El artista tuvo que superar la transición del muralismo al modernismo que vivían las artes plásticas mexicanas en esa época y la poca difusión que había en el campo de la escultura. Fue hasta mediados de la década de los cincuenta -con la creciente apertura de las galerías privadas y el deslinde de los artistas locales del movimiento muralista-, que la obra de Goeritz empezó a llamar la atención de los arquitectos más destacados de su época. Central en el pensamiento de Mathias es el concepto de una arquitectura emocional, entendida como una reacción crítica al funcionalismo impuesto en México desde los años veinte, constituido como un estilo uniforme que utilizaba el hierro, el acero, el vidrio y el cemento, limitándose formalmente a cumplir el objetivo de la edificación, visto así como moderno y progresista.
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La escultura representa un ave con las alas abiertas a punto de tomar el vuelo y guarda una relación con su entorno inmediato, un diálogo con el espacio y una significación con el transeúnte generada por sus proporciones y el vacío de construcciones alrededor. Somos afortunados al contar con una obra de arte de esta magnitud y un referente que nos recuerda la importancia de sensibilizar nuestro espíritu y provocar emociones, así como el espacio que nos pertenece a todos, como colectividad. Estamos a tiempo de recuperar los vínculos y significado de Goertiz con el “Pájaro de Fuego “y el sentimiento de pertenencia de nuestra comunidad.
Goeritz se pronunció en contra de la despersonalización de la arquitectura y de los intentos por reducirla a cumplir una sola función, ésta debería mover el espíritu y la sensibilidad y debía lograrse evitando las líneas rectas, la simetría, el espacio racionalmente dividido. Sus textos se remiten constantemente al “experimento” que vincula con actitud de búsqueda, prueba, innovación y rechazo a establecer verdades absolutas. Entre 1956 y 1957, en colaboración con el Arq. Luis Barragán, Goeritz realizó la escultura urbana “Pájaro de Fuego”, en la confluencia de las avenidas Arcos e Inglaterra que, junto con la fuente de la glorieta de Arcos y Av. Niños Héroes, marcaban el acceso al fraccionamiento Jardines del Bosque. Una pieza realizada en concreto armado, que originalmente era de color rojo bermellón.
PÁJARO DE FUEGO