ROMANOS
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dice que en el Pentecostés, cuando el espíritu santo fué derramado (33 d. de J.C.), había "ciertos visitantes de Roma" entre aquellos (pie oyeron el discurso de Pedro y el evangelio que se predicó en muchas lenguas. (Iiech. 2 : 1 0 , Góodspeed [en inglés]) Estos al volver a Roma pueden haber fundado fácilmente la primera iglesia cristiana allí. Después de eso los judíos se desparramaron por todo el imperio romano; algunos de ellos fueron cristianizados y posiblemente efectuaron una predicación adicional en Roma. Dos judíos, a quienes Pablo predicó en Corinto y que creyeron, volvieron más tarde a Roma, e indudablemente ellos pasaron a la congregación romana el mensaje tal como fué declarado por Pablo. (Hech. 18: 2 ; Rom. 16: 3) Además, parece que Pablo conocía personalmente a veintiséis miembros de la congregación en Roma; ellos transmitieron las palabras del apóstol a los cristianos allí. Probablemente así fué establecida y nutrida la congregación en la capital del sexto poder mundial. Pablo, no Pedro, fué el "apóstol de los gentiles"; Pablo, no Pedro, fué el que Cristo Jesús dijo que debía ir a Roma para dar testimonio; y Pablo, no Pedro, fué quien escribió la carta a los romanos para fortalecer su fe y protegerlos en contra del enredo en un yugo religioso de servidumbre. Pablo, y no Pedro, fué el que sintió la responsabilidad de escribirles así.—Hech. 2 3 : 1 1 ; Rom. 15:14-16. Pablo cumplió con la responsabilidad escribiendo, por mano de Tercio, una de las epístolas más apreciadas de las Escrituras griegas. Después de identificarse a sí mismo y a su apostolado, y de saludar a aquellos "llamados a ser santos" en Roma, Pablo expresa su ardiente interés en la iglesia en Roma y su deseo ferviente de visitarla. La impiedad de los hombres es condenada como inexcusable, porque, aunque el poder, eternidad y soberanía de Dios son invisibles a los hombres, se ven claramente en Sus grandiosas obras de creación. En lugar de adorar al Creador, ellos tontamente hacen dioses de cosas creadas, y se hunden cada vez más en la corrupción e iniquidad. La muerte les espera. ( 1 : 9-32) Pero si los gentiles hacen estas cosas, los judíos no deberían juzgar apresuradamente ni declarar a los