Crisis mundial Marx y Keynes Comentarios pertinentes RIieznik

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PA B L O R I E Z N I K . S O B R E

LA CRISIS MUNDIAL,

MARX

Y

KEYNES. ALGUNOS

C O M E N TA R I O S P E R T I N E N T E S

No era un oasis… Fue sólo un espejismo y demasiado costoso si se tiene en cuenta la escala monumental de los fondos aplicados en la operación para mantener en pie a la gran banca. Los datos que se mostraban para probar que la marcha hacia el abismo se había detenido e inclu‐ so revertido eran, además, engañosos. En realidad los bancos no habían salido, ni salie‐ ron todavía, de la situación de falencia, disimulada apenas por manejos de lo que se llama “contabilidad creativa” para sobreestimar el valor de activos incobrables y deva‐ luados. Por eso mismo los indicadores de la actividad económica se encontraban tam‐ bién distorsionados, del mismo modo que las ganancias corporativas que se presenta‐ ban en las cuentas nacionales. Las cifras de la economía “real”, tales como el nivel de empleo, el volumen del crédito o la inversión, para citar las más significativas, mostra‐ ban para el que quisiera verlo que no se recuperaron nunca del sacudón. Las cifras de la caída de la producción en 2009, por otra parte, están siendo recalculadas en estos momentos, revelando que habían sido subestimadas. La supuesta recuperación de la recesión a partir de la segunda mitad del año 2009 repo‐ saba, además, en el relanzamiento de una actividad especulativa enorme, con límites que rápidamente se pondrían de relieve y que, por sobre todas las cosas, reproducían el mismo mecanismo que había conducido al estallido de la llamada “burbuja” inmobilia‐ ria de 2007, cuando los precios de las viviendas comenzaron a bajar, las tasas de interés a subir y los deudores privados comenzaron a ingresar en masa a la fila de la cesación de pagos de sus hipotecas, arrastrando así a los fondos montados a caballo de estas últi‐ mas. Fue una bola de nieve que barrió todo a su paso, liquidando un negocio ficticio que se apoyaba en una hipertrofia del endeudamiento para sostener la sobreproducción de casas, edificios y urbanizaciones. Fue apenas el comienzo porque: muerta la burbuja, ¡viva la burbuja! Fue otra ola de hiperdeuda la que se creó. Pero no para rescatar a las víctimas sino a los victimarios: los bancos y compañías financieras golpeadas por el vendaval. A partir de 2008 se infló entonces un nuevo endeudamiento aunque esta vez sobre las espaldas de las finanzas públicas y también en una dimensión homérica, según los datos expuestos más arriba. Su estallido fue más rápido aún y es el terreno en el que se desenvuelve la crisis ahora, poniendo en acto la quiebra de las economías de países y regiones enteras. El caso más notorio fue el de Grecia —pero también Islandia, Irlanda y antes los países bálticos— que, desde hace más de un año, se desarrolla penosamente como la crónica de un default anunciado, que no cesa de expandirse entre las naciones integrantes del viejo continente. El default “nacional”, en los términos que acabamos de indicar, no sólo es el terreno emblemático de la nueva fase de la crisis que afecta a los eslabones más débiles de la cadena de la economía globalizada. Es el fenómeno que domina las vicisitudes de la cri‐ sis en la actualidad, urbi et orbe. Es por eso más que sintomático el hecho de que este quinto año de la crisis haya debutado con el rimbombante problema del default del gobierno norteamericano. Como es sabido, la declaración formal de cesación de pagos fue evitada formalmente con la autorización legislativa pactada entre el gobierno de Obama y los opositores del partido republicano para elevar el nivel de endeudamiento público estatal. Como, por otra parte, los Estados Unidos detentan el poder de gestión de la moneda que sigue funcionando como dinero mundial, no pocos especialistas esti‐

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