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From Madrid to Hollywood
Los valores del rock, la contracultura y la improvisación musical Hace poco más de 50 años se inició uno de los movimientos más importantes del siglo XX: la revolución de la contracultura, el movimiento hippie y del rock, que ha marcado un antes y un después en nuestra forma de relacionarnos como sociedad. Una revolución que, a pesar de la mala fama que adquirió por culpa de los excesos en los que degeneró (por una asunción de la libertad entendida como libertinaje), también y sobre todo, nos ayudó a recuperar valores que se habían perdido en la oscuridad de las guerras que acontecieron tras las revoluciones liberales de los siglos XVIII y XIX. Iniciada en gran parte como protesta por la Guerra de Vietnam, tuvo su auge con festivales como el Summer Of Love (1967), el Monterey Pop Festival (1967), el Festival de Woodstock (1969) o el Concierto para Bangladesh (1971) organizado por George Harrison y Ravi Shankar, uno de los primeros festivales benéficos de la historia. Algunos artistas que abanderaron estos valores fueron The Beatles, con Lennon
y Harrison como promotores del orientalismo y la paz entre culturas; Janis Joplin reivindicando los derechos de la mujer; Jimi Hendrix, Miles Davis o Carlos Santana reivindicando la dignidad de las comunidades indígenas americanas y africanas; o Frank Zappa y David Bowie, pioneros del frikismo y el glam rock, reivindicando la libertad de expresión. Gracias también al impulso del individualismo, preconizado tiempo atrás por autores como Hermann Hesse, Ayn Rand, Krishnamurti o Erich Fromm, el blues, el jazz y el rock devolvieron el foco al intérprete y a la forma originaria en que se inventó la música: la improvisación, que, si bien nunca dejó de existir en estilos menos populares entonces
como el flamenco o la música india, pudo volver a hacerse universal y popular gracias a todos estos movimientos culturales. Es pues en las jam sessions, o sesiones de improvisación, donde volvimos a recuperar la esencia de la música como evento social y participativo. Y, aunque en sus comienzos eran sesiones aptas sólo para músic@s de élite, hoy podemos encontrar jams para todos los públicos en numerosos pubs de conciertos, donde las personas que saben defenderse dignamente con un instrumento, sin llegar al virtuosismo, pueden realmente compartir y disfrutar juntas de la música. n Santiago Pigmalión
Pionero del Coaching Musical y Director de FMTH
www.fmth.es