Septiembre 2019

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Berriozartarras en san fermín | 15

experiencia en primera persona Entré por primera vez en FCC hace bastantes años, compaginando en aquel entonces mi estudios en la universidad con mi trabajo como monitora deportiva. Alrededor de cinco años me situaron en la brigada del encierro, lo cual me encantaba porque era una de las más cañeras, más duras y me encanta la actividad física . Me gustaba como la gente desde los balcones de la calle Estafeta Algunos de los vecinos de la brigada de limpieza. aplaudía a nuestro paso, alabando y reconociendo nuestro trabajo, me hacía mucha ilusión dejar inmaculados esos suelos que detrás de nosotros pisarían los astados. Coincido con David, Lucky y Óscar en que unos de los valores más importantes que te llevas es el compañerismo y aprender a trabajar en equipo, haces amigos e incluso con los que fueron mis jefes mantengo el contacto de amistad. Lo que más me costaba era superar mi miedo, esa especie de claustrofobia que sentía dentro de la Plaza del Ayuntamiento, no veía más que a gigantes extranjeros y tenía que pasar para poder limpiar haciéndome hueco entre ellos. Varios kilos perdía esos días por la tensión,

Pasó en San Fermín Texto: Marian Baos (Momufela) • Fotos: Iñaki Vergara Pérez

mis compañeros me ayudaban flanqueándome entre ellos y abriéndose paso con las sopladoras, éramos como los “Cazafantasmas”. En esos años que todavía estaba permitida la entrada de vidrio al chupinazo lo más duro era trabajar viendo botellas volar y tu temiendo por tu seguridad, pero tras superar todo eso, el apoyo y respeto que recibíamos de la gente compensaba todo ese malestar y, como comentaba David, vives más de cerca los sanfermines, ya que estás en el encierro, en la procesión , en los bares de lo viejo… y no te pierdes ningún festejo aunque sea detrás de una escoba. Hace tres años volví, y esta vez me tocó en la brigada de las barracas, lo bueno es que me hice amiga de todos los barraqueros y algún viaje gratis me salió. Sustituí las bolsas de basura repletas de vidrio que tuve que cargar años atrás en el encierro, por kilos y kilos de boletos de la tómbola Antojitos, y por churros y patatas. Anécdotas tengo muchas para contar desde que te roben las escobas algunos borrachos, otros que te ayuden a limpiar, como el tener que rescatar a un chico borracho, dormido en el túnel del terror, ¡vaya susto se hubiera llevado si se despierta y lo primero que ve es al muñeco diabólico! Debo decir que año tras año las cosas van mejorando mucho, se nota la prohibición de la entrada de vidrio en el Ayuntamiento, nos ahorra mucho trabajo. Las máquinas han evolucionado y las barredoras de ahora, por ejemplo, nos son de gran ayuda ya que reducen el esfuerzo, lo que tardábamos media hora en barrer, la máquina lo recoge en cuestión de segundos. En fin trabajar en San Fermín, no está nada mal, la prueba es que la mayoría repetimos año tras año y mi consejo si en alguna ocasión te toca barrer es que hagas lo que en el libro Momo de Michael Ende, hacía Beppo el barrendero, no mirar al final de la calle todo lo que te queda sino ir paso a paso, barrida a barrida disfrutando del camino.


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