ASENTAMIENTOS EN AGENDA
INFORME SOBRE PROBLEMÁTICAS EN ASENTAMIENTOS POPULARES Y ACCIONES DE TECHO EN EL SALVADOR FRENTE AL COVID-19
ELABORADO POR TECHO EL SALVADOR Antiguo Cuscatlán, El Salvador. Junio, 2020
EQUIPO ENCUESTADOR Liderazgos comunitarios Voluntariado de TECHO
ANÁLISIS DE INFORMACIÓN Y ELABORACIÓN DE INFORME FINAL Claribel Alejandra Dimas Rubio David J. Rocha Cortez Fátima Siliézar Madrid Jeimy Valeria Huezo Cruz Verónica Montes Hernández William Pavón Espinoza
DISEÑO Y DIAGRAMACIÓN Gloria Zavaleta
FORMA RECOMENDADA DE REFERENCIA TECHO ES. (2020) Informe sobre Problemáticas en asentamientos populares y acciones de TECHO en El Salvador frente al COVID-19
JUNIO 2020 2
INFORME SOBRE POBLEMÁTICAS
Asentamientos populares y acciones de TECHO en El Salvador frente al COVID-19
Contexto
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Problemáticas
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Acceso a la vivienda
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Acceso al empleo e ingresos
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Acceso a alimentación
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Acceso a servicios básicos: agua, energía eléctrica y saneamiento
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Acceso a servicios de salud
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Acceso a servicios de educación
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Movilización y transporte
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Políticas gubernamentales
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Iniciativas comunitarias impulsadas ante la emergencia
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Alternativas de respuesta
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Acciones ante la emergencia
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Recuperación temprana
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Conclusiones
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Referencias
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CONTENIDO
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CONTEXTO La pandemia del COVID-19 nos obliga a una cuarentena donde no se puede concurrir a lugares públicos, ámbitos educativos, laborales, recreativos, deportivos o sociales. Hoy se debe quedar en casa, con restricciones de horario, distanciamiento social y movilización, tomando importantes medidas de higiene y protocolos de limpieza y seguridad. El primer caso positivo de COVID-19 fue anunciado el miércoles 18 de marzo de este año y desde el 11 de marzo que se declaró el estado de emergencia, El Salvador entró a una etapa de restricciones y medidas de prevención, que actualmente intentan paliar el aumento de contagios con el virus. A la fecha, con más de 3,200 casos confirmados y a tres meses desde la implementación de las medidas, los asentamientos populares viven una cuarentena diferente a quienes cuentan con los recursos para acatar todas las medidas, su situación de vulnerabilidad aumentó y dejó en evidencia la agudización de privaciones ya existentes en familias con importantes factores de vulnerabilidad; debido a la falta de empleo, ingresos, y la falta de otros insumos, específicamente de higiene y alimentación. Desde el inicio de la pandemia, TECHO implementó un proceso de acompañamiento y monitoreo con las comunidades, evaluando su situación e identificando las necesidades más urgentes que contribuyen a tener una cuarentena más justa, utilizando redes de apoyo para mitigar la emergencia.
Comunidades Unidas, Tepecoyo, La Libertad.
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INFORME SOBRE POBLEMÁTICAS
Asentamientos populares y acciones de TECHO en El Salvador frente al COVID-19
PROBLEMÁTICAS Según la Encuesta de Hogares de Propósitos Múltiples 2018 (Digestyc, 2018), un 28.8% del total de los hogares fue registrado en situación de pobreza multidimensional (esto equivale a 537,826 hogares en los que residen 2,247,165 personas), es decir 3 de cada 10 salvadoreños viven en situación de pobreza multidimensional, lo que equivale a el 17.1% para el área urbana y 48.9% para el área rural. Esto se ve profundizado por la precariedad y la ausencia de viviendas dignas, el hacinamiento, la falta de un trabajo formal, ingresos seguros, acceso a alimentos y servicios básicos como agua potable, es una realidad para millones de familias en el país, incluso antes de la pandemia. Sin posibilidad de acceder a una correcta dinámica de saneamiento, son los y las habitantes de las comunidades en situación de pobreza, un importante foco de riesgo y vulnerabilidad ante la emergencia. A continuación, TECHO en El Salvador presenta el informe cualitativo sobre la situación de 25 comunidades que ha monitoreando durante la emergencia, evidenciando así, la situación actual ante la pandemia. Ante lo anterior, este documento busca informar sobre la realidad de las familias más vulnerables durante este período; e invitar a la sociedad a sumarse en las acciones promovidas por la organización, que buscan dar respuesta a la situación que viven las comunidades durante esta crisis.
Problemáticas que enfrentan las comunidades ante la pandemia por el COVID-19: falta de una vivienda segura y hacinamiento.
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ACCESO A LA VIVIENDA Bajo el lema “Quédate en casa”, los gobiernos globales han impulsado una estrategia de distanciamiento social como prevención ante la propagación del COVID-19. Sin embargo, esta estrategia evidenció las desigualdades en infraestructura urbana en los países en vía de desarrollo. Para el año 2018, en el caso de El Salvador, según la Encuesta de Hogares de Propósitos Múltiples el 76.8% de familias encuestadas tenían viviendas de materiales mixtos, un 12.6% son de adobe, 6.5% de lámina metálica y 4.2% de madera, bahareque, paja, palma o materiales de desechos. La misma encuesta dice que el 40.9% de los hogares viven en hacinamiento, destaca que en las zonas rurales es donde predomina con un 57.0% y para el área urbana la encuesta registra un 31.5% de hogares viviendo en esta situación. En el caso particular de las comunidades con las que TECHO trabaja, se observó que el estado precario de las viviendas es una constante. De 45 familias que habitan la comunidad El Chilamate del Puerto de La Libertad, 35 necesitan mejoras en su vivienda; en Comunidades Unidas de Tepecoyo habitan 90 familias de las cuales 60 necesitan mejoras en su vivienda. Los factores se describen a continuación. Tomando esta última referencia, según la encuesta de Caracterización de hogares aplicada en febrero de 2020 por TECHO, se observa que hay un 60% de familias que viven en hacinamiento, sus casas tienen únicamente una habitación que sirve para usos múltiples: funciona como sala, dormitorio, comedor, etc. En promedio, en estas viviendas habitan más de tres personas. Además, las divisiones internas de la vivienda están hechas con telas (sábanas, cortinas, etc.). Del total de viviendas en Comunidades Unidas, el 100% tiene techos de lámina en mal estado, lo que produce que uno de los principales problemas sea la filtración de agua de lluvia, la lámina también tiene protagonismo en la construcción de las paredes, pues un 90% de las casas son de este material, el piso es predominantemente de tierra en un 73.3%. Las familias que habitan en las comunidades con las que trabaja TECHO no están en condiciones adecuadas para asumir las estrategias de distanciamiento social. Tras la emergencia nacional por la tormenta tropical Amanda y Cristóbal, se reportan a nivel nacional al menos 1,200 viviendas afectadas y más de 365 viviendas destruidas en totalidad. En el monitoreo que TECHO ha realizado en conjunto con 11 municipalidades, se reportan al menos 77 viviendas destruidas en totalidad y al menos 13 comunidades afectadas por inundación. La necesidad de una respuesta urgente e inmediata ante esta situación se vuelve aún más inminente, debido a la necesidad de resguardo de las familias como medida de contención y prevención de contagios por COVID - 19 (Naciones Unidas El Salvador, 2020).
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INFORME SOBRE POBLEMÁTICAS
Asentamientos populares y acciones de TECHO en El Salvador frente al COVID-19
ACCESO AL EMPLEO E INGRESOS Las políticas de cumplimiento de la cuarentena y el distanciamiento social, afectaron directamente los diferentes rubros de trabajo en el país, tanto formal como informal, al no permitir aglomeraciones y movilizaciones de personas en el país para evitar la propagación del virus. Los trabajos que podían continuar operando son aquellos relacionados a la cadena productiva de alimentos, comunicaciones, salud y ciertas instituciones gubernamentales. Las políticas de cumplimiento de la cuarentena y el distanciamiento social, afectaron directamente los diferentes rubros de trabajo en el país, tanto formal como informal, al no permitir aglomeraciones y movilizaciones de personas en el país para evitar la propagación del virus. Los trabajos que podían continuar operando son aquellos relacionados a la cadena productiva de alimentos, comunicaciones, salud y ciertas instituciones gubernamentales. Algunas empresas aplicaron medidas ante la política y enviaron a trabajar a sus colaboradores desde casa, sin embargo, esta no es la realidad de las personas de las comunidades, donde la mayoría viven de lo que ganan al día desde sus ventas ambulantes, tiendas o del trabajo del campo y solo pocas personas en las comunidades monitoreadas tienen trabajos formales ya sea de seguridad privada, supermercados, entre otros. Por ejemplo, en la comunidad El Chilamate, del Puerto de La Libertad, del total de la población económicamente activa solo el 8% tenía un empleo formal y, durante la cuarentena, de ese porcentaje el 80% ha perdido su empleo. Según las comunidades monitoreadas, entre el 70 y 95% de las familias se dedican al sector informal o trabajo por temporada, desde el inicio de la cuarentena el 76% ya se veía afectado, sin trabajo y falta de ingresos; “La mayoría no se encuentra trabajando. A quienes tienen trabajo fijo les han mencionado que les van a reconocer algo pero a las personas que trabajan en el campo no les pueden reconocer nada”, comenta Erick Rivera, líder de la comunidad La Aguja del Puerto de La Libertad. Otra medida mencionada por el Ejecutivo fue que las empresas no podían despedir a sus colaboradores durante la cuarentena, pero una situación que se ha presentado de manera recurrente en las comunidades es que se les ha enviado a descansar a casa sin goce de sueldo. Esta realidad reduce los posibles ingresos de las familias de La Aguja ocasionando el acceso limitado de alimentación e insumos para la prevención ante la pandemia y otros servicios de primera necesidad.
Comunidad El Llano, Metapán, Santa Ana
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ACCESO A ALIMENTACIÓN La imprevista cuarentena domiciliar tomó a las comunidades del país sin ningún ahorro y con pocos alimentos, ya que las familias se abastecen día a día de la tienda cercana a sus hogares. El endurecimiento de las medidas sanitarias, como el distanciamiento social y la restricción de movilización, afectó más la situación de miles de hogares cuya única fuente de ingresos provenía del sector informal. En ese sentido, y ante el corte de su única fuente de ingresos, las condiciones de vulnerabilidad preexistentes en las comunidades y la urgencia de la situación sanitaria, aumentó la incertidumbre alimentaria y generó un estado de alarma para muchas familias que ya vivían en condiciones de precariedad. En el 100% de las comunidades monitoreadas se vive un estado constante de preocupación y tensión por no poder costear los alimentos necesarios, el desabastecimiento de tiendas dentro de la comunidad y la baja, en algunas ocasiones nula, respuesta de las alcaldías por falta de recursos. Varias familias manifiestan que cuentan con sus propias cosechas de maíz, frijol y algunos árboles frutales, además de motivar el intercambio y comercio interno de granos básicos a un menor precio que en los supermercados; también se ha generado, una red de apoyo entre los mismos vecinos donde han surgido iniciativas de alimentación comunitaria, como preparación de tamales y pupusas para suplir un tiempo de comida, sin embargo, esto se vuelve insuficiente frente a la creciente necesidad e incertidumbre. En palabras de Guadalupe, líder de la comunidad La Agujita, Puerto de La Libertad, “La comunidad se encuentra paralizada laboralmente, y en cuanto a los alimentos estamos racionándolos y compartiendolos, pero hay varias personas que salen a rebuscarse, porque si no trabajan no comen. Sin embargo, la mayoría de las familias están acatando las indicaciones y están de acuerdo con ellas”. También se ha presentado un incremento en el precio de la canasta básica, según el monitoreo de precios del Ministerio de Agricultura y Ganadería, las hortalizas reportaron una inflación del 5% en el primer trimestre. Los granos básicos mantenían precios bajos y estables debido a la reciente época de cosecha; sin embargo, las compras masivas en el marco de la emergencia han generado incrementos inusuales. (Naciones Unidas El Salvador, 2020) A dos meses de cuarentena, son aproximadamente 1,043 familias con precariedad de alimentos, en las cuáles existen 395 adultos mayores. Se estima que tras los efectos de la tormenta tropical Amanda y Cristóbal, sucedidos en junio de este año, se reporta que a nivel nacional más de 8.000 manzanas de maíz han sufrido anegamiento a causa de las lluvias y se calcula que 350.00 mil personas (80.000 familias) podrán entrar en situación de inseguridad alimentaria. (Naciones Unidas El Salvador, 2020)
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ACCESO A SERVICIOS BÁSICOS: AGUA, ENERGÍA ELÉCTRICA Y SANEAMIENTO Es conocido que en los asentamientos populares el acceso a los servicios básicos de agua, energía eléctrica y saneamiento son limitados, esta realidad se expuso en la cuarentena a pesar de ser una realidad que ha estado latente en las comunidades desde antes del COVID-19; el no poseer estos servicios básicos, además de aumentar la vulnerabilidad a posibles contagios, no permite el buen cumplimiento de las medidas sanitarias, que se deben llevar a cabo. Con respecto al los servicios de agua, el 24% de las comunidades monitoreadas reportan irregularidades en el servicio y líquido no potable. Algunas de las comunidades dicen estar muy preocupadas por la falta de agua y por el alza en el precio. “La única pipa que nos vende agua el barril está costando $3, cuando generalmente cuesta $1.50” menciona Dora Martinez, lideresa de la comunidad Los Amates, en Santa Tecla. Las familias en las comunidades no cuentan con soluciones óptimas de saneamiento, muchas de ellas comparten letrinas entre vecinos y otras no tienen ninguna solución domiciliar, por lo tanto para poder lavarse las manos e ir al baño deben salir de sus hogares porque la letrina no se encuentra cercana a su hogar, o hacen uso de rio para suministrar el agua. En la comunidad El Chilamate, del Puerto de la Libertad, el 93% de las familias no cuentan con una solución de saneamiento adecuada e higiénica, lo que aumenta el riesgo de contraer enfermedades. En cuanto al servicio de energía eléctrica, el 16% de dichas comunidades reportan acceso irregular a este. “No todas las familias cuentan con electricidad”, manifiesta Antonio Alfaro, líder de la comunidad Las Margaritas, en Tepecoyo, y en la comunidad Los Lotes, en el Puerto de La Libertad, el 24% de las familias no tienen acceso al servicio eléctrico, por ende las posibilidades de mantenerse informado por medio de televisión, radio u otro aparato electrónico son reducidas, además de ser una grave limitante para desarrollar de manera normal sus actividades cotidianas y la de sus hijos e hijas y así generando una inseguridad en las comunidades al no poseer energía eléctrica lo cual les permite suplir la necesidad de comunicarse sin salir. Comunidad La Agujita, La Libertad
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ACCESO A SERVICIOS DE SALUD Al inicio de la cuarentena el 100% de las comunidades monitoreadas reportaron no tener los insumos de higiene necesarios (gel antibacterial, mascarillas, guantes, etc.), esto debido a que la mayoría de familias no cuentan con los recursos y acceso cercano a tiendas para adquirir estos productos, también porque durante la primera semana de cuarentena varias despensas y farmacias se vieron totalmente desabastecidas. Así manifestó Reyna, lideresa de la comunidad El Chilamate, en Puerto de La Libertad: “hay desabastecimiento de mascarillas, alcohol gel e igual no tenemos la economía para comprar”. El acceso a los centros de salud se ha dificultado; desde antes de la pandemia, esto ya representaba un problema grande para las comunidades, ya que normalmente para acceder al centro de salud más cercano tienen que recorrer largas distancias de aproximadamente 7 a 12 km ó alrededor de 2 horas desde la comunidad hasta el centro de salud. Hasta la fecha de cierre de este documento, ninguna comunidad ha reportado casos positivos de COVID-19 y algunas comunidades reciben visitas del personal de salud, sin embargo, hay personas que padecen enfermedades crónicas. Entre los principales padecimientos infantiles están los estomacales y gripe común, en el caso de los adultos mayores son la hipertensión y la diabetes. Además del coronavirus y los padecimientos mencionados anteriormente, las comunidades también están expuestas al dengue y chikungunya. Por otra parte, varias personas se han visto obligadas a suspender sus tratamientos hospitalarios por temor a contraer el virus en los centros de salud.
ACCESO AL SERVICIOS DE EDUCACIÓN La primera medida de prevención fue la suspensión de las clases a nivel nacional para evitar el contagio y la expansión del COVID-19. Las instituciones educativas tomaron la decisión de continuar el año escolar a través de clases online. Esto ha tenido impactos diversos en las familias de las comunidades monitoreadas; niñas, niños y adultos se ven involucrados en las tareas educativas. Los procesos pedagógicos se han trasladado a plataformas virtuales y mediados por la tecnología. Mirna Alas, lideresa comunitaria de El Tanque, Antiguo Cuscatlán, expresa que “los niños como que ya se están desesperando, ya no aguantan por salir y hay muchos que se estresan al igual que los papás. Aparte de eso que les mandan tareas y tienen que imprimirlas y muchos no tienen para una impresión. No todos tienen internet en sus casas, tampoco tienen celular. Creo que esto está perjudicando a los niños”.
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Guadalupe Navarro, de la comunidad La Agujita, expresa que “niños no se ven en la calle, la mayoría en sus casas. Algunos estudian otros no entienden y otros no pueden por el internet. Algunos padres de familia piensan no enviarlos hasta el próximo, otros no tienen donde recibir la clase, en fin”. Por otra parte, la lideresa Guadalupe de Arias, de Santa Lucía en San Julián expone que la niñez está estresada por la carga de tareas que les mandan pero que “es nuestro deber como padres de familia apoyar a nuestros hijos a no dejar que ellos pasen solos sentados escribiendo, hacerlos que un rato estudien y otro rato se entretengan en otra cosa”. Guadalupe expone las estrategias que como padres han asumido, entre las que sobresalen: el uso del celular, dictarles a los niños las tareas del pdf y utilizar internet móvil a través de recargas telefónicas, esto último genera un gasto extra en la economía familiar al depender del internet para continuar con las clases. Al final señala la importancia de las actividades lúdico-pedagógicas que TECHO ha implementado en la comunidad, afirmando que “cuando ustedes venían los sábados los niños los esperaban con gran emoción, igual cuando los sacaban de la comunidad y los llevaban a algún juego de recreación. Los niños de la comunidad los quieren mucho”.
MOVILIZACIÓN Y TRANSPORTE En el marco de la Emergencia Nacional por COVID-19 la movilidad de las familias ha disminuido. En el contexto salvadoreño las restricciones de movilidad han ido en aumento hasta llegar a paralizar el transporte público en los departamentos, municipios y ciudades. Es importante señalar que las comunidades monitoreadas acataron las medidas del gobierno central, ya que no hay personas detenidas por infringir la cuarentena y tampoco hay casos positivos a COVID-19. Sin embargo, debido a la falta de accesos a comida y agua potable, sumada las distancias lejanas de fuentes que provean las mismas, las familias se han visto en la obligación de movilizarse. En el caso de la comunidad La Aguja, en Puerto de La Libertad, algunas personas deben movilizarse a pie, caminando durante una hora en un espacio de cinco kilómetros para acceder a un centro de salud. Las familias han diseñado estrategias internas y colectivas para movilizarse, por ejemplo, en la comunidad Los Lotes, de Puerto de La Libertad, uno de los vecinos ha puesto a disposición su pick up para mover a las personas. En otras comunidades como La Agujita, del mismo municipio, algunas familias tienen la fuente de agua a ½ km de distancia por lo que se movilizan caminando.
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POLÍTICAS GUBERNAMENTALES Desde enero del año 2020, cuando se conoció que el COVID-19 era una amenaza a nivel global, el gobierno inició la aplicación de medidas para prevenir los contagios. El Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social (MINSAL) declaró una emergencia sanitaria a nivel nacional el 11 de marzo, donde se estableció que habrían centros de contención para personas que estuvieron en el extranjero y medidas restrictivas en escuelas, colegios, universidades y lugares donde exista aglomeración de personas.
cruce de indicadores o base de datos como hogares que consuman menos de 250 kilowatt por hora, no posean Seguro Social, reciban subsidios de gas y/o sean afectadas por la pérdida de su trabajo de manera temporal o permanente por la medida de cuarentena domiciliar (Naciones Unidas El Salvador, 2020). Sin embargo este bono no logró cubrir a la mayoría de las familias que viven en situación de pobreza en las comunidades que TECHO monitorea.
A partir de ese momento se empiezan a anunciar medidas económicas y sanitarias para actuar contra el virus. En El Salvador, cerca del 70% de la población labora en el sector informal y el 32% viven en situación de pobreza con acceso restringido hacia educación, alimentación y vivienda (Fusades, 2017).
Desde la organización se mantuvo una comunicación constante con las comunidades, reconociendo que el bono solo benefició a pocas familias en cada comunidad. Entre las comunidades más críticas estuvieron: Los Lotes donde solo un 13, 85% de los habitantes recibieron este bono, comunidad La Ceiba un 17,07% y la comunidad La Aguja donde solo un 28,42% recibieron el bono. En las comunidades donde hubo más beneficiados, este dato no sobrepasa el 48% de los hogares, es decir, no logra llegar hacia toda la comunidad.
Por tanto, el Ministro de Hacienda lanzó las primeras medidas económicas para proceder durante la cuarentena. Se anunció la suspensión por tres meses del pago de agua, luz, internet, pago de préstamos y bancos, así como la decisión de apoyar económicamente con un bono de US$300 a las familias afectadas y con mayores necesidades. Junto a estas medidas se anunció que El Salvador entraría en Estado de Excepción el 15 de marzo, el 22 de marzo comenzó la cuarentena domiciliar obligatoria. A partir del 29 de marzo, el Gobierno inició la entrega del bono económico de $300 como medida de contingencia, en la cual se beneficiarán por un mes alrededor de 1.5 millones de familias. Los hogares beneficiados se elegirían mediante un
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INICIATIVAS COMUNITARIAS IMPULSADAS ANTE LA EMERGENCIA En cuanto a las iniciativas comunitarias, los pobladores de las comunidades han sido proactivos en tomar sus propias medidas preventivas, reconocen que en lo económico hay un gran impacto debido a que las personas se sostienen de trabajos informales o son trabajadores del campo. Debido a esto, algunas de las comunidades comparten sus alimentos entre vecinos y ha predominado un liderazgo estable por las personas que conforman la ADESCO para el cuidado y protección de la comunidad. Algunas juntas directivas establecieron cordones sanitarios e informaron a las personas sobre cómo prevenir el virus yendo casa por casa.
correspondientes para salir colocando carteles en puntos principales de la comunidad. La higienización es parte esencial para combatir el virus, en la comunidad Los Lotes las familias de la comunidad se aconsejaron entre sí sobre las medidas de prevención y la preparación de mezcla de lejía y agua, haciendo uso de sus mismas bombas e instrumentos de agricultura para rociar cuando entren a sus casas y a la comunidad. En otros casos, como la comunidad El Tanque, en Antiguo Cuscatlán, los/as vecinos/as se organizaron para activar un sistema de higienización que se aplica al entrar a la comunidad, permitiendo que proveedores de alimentos, bebidas, energía eléctrica, entre otros, así como las personas que deben salir para abastecerse de alimentos y medicamentos, lo hagan sin suponer un riesgo de contagio para las familias.
También hay una movilización y una actuación por parte de los vecinos para establecer redes y trabajar de la mano para buscar donantes. Ejemplo de esta medida es la comunidad La Aguja, donde los pobladores se han movilizado para compartir alimentos, han contactado con diferentes organizaciones, crearon su propio cordón sanitario y preparan un tiempo de comida para los vecinos que se han visto más afectados en la comunidad. El agua es uno de los principales desafíos que tienen las comunidades, puesto que el acceso no es garantizado. Aún así, los/ as pobladores/as de las comunidades han buscado las maneras para informarse y repartir el jabón/lejía para lavarse las manos. La comunidad La Agujita reforzó las tuberías para abastecerse de agua al iniciar la emergencia y evitar quedarse sin este suministro para la prevención. Además de esta iniciativa, informaron a las personas de la comunidad los días
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ALTERNATIVAS DE RESPUESTA
Desde el inicio de la cuarentena, TECHO da un seguimiento completo a las comunidades, monitoreando aspectos como la vivienda, energía eléctrica, acceso al agua, infraestructura comunitaria, iniciativas locales, salud, seguridad alimentaria, entre otros. Con esta información se identificaron las necesidades más urgentes de cada comunidad, priorizando a las familias en mayor situación de vulnerabilidad y se definieron dos líneas de respuesta: acciones ante la emergencia y recuperación temprana.
ACCIONES ANTE LA EMERGENCIA A inicios de abril se realizó el lanzamiento de una campaña de emergencia para recaudar fondos que contribuyó a disminuir la vulnerabilidad de los asentamientos frente a la crisis del COVID-19. Esta campaña llamada “Unidos por El Salvador” fue difundida en redes sociales y consistió en la recaudación monetaria y en especies para la compra de kits alimenticios y productos esenciales para las familias más afectadas. Al 10 de junio se han entregado 1,185 kits para las familias afectadas frente a la crisis del COVID-19 y Tormenta Amanda y Cristóbal. Estos kits de alimentación incluyen insumos de primera necesidad (alimentos), granos básicos y artículos de higiene. Cada kit contiene los insumos básicos para una familia de 4 a 5 miembros, con una duración de 30 días, para que la familia pueda tener mejores condiciones durante la cuarentena.
Fotografía: Campaña Unidos por El Salvador
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También se continúa con la gestión constante de donaciones en especie que suplan necesidades de alimentación y artículos de higiene a las comunidades con el apoyo de diferentes empresas e individuos.
Fotografía: Entrega de 30 fardos de agua y 200 mascarillas a comunidad La Agujita
RECUPERACIÓN TEMPRANA Las medidas para prevenir el coronavirus incluyen el distanciamiento social, el lavado de manos y quedarse en casa. ¿Qué pasa si las familias no tienen agua, no cuentan con dos metros para distanciarse? ¿Qué sucede si no tienen casa? Son algunas de las preguntas que TECHO se realizó en relación a las privaciones antes mencionadas en los asentamientos que viven en alta situación de vulnerabilidad en el país. En la actualidad 3 de cada 10 salvadoreños viven en situación de pobreza multidimensional, lo que equivale al 17.1% para el área urbana y 48.9% para el área rural. Así mismo, temáticas centrales de país como el aumento de la pobreza, el desempleo, seguridad, delincuencia, salud y salubridad son condiciones que se encuentran asociadas a la precariedad del hábitat. Esto se ve profundizado por la precariedad y la ausencia de viviendas dignas, donde el hacinamiento es un tema central. En el país, hasta 2018 (Digestyc, 2018) se reportaba un déficit habitacional del 91%, en donde el 16% hacía referencia a un déficit cuantitativo (familias sin hogar) y cualitativo del 75%.
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Más del 50% de la población urbana se encuentra viviendo en 2,508 asentamiento urbanos precarios, en donde existen un total de 495,981 hogares concentrados en el Área Metropolitana de San Salvador (AMSS) y urbana occidental del país. Dejando en evidencia la urgencia por asegurar un compromiso político para el desarrollo urbano sostenible para combatir la pobreza. TECHO continúa el apoyo a las familias altamente vulnerables por la pandemia. Es por ello que se proponen proyectos de recuperación temprana ante la emergencia vivida en la actualidad, enfocándose en dar respuesta mediante la construcción de viviendas de emergencia, vivienda semipermanente y permanente, así como en iniciativas para el mejoramiento de infraestructura comunitaria y familiar adecuada que mejore el acceso al agua, saneamiento y ayude a prevenir COVID-19 y otras enfermedades; iniciativas de desarrollo económico productivo, mejoramiento de infraestructura escolar y capacitaciones para el fortalecimiento de prácticas adaptativas sobre medidas de prevención, higiene y saneamiento.
Propuesta de baño ecológico | 1.10 x 1.50 mts
Capacitación a niñez sobre agua, higiene y saneamiento (Proyecto WASH).
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Vivienda de emergencia | 18 m2
Vivienda semipermanente | 25 m2
Vivienda permanente | 36m2 o 40m2
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CONCLUSIONES Con los testimonios y datos expuestos en el informe se revela que la pandemia deja en exposición las diferentes privaciones y realidades que viven miles de familias en los asentamientos populares de El Salvador. Se evidenció que la falta de servicios básicos aumenta la vulnerabilidad de las personas en los asentamientos, exponiéndose a un mayor riesgo de contagio al no contar con los insumos necesarios para la prevención, infraestructura adecuada e higiénica para batallar ante la pandemia.
solidaridad, que ha demostrado una vez más la resiliencia ante la adversidad y la gran capacidad organizativa y comunitaria que a lo largo de los años les permite superar obstáculos, acceder a servicios y construir acciones resilientes para cada familia. Siendo el rol de los liderazgos comunitarios y el fortalecimiento de sus capacidades un factor de suma importancia, para el desarrollo de acciones de respuesta ante emergencias, por lo que invertir de manera anticipada en la generación de capacidades comunitarias se vuelve un factor fundamental.
La cuarentena no es igual para todos/as, miles de familias actualmente continúan habitando en viviendas de lámina en condiciones vulnerables, precarias y en hacinamiento. Esto demuestra la enorme brecha existente y las privaciones sociales y económicas que están presentes en al menos el 28.8% por ciento de la población salvadoreña.
Es importante la participación de la sociedad civil y las diferentes organizaciones para la búsqueda de iniciativas y acciones que aporten a las comunidades y se transformen para visibilizar las diferentes realidades que se viven en El Salvador. Para TECHO, la meta es que las familias de las comunidades tengan las oportunidades justas, acceso a una vivienda digna y mejora del hábitat, trabajando en conjunto con los y las pobladores, el voluntariado y organizaciones aliadas.
Con respecto a las políticas gubernamentales, es evidente la necesidad de adecuarlas a la realidad que viven las familias en situación de pobreza para que sean implementadas con efectividad. La consecuencia de esto es que históricamente las comunidades se han visto privadas del acceso a los servicios básicos y otros derechos humanos, mostrando que hay una clara precariedad en cuanto a las oportunidades que tienen las comunidades. Las iniciativas dentro de las comunidades han sido muchas, dentro de las cuales destacan la limpieza de calles, higienización de espacios públicos, gestión y entrega de productos de limpieza e higiene, preparación de comidas comunitarias, visitas casa por casa y más muestras de genuina
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REFERENCIAS
COMUNIDADES MONITOREADAS Y REFERENTES COMUNITARIOS 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. 10. 11. 12. 13. 14. 15. 16. 17. 18. 19. 20. 21. 22. 23. 24. 25.
La Agujita, Puerto de la Libertad, Guadalupe Navarro y Tomasa de Molina La Ceiba, Puerto de la Libertad, Guadalupe Navarro y Tomasa de Molina Varsovia, Puerto de la Libertad, Guadalupe Navarro y Tomasa de Molina1 Los Lotes, Puerto de la Libertad, Rosa López El Chilamate, Puerto de la Libertad, Reyna Villanueva La Aguja, Puerto de la Libertad, Blanca Rivera y Erick Rivera Boca Poza, Puerto de la Libertad, Víctor Martínez El Progreso, Zaragoza, Berta Alvarenga Buena Vista, Zaragoza, Ernestina Amaya Renderos Villa Venecia, Soyapango, Sandra Pérez Las Margaritas, Tepecoyo, Antonio Alfaro y Michelle Alfaro Comunidades Unidas, Tepecoyo, Moisés Martell y Dennis Coto Los Amates, Comasagua, Dora Martínez, Mauricio Iraheta y Leónidas Pérez Altos del Matazano, Santa Tecla, Gumercinda Orellana Cruz Altos de San Nicolas, San Salvador, Rigoberto Hernández y Claudia Ortiz El Tanque, Antigua Cuscatlán, Mirna Alas El Trébol, Santa Tecla, Walter Cisneros Santa Lucía, San Julián, Guadalupe Rivera Tutunichapa I, San Salvador, Ricardo Portillo Atonal, San Salvador, Elsy Ramirez Santa Fé, San Salvador, Francisco Candray La Asunción, San Salvador, Jaime Vásquez El Llano, Metapán, Juan Pastor Recinos La Montaña, San Luis Talpa, Rosa Lety Mejía Andino Portezuelo, Juayúa, Juan Pablo López
1. Estas tres comunidades son monitoreadas por la mismas referentes comunitarias.
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INFORME SOBRE POBLEMĂ TICAS
Asentamientos populares y acciones de TECHO en El Salvador frente al COVID-19
Entrega de kits solidarios en diversas comunidades durante la emergencia por el COVID-19.
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