos, y aun tu salud y bienestar; pero en medio de esa prueba Dios camina sosteniéndote de la mano. Lo que es seguro, saldrás purificado, más que vencedor y su gloria se mostrará en ti, su manto te cubre al igual que cubrió al salvador en esa horrenda cruz, porque no se apartó de ti. Cuando las tinieblas te arropen y no puedas ver al maestro, puedes clamar, él escuchará tu voz, no tienes que gritar tan fuerte para llamar su atención, no se quedó dormido ni está en el camino. Está justo ahí, esperando la más silente motivación que venga desde tu corazón. No esconde de ti su rostro, más bien escucha cuando a él clamas. Por: Santa Méndez
6 Deboxional 2014